En el festival del D’A 2015 tuvimos la oportunidad de entrevistar al gallego Ángel Santos, el director de la maravillosa “Las altas presiones”.
Ángel Santos ha puesto su corazón al descubierto en su nueva incursión cinematográfica: “Las altas presiones”. El realizador decide hablar de su generación, la situación actual del país y de las relaciones personales, en este filme con un ligero corte autobiográfico. La crítica y el público han sabido apreciar su esfuerzo y la cinta se ha alzado como una de las más alabadas en lo que llevamos de año. Videodromo tuvo una interesante y agradable charla con él cuando presentó la película en el festival de cinema d’autor de Barcelona, a principios de mayo.
Buenos días, Ángel. Para empezar, me gustaría saber cómo nació el proyecto de “Las altas presiones”.
Ángel Santos: “Yo trabajo muy despacito, en realidad. No acumulo grandes cantidades de material ni suelo anotar muchas ideas. Las historias están en mi cabeza, y si veo que funcionan, van creciendo más y más. “Las altas presiones” nace de dos ideas que quería juntar. Por un lado quería hacer una película sobre una pareja que nace y otra que acaba. Me interesan mucho los filmes sobre relaciones sentimentales y en un principio, esto debía ser el centro de mi película. Al final, es un tema que está escondido en el centro del filme, en la parte portuguesa de la trama. Por otro lado, había una serie de espacios que quería retratar y que tenían que ver con la idea de la crisis, pero no des de una perspectiva social, sino más bien sentimental y romántica. Y de allí surge el personaje del localizador, alguien que me permite unir las dos historias. Y a demás, me da la libertad de ir dónde quiera, porque, como es localizador, puede localizar cualquier lugar.”
“”Las altas presiones” surge de dos ideas que quería juntar: una sobre las relaciones sentimentales que empiezan y acaban y otra sobre la crisis des de una perspectiva sentimental y romántica”.
Hablemos de este localizador, alguien que siempre parece llegar tarde, que mira la juventud desde una perspectiva melancólica… ¿Cómo construiste a Miguel, el personaje de Andrés Gertrudix?
A.S: “La verdad es que el personaje de Miguel se construyó a partir de un conjunto de sensaciones que tenía des de hace tiempo. Sobre cómo respondía a la vida o sobre diferentes cosas que observaba. Por ejemplo, me interesaba esa idea de llegar tarde o de ver las cosas des de fuera y que, cuando uno se decidiera a actuar, ya no fuese el momento. Esa idea de dejar siempre las cosas pasar con cierto temor o cautela. El personaje de Miguel también surge de un momento de frustración, de acabar una relación sentimental y de repente, sentirse perdido y no saber muy bien dónde encontrarse y cómo enfrentarse a una nueva situación.”
“El personaje de Miguel surge de un momento de frustración y de un conjunto de sensaciones que tenía des de hace tiempo”.
Andrés Gertrudix nos confesó que los dos erais mods de jovencitos, os justaba bailar “Northern Soul” y que, de allí, de esta conexión, surgió algo especial.
A.S: “¿Te lo ha dicho él? Esto es muy bueno. Y la verdad es que es muy curioso, porque, en las primeras reuniones que tuvimos él y yo, nuestras conversaciones siempre iban hacia allí. No hablábamos de cómo iba el personaje, que hacíamos con él, como lo vestíamos o como se movía, sino que charlábamos de música y de encontrar un pasado en común. Y para nosotros, el tema de bailar o no bailar, era importante en la película. En un principio, Miguel era alguien que bailaba, y aunque ahora se ha convertido en otra cosa, era algo que nos parecía relevante para el personaje.”
“La importancia de bailar. Este es un tema que llevo desarrollando des de hace tiempo. Hay algo físico que me interesa mucho en el cine y en toda la representación. La idea de lo corporal, la puesta en escena del cuerpo en la gran pantalla y de cómo reaccionar a la música. Y por mi parte hay una actitud muy personal en relación con la música, que tiene que ver con el punk, en cierto modo. Me interesa la idea de cómo reaccionar al estímulo artístico de la frustración. Pensar que esta no viene sólo de tu relación con lo laboral, lo creativo o lo sentimental, sino que también viene de los estímulos de la música y la literatura. Y tengo especial interés en ver el idealismo pop como algo que nos traiciona en un punto determinado. Da igual de que grupo hablemos, siempre hay un momento en el que te das cuenta de que las cosas no son como se cuentan en las canciones pop.”
“Las altas presiones” recibe influencias de Hong Sang Soo y Maurice Pialat. ¿Qué otras influencias tiene el filme? ¿Y en relación con la cinematografía española?
A.S: “Hong Sang Soo, Maurice Pialat, Éric Rohmer… estos son nombres muy importantes para mí, junto a muchos otros. En el terreno español, es cierto que el encuentro con Jonás Trueba me parece bastante relevante. Es una influencia, pero sobretodo es importante para mí porque hay una comunicación real. Hay cosas que he aprendido de su película anterior, “Los ilusos”, y que he sentido en común con ella. Igualmente, su primera película también me gustó, y cuando él la estaba rodando yo también rodaba mi anterior película. En definitiva, que los dos compartíamos una clase de cosas y teníamos algo en común. Y por lo tanto, podía existir un diálogo. Y esto es importante porque casi toda la gente con la que me relaciono en el mundo del cine no viene tanto de la industria y del cine de ficción, sino que provienen de un cine más experimental, documental y de aquello más observacional. Sin embargo, yo me intereso por la ficción. Entonces, encontrar este tipo de afiliaciones es más complicado, pero, con gente como Javier Rebollo y Jonás Trueba es fácil compartir una serie de actitudes a la hora de acercarte al cine.”
“El encuentro con Jonás Trueba resulta muy importante para mí, porque tenemos algo en común y existe un diálogo, una comunicación real”.
En “Las altas presiones” se refleja, de manera muy sutil, la crisis económica, des de los espacios hasta en los diálogos de los personajes.
A.S: “Eso era algo que estaba claro cuando estábamos escribiendo. Los diálogos parecían muy banales o demasiado tirados de la vida real, pero yo no quería renunciar a ellos. Quería reflejar cómo son el 90% de las conversaciones cotidianas. Si no tienes una relación muy íntima con la persona con la que te cruzas, las conversaciones son superficiales y hablas del trabajo y tu situación actual. Y queríamos hablar de la crisis ya des de ahí, y que esta idea del concepto crisis se reflejara a través del paisaje, pero también a través de esta especie de ruido sordo. Un rumrum grave, que estuviera de fondo todo el rato, bajo la película. Además, con las conversaciones, queríamos hacer un efecto de situarnos en España hoy en día y demostrar que todas estas actitudes provienen de algún sitio.”
“Quería reflejar la crisis a través del paisaje y de una especie de ruido sordo, un rumrum grave que estuviera de fondo en todo momento”.
Háblanos un poco del significado que le otorgas a la figura del edificio en “Las altas presiones”.
A.S: “Hay distintos espacios abandonados. El trabajo de localización de Miguel me servía de excusa para mostrar una serie de espacios industriales y de la industria, no enorme pero si importante, de Galicia, que se ha venido abajo y que no son fruto de la crisis actual, sino que vienen de mucho más atrás. En cualquier caso, son un reflejo de la situación a la que hemos llegado. Estaba este interés por un lado y, luego, por otro, quería hablar del personaje y sus sentimientos. Hay una actitud muy romántica, de literatura o pintura, en enfrentar el personaje a la ruina. Y me interesa especialmente la idea de ruina y de generación ruina, concepto que salió del actor Andrés Gertrudix. Esos espacios me servían para establecer una relación con el personaje y mostrar su conflicto interior.”
En “Las altas presiones” se dibuja un completo retrato generacional y resulta particularmente interesante la mirada melancólica del personaje de Andrés Gertrudix hacia el de Diana Gómez, unos años más joven que él.
A.S: “Es cierto, en “Las altas presiones” está este conflicto entre la generación mía o de Andrés y lo que crees ver en una generación menor, que sería en este caso la de los veintitantos. Yo tengo una serie de ideas y sensaciones que no tienen porque cumplirse pero que yo expongo en esta película. Por ejemplo, creo que esa generación menor tiene más de vital y tiene una idea de la vida que viene menos de las frustraciones y de tratar de encajar en un sitio en el que no encajas y llevarse el golpe por culpa del no saber. Y en la cinta también está esa mirada de “a mi ya se me ha pasado esto”, de mirar hacia atrás y darte cuenta que no has vivido cierto tipo de cosas por decisiones propias, por malas decisiones o por no saber actuar en el momento adecuado.”
La diferencia generacional también se hace patente en la situación laboral y la actitud hacia ésta de los personajes. Por ejemplo, el personaje de Paula no tiene trabajo estable pero está contenta con lo que hace, mientras que Miguel está desencantado aunque tiene un trabajo estable de localizador.
A.S: “Ella todavía es joven, está estudiando lo que le gusta e intuye que cuando acabe, ella irá tirando, o no, pero no le importa demasiado porque ya sabe como es el mundo. Sin embargo, él ha llegado con la intención de hacer un trabajo creativo y jugar a ser cineasta, pero cuando entra en el mundo del cine como localizador no sabe muy bien ni qué es la industria, ni dónde se sitúa él ni si ese trabajo le interesa de verdad. Es incapaz de establecer una conexión con su labor”.
¿Hay algún tipo de relación entre el trabajo del protagonista con el tuyo propio? ¿Has sido, como Miguel, un peón más de rodaje y has dado el salto a la dirección porque has sentido que podías dar más?
A.S: “En realidad no he trabajado en el cine des de esa perspectiva. He participado en algunas producciones a un nivel bastante amateur, pero nunca he trabajado en la industria. Siento una desconexión brutal con ella. La verdad, me interesa tan poco como trabajar en una pizzería. Aunque me gusta hacer pan así que a lo mejor, me interesa más…”
“Siento una desconexión brutal con la gran industria cinematográfica”
¿Y has trabajado alguna vez de jefe de localizaciones?
A.S: “Nunca he trabajado de jefe de localizaciones. No he tenido oficio y aunque en el filme hay una vertiente autobiográfica, también hablo de muchos amigos y de gente que conozco. Ciertamente, el chispazo surgió de una vez que me vino a visitar un amigo, que venía a buscar unas localizaciones por la zona y me pidió una mini DV, porque él no tenía una. Y se me ocurrió la idea de un personaje que busca localizaciones. Y la verdad, es que este amigo, que sigue trabajando de jefe de localizaciones, piensa, en cierto grado, ¿Qué hago yo aquí? Creo que hay una desconexión real y a mí me interesa la idea del trabajo creativo des de una perspectiva manual, de cómo me relaciono con lo que estoy haciendo. Y la industria del cine propone barreras, distancias y una serie de pautas que no me interesan demasiado y que siempre trato de romper. Es una vieja y eterna historia que pasa en cada generación. Justamente, Jonás Trueba habla de ello en “los Ilusos””.
“La industria del cine propone barreras y una serie de pautas que no me interesan demasiado y que con este filme trato de romper”.
¿Te consideras parte de un movimiento cinematográfico junto con Jonás Trueba e Isabel Ayguavives que apuesta por el director- creador, en el cual no hay barreras de producción, y que habla principalmente del yo y el ahora?
A.S: “Mi acercamiento al cine siempre ha sido creativo, des de mi perspectiva de autor, des de la necesidad de expresar algo. Me cuesta concebir el cine de otra manera y creo firmemente que si no hay una voluntad expresiva, una voluntad de comunicar o de tratar de plasmar unas ideas en la pantalla, no tiene sentido hacer una película.”
“Yo aquí me sitúo en una perspectiva autoral y no me importa tanto el cómo se llega a financiar o como es la estructura, sino que me interesa la película en sí misma. Da igual si Andrés Duque la ha hecho con su móvil o si Jonás Trueba se ha ido con sus amigos 10 días de viaje y ha filmado ese proceso o cómo Fernando Franco ha conseguido levantar su película. A mí me interesa la honestidad y la manera creativa y artística de expresarse. No creo en las barreras y opino que la perspectiva más industrial debería acercarse a este tipo de cine y ver que esto es lo que de verdad está funcionando.”
“A mí me interesa la honestidad y la manera artística de expresarse. En definitiva, la película en sí misma”.
¿Qué opinas de estar en un festival cómo el D’A 2015?
A.S: “La verdad es que todo este tipo de cosas son posibles porque hay gente que escribe y hace cine des de una perspectiva diferente a la de hace diez años. Y los programadores han visto que la situación está cambiando y las barreras en los festivales se están rompiendo, o se han roto, definitivamente. Existe una comunión real entre público, programadores y creadores y esto es lo que permite realizar un festival como el D’A. Un festival con una perspectiva autoral y que confía en gente como Ion de Sosa y Hermes Paralluelo.”
Por último, y por mera curiosidad: ¿Por qué “Las altas presiones”?
A.S: “A mí me gusta la sonoridad del título, pero no es nada literal, así que debo dar una explicación. Galicia es como las bajas presiones. Es el reino del gris, del mal tiempo, de este sentimiento opresivo de humedad… en resumen, es un poco lo que tiene el personaje encima, lo que trae a cuestas. Las altas presiones es la promesa del sol y el buen tiempo. Cuando en Galicia oyes el parte meteorológico y dicen “vienen las altas presiones”, sabes que viene lo bueno. Quería confrontar al personaje con esto, y esta idea un poco irónica me interesaba. Además, “Las altas presiones” es un juego de palabras que funciona a dos niveles. A este nivel más meteorológico y a un nivel más literal, pensando en las presiones como algo que llevas, una mochila pesada y dura que es como una carga. Además, “Las altas presiones” me recuerda a los títulos de los melodramas de Douglas Sirk como “Solo el cielo lo sabe”. En definitiva, cuando di con este título ya no pensé que el filme pudiera llamarse de otra forma”.