Tras su paso por la Berlinale’13 se ha estrenado en EEUU el nuevo trabajo del gran cineasta independiente Shane Carruth titulado Upstream Color
Como ya hiciera en su anterior largometraje, el realizador de Carolina del Sur encuentra en el género de la ciencia ficción el trampolín perfecto para poder hablar de la sociedad industrial y la naturaleza humana, realizar una exploración de sus límites y tratar de comprender sus reglas básicas. Y en este caso encuentra un aliado sin precedentes en el autor norteamericano Henry David Thoreau y en su mítica obra Walden.
Upstream color: cautivadora y menos oscura
Carruth vuelve a jugar con todas las herramientas a su alcance, y realiza un híbrido de géneros. La estructura que sustenta esta formidable obra es un thriller que roza los límites de la fantasía, y que le sirve para desarrollar un auténtico drama de tintes románticos. Upstream Color arranca con un robo un tanto particular. Así veremos como la joven Kris (Amy Seimetz) es secuestrada y drogada por un ladrón (Thiago Martins) que la condiciona mentalmente para retirar todos los fondos de sus cuentas bancarias, quedándose en la ruina literalmente. A su vez ella forma parte de un gran experimento llevado a cabo por el muestreador (Andrew Sensenig), que trata de encontrar los límites de la naturaleza humana.
Una vez más se evidencia su gran capacidad de dirección de actores, y a pesar de tener diversas responsabilidades autorales (dirección, montaje, guión, composición de banda sonora e interpretación) al igual que en Primer, consigue crear una química especial y particular con la actriz Amy Seimetz, a la que hemos visto recientemente en el excelente cortometraje Coffee & Pie, del que os hemos dado debida cuenta. Pero a diferencia de su ópera prima rehúye por completo de hacer una obra críptica, se asegura en todo momento que el espectador siga los cauces de la narración y se encarga de guiar con mano férrea y delicada el discurso. Pero no significa que no imponga su personal impronta, al contrario, a veces elude la palabra para encontrar en las imágenes el claro sentido de lo que desea expresar, llegando a rozar lo que el espectador medio suele denominar cine experimental, y que obviamente dificulta tanto su distribución como su exhibición, convirtiéndola desde este momento en una película maldita a pesar de ser menos oscura que su anterior trabajo.
El ciclo vital de lo inorgánico a lo orgánico
Tras finalizar el visionado de esta maravillosa e hipnótica propuesta nadie puede dudar que estamos ante una obra tan personal como madura, en la que todo está muy medido y calculado, y que es claramente deudor de cineastas como Cronenberg o Kubrick. Ello se evidencia tanto en lo formal por su artesanal ejecución donde cada mínimo detalle está cuidado, como en el contenido al eliminar las fronteras entre lo mecánico y lo orgánico a través de los sentidos y de la creación de un ciclo vital en el que se respeta las leyes de la naturaleza (físicas y químicas). Todo ello se aprecia en la introducción de las esculturas cinéticas de Theo Jansen que aparecen en el anuncio que está editando Kris o en la secuencia de la grabación del ruido de la piedra y el resultado que obtiene en los sujetos objeto del estudio.
Es una nueva prueba de que a veces con menos recursos obtienes mejores resultados, que lo único que necesitas es querer contar una historia, y desde luego tener imaginación para crear una fábula poderosa y desde luego tener un estilo personal a la hora de narrar. La potencia de sus imágenes ensalza su discurso verbal cautivando al espectador desde la primera secuencia. Carruth rehuye por completo de los estereotipos de la industria Hollywoodiense y crea una obra tan personal que no le importa para nada el resultado final del Box Office, lo que verdaderamente le interesa son los desarrollos dramáticos de sus personajes, que poseen un claro y coherente arco. Todo ello convierte a Carruth como un cineasta de culto ajeno por completo al mainstream, que ama el cine como vehículo de expresión, y eso se evidencia fotograma a fotograma. Por supuesto, nos declaramos files seguidores y reivindicamos su figura en un anestesiado panorama cinematográfico repleto de franquicias y de películas resultantes de la mercadotecnia, porque es un director que tiene cosas que decir y lo hace siempre de una manera atractiva, tomándose su tiempo para hacerlo.
Frases destacadas de Upstream Color:
Thief: “I was born with a disfigurement where my head is made of the same material as the sun. It makes it impossible for you to look directly at me”.
Thief: “There are two approaching armies, hunger and fatigue. But a great wall keep them at bay ”.
Thief: “Each drink is better than the last. Take a drink now”.
Thief: “Kris, the wall is fallen”.
Kris: “I fell like you know”.
Veterinarian: “They can get very protective. Never seen the parents behave so”.
Jeff: I’m gonna go wherever yo go. You know that”.
Kris: “I used to wonder at the halo of light around my shadow. And fancied myself one of the elect”.
El argumento se pierde en una nube de imágenes, al principio muy interesantes y al final profundamente cansinas. Me enganchó profundamente el atraco del principio pero me aburrió el resto de la película llegando incluso a desesperarme, no creo que sea madurez cinematográfica no saber mantener el interés del espectador con una historia más sólida
Pero si la historía es sólida como una roca. Es inteligente al no sobreescribir mil veces y tratarnos como si fueramos paletos como hacen otros directores, y deja algunas cosas para que lo rellenes tu con la imaginación, como harías con un libro. Es perfecta Cotu.
Tanto como sólida como una roca tampoco diría. ¿Se sostiene? Sí. Y la verdad es que lo hace muy bien teniendo en cuenta que lo hace sobre unos elementos muy leves y con poca explicación de ellos.
Es una película que maneja mucho la imagen como metáfora. Yo cuando la vi tuve claro que la posición que había que tomar hacia ella era observarla, disfrutrarla, asumirla y nunca cuestionarla. Porque se pueden crear mil teorías y posiblemente ninguna cierta.
Es el tipo de película que no me suele gustar, convertida en una película que me apasionó.
La película te plantea un ciclo y es fiel a él. Es verosimil al igual que el descubrimiento de la máquina de Primer. En efecto es un disfrute para los sentidos.