Mar. Mar 19th, 2024
Verano 1993 es la opera prima de Carla Simón

Carla Simón nos regala en su primer largometraje una obra autobiográfica sobre los lazos familiares, la adaptación y la pérdida en la infancia.

Tras su triunfo con el premio a mejor ópera prima en Berlín, la expectación por la cinta catalana «Estiu 1993» no ha dejado de crecer hasta el momento. Carla Simón, debutante en el largometraje, nos enseña en esta su primera obra un pedazo de su alma, una verdad que ha experimento en sus propias carnes y que se hace latente en su emotiva y sentida dedicatoria final.

La cinta apuesta abiertamente por situar nuestra mirada en los ojos de su protagonista, una niña llamada Frida y magistralmente interpretada por Laia Artigas, quien en una edad muy complicada, se encuentra sumida en un caos que no llega a comprender. El espectador obtiene la información de lo ocurrido a partir de las conversaciones que la niña escucha a su alrededor, de lo que los adultos dicen y hacen respecto a ella y el miedo y las preocupaciones que les atormentan. Es esta decisión narrativa todo un acierto a la hora de identificarnos con la niña, haciéndonos comprender de manera veraz lo que ella siente en cada momento, si bien es cierto que desde los ojos de un adulto que visiona el filme es mucho más sencillo atar cabos. Aunque no por ello dejaremos de percibir lo que la niña siente aunque ahogue en su silencio su incomprensión por lo sucedido.

Verano 1993

El espacio y la familia

La familia que dibuja el esquema de «Verano 1993» envolviendo a la niña protagonista, nos presenta una realidad muy variada. Desde los abuelos de la ciudad condal de carácter burgués, católico y conservador, a la madre de la niña que jamás aparece en el relato de la que entendemos es una víctima de la drogadicción que floreció en el país en los ochenta. A su vez, el personaje al que da vida David Verdaguer, tío de Frida, y, sobre todo, su esposa, encarnan, de manera realista, el arquetipo de familia joven rural que vive en una masia en un pueblo de Girona. Frida vive un sinfín de cambios durante el verano al que hace referencia el título. Entendemos por sus juegos miméticos, la personalidad de su desaparecida madre, entendiéndola como dejada y adicta. Se sugiere entonces la soledad con la que debió vivir la niña. En el prólogo de la cinta, también comprendemos, quizás de manera algo tosca aunque no por ello inverosimil, el trauma que le supuso la convivencia con otros niños en el pequeño lapso de tiempo que separa su reciente orfandad con la adopción por parte de su tío. La niña, siempre sobreprotegida por su abuela, quien intenta infundirle su ideología cristiana, vive un cambio radical al verse llevada a vivir con una familia rural y convirtiendo a su prima en su hermana pequeña. En este mundo cambiante y caótico, el filme se centrará en la relación de Frida con un espacio y unas circunstancias que no acaba de comprender y una mujer, Bruna Cusí, que se ve obligada a convertirse en madre y cargar el peso de la educación de la niña combatiendo a su vez la dejadez de su marido y la alargada sombra de una abuela que no comparte la decisión última de su hija al no confiarle a ella el cuidado de su nieta. Una cinta que en última instancia, explora, siempre desde los ojos de la pequeña, las diferentes posibilidades que ofrece el entorno, mostrado además en sus gentes y su folclore, y sobre todo, la reacción verosimil a la tragedia con la que se abre la película.

Frases destacadas:

  • Abuela: «Acuérdate de que cada noche has de rezar un Padre Nuestro»
  • Frida: «Me voy mañana, ahora está demasiado oscuro»
  • Frida: «En Barcelona me dijeron que ya no me harían más pruebas ni me pincharían más».

Tráiler de «Verano 1993»:

Por Luis Suñer

Graduado en Humanidades, crítico de cine y muerto de hambre en general.

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