Mar. Mar 19th, 2024
Una especie de familia ha conseguido premios como el de Mejor Película en el Festival Internacional de Chicago y el de Mejor Guión en San Sebastián

Retrato dramático y dual de la maternidad desde distintas clases sociales.

Galardonada con el mejor guion del último Festival de San Sebastián, la argentina «Una especie de familia», la útima cinta de Diego Lerman, demuestra brillar más allá de la excelsa actuación de Bárbara Lennie.

La maternidad de dos mundos

La cinta de Lerman, busca ahondar desde la feminidad en el concepto universal de la maternidad. A nadie se le escapa que las posibilidades de disfrutarla son distintas dependiendo de dónde vivas, cuáles sean tus ingresos, etc. En ese aspecto, «Una especie de familia» nos retrata con acierto y sutileza la división existente entre dos mundos. Dos espacios que conviven en un mismo país, en este caso Argentina, donde la clase acomodada de Buenos Aires contrasta con el ruralismo marginal periférico. Es por eso que la primera mitad del filme resulta un ejercicio de estilo formidable. Pues el buen hacer del director sabe congeniar a la perfección los problemas que habitan en cada uno de los dos mundos al unirlas en un solo conflicto, demostrando la diversidad de matices que existen detrás de cada contexto, de cada decisión, de cada forma de enfrentarse en familia a los distintos golpes que da la vida. Utilizando con inteligencia las claves del guion, que en ningún momento cae en maniqueísmos o complacencias de cara al espectador, se desentraña la complejidad piscológica del personaje principal, Malena, una doctora de la capital que acuerda quedarse con el hijo aún no nacido de Marcela, una humilde mujer de pueblo que no podría hacerse cargo de un cuarto niño. Se plantea de manera intrínseca en la propia naturaleza de la narración un conflicto existente que incomoda la sesibilidad del espectador. Una verdad embarazosa que más adelante estallará de manera inevitable. En su ambiciosa estructura, encontramos por un lado los entresijos mentales y emocionales de Malena, enfrentándose desde el nerviosismo y la confusión a la instución médica, a su pareja, y a la familia de Marcela. Por otro lado, tenemos el dolor y la rabia de Marcela, quien personifica la dura vida de campo, la cara oculta y cabizbaja de la pobreza. Una situación emotivamente insostenible perfectamente perfilada en la secuencia donde Malena sujeta al niño en el coche con Marcela en el asiento de atrás, o, sobre todo, en el intenso estallido de esta última al lamentarse de su situación económica y social, así como su total sumisión a las clases adineradas.

La película, protagonizada por una soberbia Bárbara Lennie

El viraje hacia el thriller

Pese a la perfección que se destila toda esta primera parte, pasada la mitad del filme «Una especie de familia» se aleja del drama puro para dentrarse paulatinamente en los terrenos del thriller en una huída hacia adelante contra las leyes. Se genera una tensión que funciona, el espectador se ve impregnado del miedo que siente la protagonista. Esto se debe a la coherencia con la que actúa un personaje tan trabajado como el suyo. No obstante, cabe destacar que este cambio de registro choca con la tónica de los inicios del largometraje, diluyendose por momentos su complejidad interna en pos de un cine más genérico. No obstante, la secuencia final, casa totalmente con la esencia del filme, apelando a la catársis de las protagonistas, renunciando a los juicios morales y revelando de forma desnuda los hechos ante el espectador.

Frases destacadas:

  • Marcela: «¿Le cuidarás bien?»
  • Malena: «Yo soy su madre»
  • Doctor: «¿De verdad quieres a ese niño?»

Tráiler de «Una especie de familia»:

Por Luis Suñer

Graduado en Humanidades, crítico de cine y muerto de hambre en general.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.