Nueva entrega de la exitosa saga mutante de Fox, que sin embargo se encuentra a un nivel mucho más bajo del que estamos acostumbrados en estos personajes.
Los X-Men (con el permiso de Blade) dieron en el año 2000 el pistoletazo de salida a las numerosas adaptaciones de personajes de Marvel al cine que hemos vivido en el siglo XXI. Desde entonces, los mutantes de Fox han protagonizado secuelas, spin-offs, reboots y mezclas variadas. Han demostrado ser una franquicia lucrativa para el estudio que, además, parece haber encontrado el aprecio de la crítica (con obvias excepciones), aunque no son pocos los fans que desearían que los derechos de los personajes pasasen al Marvel Studios y se uniesen así al universo que tienen formado. La cosa es que Fox no va a ceder nada mientras sigan entrando los dólares. Ahora llega una nueva secuela en la que tendrán que enfrentarse a un poderoso villano, uno de los más destacados en la viñetas.
Entretenido y simplón
“X-Men: Apocalipsis” (2016) es la cuarta película de la saga dirigida por Bryan Singer, director de aquella primera película y de dos de las mejores secuelas, aunque su carrera lejos de estos personajes no ha sido demasiado destacable, a pesar de la infravalorada “Valkiria” (2008). Sus últimos proyectos han estado todos enfocados a este universo, asegurandose así con no correr grandes riesgos. El largometraje sigue los hechos que acontecen al grupo más joven tras “X-Men: Días del futuro pasado” (2014, otra de las de Singer), está vez enfrentándose al primer mutante de la historia, poseedor de un poder inconmensurable y grandes planes de dominación mundial. Empezando por lo destacable, cabe decir que las casi dos horas y media que dura esta nueva aventura pasan rápido entre idas y venidas, escenas de acción y algún que otro dialogo. La franquicia siempre ha garantizado como mínimo un entretenimiento comercial y en eso esta nueva entrega tampoco falla.
Sin embargo, hay muchas cosas cuestionables que sitúan a “X-Men: Apocalipsis” muy por debajo de anteriores esfuerzos. Los más claro y evidente es la simpleza absoluta en todos los aspectos de la narración del filme. Las sutiles discusiones sociopolíticas, devenidas en revisión histórica en las últimos tramas argumentales de la serie, y los problemas de adaptación y moralidad que pueden causar el pertenecer a la nueva especie quedan borrados de un plumazo para ofrecer una cinta de acción/aventuras en la que todo se reduce a los héroes venciendo a un malo muy poderoso, sin más. Todas las escenas parecen diseñadas para resultar lo más superficiales posibles, repletas de diálogos bobalicones, soluciones precipitadas y muy poco cuidado en los detalles, para desembocar en las explosiones lo antes posibles.
Sin contexto ni trasfondo
Los peores parados ante esta situación son los personajes. Los ya conocidos se encuentran en su mayoría reducidos a su mínima expresión, sin que se produzca una evolución en ellos. Hay algunos en los que se producen cambios: el de Mística (Jennifer Lawrence) y Magneto (Michael Fassbender). Son los dos actores más reconocidos de la saga, y para justificar su protagonismo en las películas, Singer y los demás han retorcido a los personajes hasta dejarlos irreconocibles y sin una personalidad definida. Sus constantes cambios de bando han perdido a estas alturas todo el sentido, y a pesar del trabajo de los intérpretes, no hay comparación ante las pérfidas interpretaciones que hicieron de los mismos personajes Ian McKellen y Rebecca Romijn. Las exigencias de Lawrence respecto al maquillaje tampoco ayuda a la lógica interna del largometraje, más bien todo lo contrario.
En cuanto a los nuevos personajes, carecen de trasfondo y motivaciones, siendo intercambiables entre ellos sin problemas y sin un motivo concreto por el que pertenecen a los buenos o a los malos (los jinetes del Apocalipsis apenas hablan). El villano principal, Apocalipsis, representa la planicie general de manera bastante clara: sin una historia detrás, sus motivaciones son simplonas, su personalidad nula, y en general es un desperdicio de talento de un actor de la talla de Oscar Isaac. Hay mucho descuido en torno a los poderes de los personajes y su uso, contradiciéndose o simplemente no explicando las cosas, lo que hará que los más detallistas se lleven las manos a la cabeza en unos cuantos momentos.
Visualmente, Singer se encuentra por desgracia poco inspirado. Es una cinta con mucho dinero, empeñada a convertir la destrucción masiva a través de un cuestionable CGI en su razón de ser, pero no posee ni una set piece destacable, ya que la única que podría ser remarcable resulta un plagio de aquella protagonizada por Mercurio en la anterior entrega, pero mucho menos inspirada, sin encontrar el tono adecuado, un error impropio de un director que ha demostrado mucho mejor hacer. Situar la acción en los 80 solo sirve para crear una estética hortera en los peinados, sin que el contexto histórico importe en más aspectos. Al menos, como suele ser habitual, la banda sonora de John Ottman resulta un trabajo bastante acertado.
“X-Men: Apocalipsis” es en definitiva un entretenimiento tontorrón, que nada tiene que aportar a una saga que parece haber explorado todos los aspectos posibles dentro de su universo hasta agotarse. Funciona, eso sí, como un círculo respecto a la primera película por lo que como cierre de saga, salvo por el destino de un par de personajes, sería perfecto. Por desgracia, parecen dispuestos a seguir fabricando más y más secuelas en vez de dejar tranquilos a unos personajes que han demostrado merecer un descanso. Ahora amenazan con irse al espacio, como si de un producto de serie B se tratase.
Frases de la película
- «Estáis perdidos porque habéis seguido a líderes ciegos»
- «Me lo han quitado todo. Ahora yo se lo quitaré a ellos.»
- «¡Desátalo! ¡Desata todo tu poder!«