Tras recibir el Premio Especial del Jurado en el Festival de Gijón, analizamos “Xenia”. La fábula almodovariana que esconde una crítica a la xenofobia griega.
Los apátridas de Grecia
En Grecia habitan cerca de doscientos mil hijos de la primera generación de albanos que emigraron a Grecia durante los años noventa. Aunque sus madres dieran a luz en Grecia, hablen griego y haya tenido una escolarización digna, no son reconocidos como griegos, porque en el país heleno prima el derecho de sangre antes que el de tierra. En otras palabras, al no ser hijos de griegos ‘auténticos’, nunca obtendrán el pasaporte del país en el que nacieron. En plena contextualización de la crisis económica, los niños apátridas están sufriendo un proceso de autoconsciencia sobre la marginación inherente a su ‘casta’. Suceso paralelo a la actual irrupción de la xenofobia por parte de los grupos extra derechistas del país. Este clima de inestabilidad social se ve reflejado en “Xenia”, el cuarto largometraje de Panos H. Koutras. Un relato sobre de dos jóvenes de madre albana que se embarcan en una esperpéntico viaje en busca del padre griego que les abandonó.
Comedia onírica
“Xenia” no es una road movie cualquiera. El largometraje oscila entre un rudo realismo, que descubre un país cada vez más fascista, y unas altas dosis de hilarantes gags y onirismo gratuito que boicotean la seriedad del relato. La propia película sufre una alteración estilística al cambiar la perspectiva del narrador a mitad de metraje. El filme parte del punto vista del pequeño Dany (Kostas Nikouli), quien vive en su propio mundo de fantasía, ajeno a las injusticias que su hermano mayor Odysseas (Nikos Gelia) está empezando a descubrir tras haberse mudado a Atenas para sacar adelante a su familia. Como todo viaje de iniciación, el largometraje del célebre realizador griego muestra la evolución psicológica de ambos hermanos, es decir el paso de la adolescencia a la edad adulta. Asimismo, cuando Dany experimenta dicho cambio, “Xenia” deja de ser descrita a través los inmaduros ojos de Dany, para ser vista a desde la omnipresencia del espectador. Por unos instantes “Xenia” abandona el tono histriónico que Dany personificaba, dando paso al análisis de la locura del mismo personaje. Panos H. Koutras muestra las inseguridades de Dany, centrándose en su miedo a crecer, a partir de impactantes alucinaciones que sólo él chico advierte.
Kitsch y provocación queer
La intención de conocer a su verdadero padre para conseguir la nacionalidad griega es un pretexto que ocasionará la reanudación del vínculo fraternal entre Dany y Odysseas, lazo que habían perdido tras la desestructuración de su hogar. La odisea en la que recorrerán el país desde Creta hasta Tesalónica les permite formar una nueva familia, esta vez compuesta por dos únicos miembros. No obstante, la citada historia de amor entre hermanos no es tan naif como parece, puesto que uno de los parientes siente una fuerte atracción sexual por el otro. Dany, de evidente y declarada tendencia homosexual, aprovecha todo momento de distracción para observar lascivamente a Odysseas. Conociendo la filmografía de Panos H. Koutras, no podríamos escandalizarnos con la insinuada parafilia de Dany. Asimismo, en “Strella”, su anterior film, el director reelabora el mito de Electra a través del romance entre un padre ex convicto y su hijo transexual. El estilo de Koutras alberga ciertas semejanzas con la obra de Pedro Almodóvar, cineasta que Panos H. Koutras ha confesado admirar profundamente por su estética. En este sentido, “Xenia” es una pieza única que ostenta una genial hibridación tanto genérica y como temática, capaz mezclar la frontalidad sexual de Bruce LaBruce o John Waters, el universo kitsch de Almodóvar y las rigorosas pautas clásicas del Gran Melodrama Americano. Todo ello, acompañado de unas coreografiadas canciones de Raffaella Carrà y Patty Pravo.
Frases destacadas de “Cuestión de actitud-Xenia”:
- Dany: “Estos fascistas no me asustan”.
- Odysseas: “¿Por qué iba a quedarme en Creta? ¿Para llevar a nuestra madre todas las noches borracha a la cama y aguantar a sus nuevos novios?”
- Dany: “El ‘innombrable’ tiene una nueva familia. Ahora que está forrado podemos conseguir dinero y la nacionalidad”.
- Odysseas: “Tienes ese conejo desde que eras pequeño, ¿ya no eres un poco mayor para estos juegos?”.
- Dany: “¡Vas a cantar ‘Tutt’al piu’ porque Patty Pravo da suerte!”.
- Tassos: “Si lo del ‘innombrable’ no funciona yo me ocuparé de ti. ¿No crees que sería un buen padre?”.
- Odysseas: “Da igual a dónde viajemos. Todos somos extraños en cualquier país”.