Este filme se basa en la historia real del viaje emprendido por Donald Crowhurst el 31 de octubre de 1968 y del que este año se celebra el 50 aniversario.
Un capitán intrépido o loco
El realizador ganador de un Oscar por el documental “Man on the wire” y responsable de la plomiza “La teoría del todo”, donde profundizaba en la vida del astrofísico Stephen Hawking, ahora regresa a nuestras vidas con otra historia basada en hechos reales protagonizados por un personaje cuanto menos curioso. Se trata de Donald Crowhurst, que en 1968 tuvo un sueño: «convertirse en la persona más rápida en circunnavegar el globo en solitario y sin escalas». Para ello se inscribe en la regata organizada por el Sunday Times Golden Globe. Obviamente, como no es rico, acaba empeñando su casa y el negocio familiar para sufragar los gastos derivados de la construcción de un trimarán, el Teignmouth Electron. Poco después de zarpar, con las primeras tormentas, Donald se da cuenta que el barco no estaba listo y que si regresa lo perderá todo, por ese motivo sigue adelante. Tras tener una vía de agua, decide parar arreglarla e inventarse el recorrido, mientras espera en medio del océano a que pase el resto de competidores. Poco a poco irá perdiendo la cabeza, porque con lo que no contaba era con el obstáculo más duro de todos, la soledad.
La dura soledad
Scott Z. Burns, guionista de grandes películas realizadas por Steven Shodenberg como “Contagio”, “¡El soplón!” o “Efectos secundarios”, explora la figura de este perdedor para ofrecernos una tragedia en toda regla. El error fatal de Crowhurst es ansiar vivir grandes aventuras, convertirse en un capitán intrépido, obviar los riesgos poniendo en peligro no sólo su persona, sino el futuro de su mujer e hijos. Todo ello acabará con la destrucción del héroe en su constante huida hacia delante. Una vez más, los títulos imaginativos de los creativos de marketing de las distribuidoras alteran el sentido profundo del relato. En este caso, Marsh optó por titular su trabajo “The Mercy”, que podríamos traducir como «Piedad» o «Misericordia». Obviamente, se adapta mucho más a lo que ambos profesionales nos quieren contar. Burns se acerca a la figura de Crowhurst sin prejuzgarle, haciendo un profundo ejercicio de empatía para poder comprender las motivaciones últimas de este personaje que ansía aventuras y fama. De ahí que sienta cierta misericordia por la figura de Crowhurst, que fue víctima de su arrogancia y de los medios de comunicación, que de la misma manera que lo auparon a los altares del Olimpo, lo tiraron al barro terrenal. También es consciente que el mar y la soledad no son buenas compañeras, máxime cuando te tienes que enfrentar a las fuerzas de la naturaleza. Ahí es donde hay pequeños paralelismos con la magnífica película “Cuando todo está perdido”. El espectador recordará que Robert Redford perdía la vida en alta mar.
Marsh construye el perfecto vehículo de lucimiento para el actor británico Colin Firth, que buscará con este personaje colarse en la carrera de los Oscars y llevarse por segunda vez una estatuilla dorada para casa. Personalmente, creo que lo tiene difícil. Al igual que en “La teoría del todo”, narrativamente, posee momentos brillantes como cuando ofrece al espectador picados en plano general que resaltan la soledad de este hombre persiguiendo su sueño, o cuando juega con los sonidos para subrayar las alucinaciones derivadas del aislamiento. Lo malo, es que el relato va perdiendo fuerza a medida que avanza la regata con el exceso de flashbacks donde se reencuentra con su mujer. Es una pena que Marsh se vea incapaz de integrar la trama romántica y familiar con la gran aventura marítima. El buen hacer de la gran Rachel Weisz salva los muebles aunque su personaje juega en contra de los intereses del filme.
Frases destacadas:
- Donald Crowhurst: “¿Qué he hecho todos estos años?”
- Donald Crowhurst: “Es lo que hacen los barcos, zarpan y se van”
- Donald Crowhurst: “Aquí cada día es una encrucijada, Mr Best”
- Donald Crowhurst: “No puedo continuar. No puedo volver”
- Sra Crowhurst: “Tu eres el único que me importa”
- Sra Crowhurst: “Quédate con nosotros. No necesitamos una casa más grande”
- Donald Crowhurst: “La única belleza es la verdad”