Pocas son las ocasiones en las que podemos disfrutar y charlar de cine libremente con un cineasta de su obra y las cosas que lo mueven. Antonio Hernández autor de “La ciudad sin límites”, “Lisboa” o series como “Los Borgia” vuelve a ponerse detrás de la cámara con “Matar el Tiempo”, un thriller psicológico que pone en evidencia los peligros de las nuevas tecnologías. Con motivo del estreno comercial de su último trabajo hemos tenido una interesante conversación con el realizador salmantino. En ella nos muestra las claves de su cine abiertamente, así como sus relaciones con otros compañeros de profesión, que a la postre han acabado marcando su obra y su manera de ver el cine.
Como guionista eres un gran constructor de historias complejas, ¿cuál es tu secreto?
Antonio Hernández: “Yo creo que el secreto es el trabajo, de verdad. Cuando te sientas ante una página en blanco el reto es brutal, tienes que ir construyendo una realidad que llegado un momento ella te guía a ti. Yo lo que hago es que me dejo llevar por el cine que me gusta. Yo siempre hago películas que me gustaría ver. Creo que ese es el truco”
Salvando las distancias parece que con “Matar el tiempo” vuelves a realizar una crítica sobre el concepto de ‘reality’ En tu opinión ¿Cuáles son los peligros de las nuevas tecnologías?
A.H.: “Marshall McLuhan sostenía que en el futuro todo sería comunicación. Cuando lo estudiaba en aquel momento no entendía bien aquel concepto. A día de hoy podemos comprobar que el dinero ya no es dinero, es una cuestión virtual, posees una cuenta corriente donde bajan y suben los números. El amor lo encuentras en páginas de contactos. Tu agenda está en la nube. Tus fotos las subes a Instagram. Entonces estamos desnudándonos de alguna manera ante ese mundo lleno de comunicación, que en realidad es un monstruo que no hace más que observarnos a todos. Es como una ecuación matemática en el que se le da el mismo valor a la libertad que a la opresión, es decir, cuanto más libres somos más controlados estamos. A pesar de lo útil que pueda ser Facebook y Twitter yo no los tengo, y bastante tengo con mi cuenta de correo. El motivo es que antes teníamos cierta privacidad que considero que es muy importante para el ser humano. Exponer lo que haces cada día, emociones, reflexiones sobre cualquier cosa, yo verdaderamente no tengo esa necesidad. La tengo con las películas, la tengo con mis amigos, pero creo que a la sociedad no le interesa mi vida privada”.
«Calificar mis largometrajes me cuesta mucho trabajo porque no tengo ni la capacidad ni la distancia como para verla con ojos limpios»
Podríamos decir que “Lisboa” es muy Win Wenders o “La ciudad sin límites” muy Chabroliana. Entonces ¿cómo podríamos calificar “Matar el tiempo”?
A.H.: “Mira me gustan todos los nombres que has dicho. Me queda por ser Orson Welles, Francoise Truffaut, Fellini, Billy Wilder. Ojalá mis películas tengan adjetivos comparables al cine que más me gusta, que más he amado y del que más he aprendido. Calificar mis largometrajes me cuesta mucho trabajo porque no tengo ni la capacidad ni la distancia como para verla con ojos limpios, aunque lo intento porque es el primer objetivo de un director, mantener la distancia desde el espectador. Pero creo que no lo conseguimos ninguno y yo tampoco. Mira cuando hablo con el equipo de cómo vamos a realizarla soy incapaz de ponerles ejemplos. No hay manera de que con “matar el tiempo” ni “La ciudad sin límites” u “Oculto” pueda decir mira os acordáis de cómo Haneke rodaba tal secuencia no me sale. Creo que cada película debe tener su estilo. Otra cosa son las influencias inevitables”.
En efecto…porque muchas veces los críticos creemos ver referencias donde no las hay. ¿Cuáles han sido los auténticos referentes de “Matar el tiempo”?
A.H.: “Ese el problema, que realmente carezco de referentes que pueda mostrar. Ojalá los tuviera porque eso me facilitaría el trabajo. Quizás influido por mi propia experiencia de cámara oculta, porque durante muchos años he dirigido el programa “Inocente, inocente”. Entonces le digo al equipo vamos a aplicar las técnicas de la cámara oculta a algo que debería serlo, y lo es narrativamente porque la prostituta deja conectada la webcam. Luego todo el comportamiento que hay a este lado tiene que parecer intuitivo y casual. Entonces ¿qué película puedo buscar que haya esto? Ninguna. No hay ningún largometraje cuya narración sea comparable, a lo mejor “Open Windows” de Nacho Vigalando, pero difiere totalmente en el planteamiento estético y en la puesta en escena. Por eso lo que hice fue jugar conmigo mismo. Lo que si te digo es que lo que me ha influido en mi memoria creativa para llegar aquí yo creo que hay cientos de películas como “El gran carnaval” o “Accidente”, que yo recuerdo eso a la hora de crear mis películas, te digo que no. Puede que sea un poco vanidoso, pero creo que hemos creado algo especial para “Matar el tiempo” y que no puede ser para otra. Pero también puede ser que me salga el Hitchcock que llevo dentro, y que me sale el Billy Wilder en la relación entre los dos protagonistas, pues también. Pero te prometo que no me lo plateo ni a la hora de escribir o rodar”.
Adentrémonos ahora en la narrativa de “Matar el tiempo”, nos parece muy interesante porque alteras el lenguaje de la webcam, es decir, hay una secuencia en la que tu Hitchcock sale al insertar un primer plano de un detalle importante en el seno de un plano general desde la cam del ordenador.
A.H.: “Siempre pensé que esta reflexión sólo la puede hacer un estudioso del cine porque si al espectador le llega este está participando de algo que no debe en ese momento que es del lenguaje. Ahora el estudio de ese lenguaje parte de eso que describes en la pregunta. Es cierto que el filme habría que contarlo desde la óptica del protagonista que es la apuesta que hace. No vemos ninguna escena en la que él no esté. Entonces ¿qué ocurre? ¿Lo que ve es un plano general? No. Cuando miramos una imagen en un ordenador intuitivamente hacemos pequeños travellings, grúas o nos centramos en detalles para a lo mejor volver al plano general. Eso es lo que pretende contar “Matar el tiempo”, el protagonista ve el plano general pero luego se deja llevar por el impulso, por la curiosidad y selecciona unas imágenes. Por eso no deje al cámara ensayar. Nunca se hace así. Siempre ensayas los planos. Lo que he intentado es mantener esa frescura al no dejarle ensayar, y el cámara hizo lo que haría un espectador curioso, es decir, dejarse llevar por el impulso de la imagen que está viendo. Pero luego el protagonista entra en ese plano de la realidad, se mete en el decorado. Y lo ve todo desde el sitio que antes era observado al intentar salvar a la prostituta, por eso se hace necesario el punto de vista del amigo. Pero eso me permite en el fondo jugar con dos planos de realidad. Y luego con ayuda de mi cámara y director de fotografía elegimos la textura (pixelado, etc), la posición de la cámara o el tipo de plano, de esa manera interpretábamos la realidad”.
«Creo que hemos creado algo especial para “Matar el tiempo” y que no puede ser para otra»
Consideramos que eres un gran director de actores, consigues momentos magníficos de Luisa Martín o Yon González. ¿Cuáles son tus claves a la hora de trabajar con los actores?
A.H.: “Cuando doy cursos a actores siempre le he dado un enunciado al programa que es “cada actor un método”. Personalmente, aún no he descubierto un método que funcione con todos los actores. Es imposible. Es como la variedad que existe de rostros humanos. Es difícil que haya dos iguales salvo los gemelos. Con los actores pasa lo mismo. Por ejemplo, Yon necesitaba más hablarlo. Con Luisa Martín por ejemplo estuve ensayando mucho tiempo, marcando cada inflexión y movimiento. Depende pues de las necesidades del actor para llegar al personaje que yo tengo en la cabeza. A veces la vida te da el privilegio de estar en tu estudio y trabajar durante dos meses con un actor que precisa de dos meses para desarrollar su papel. Y otras veces me ocurre que le doy al actor unas pautas y me clava el personaje, con lo que sólo me queda aplaudir porque lo hace realmente bien sin necesidad de mi participación. Sólo quiero que el personaje quede como he soñado, el camino es lo de menos, sólo hay que recorrerlo independientemente del método que sea, Stanislavsky o los autores automáticos, etc”.
Aparentemente tenías dos salidas en el guion de “Matar el tiempo” que eran o todos hablan castellano o todos hablan en inglés. Eso generaba a su vez todo un mundo de problemas, es decir, ganas en verosimilitud pero tienes problemas de dicción. Consideramos que el trabajo de coaching a sido perfecto porque cada personaje posee un acento en inglés acorde a su nivel social.
A.H.: “Me dejé llevar por la realidad. Pensé lo más práctico e inteligente era que si contábamos la historia de un americano y un belga que trabajan en una empresa de auditoría y vienen a España a una fusión bancaria, lo normal es que no busquen a dos auditores que hablen español si no que esperan que en España hablen en inglés. Por eso no tienen interés en aprender español porque están de paso. Y con los españoles hicimos lo mismo, seleccionamos un nivel de inglés acorde a la realidad del personaje. La prostituta decidimos que hablara un correcto inglés porque es extranjera por el contrario Yon le dimos el inglés que tienen la mayoría de los españoles que lo han estudiado en el colegio, que tienen que buscar las palabras y que no es fluido. En síntesis, tratamos de buscar la normalidad”.
“Matar el tiempo” quise escribirla de seguido y no discutirla con nadie
Solías trabajar tus guiones con Enrique Brasó porque por desgracia ya no está entre nosotros. ¿Le has echado de menos a la hora de construir este thriller?
A.H.: “Fíjate, este es el primer guion que escribo solo. Siempre he tenido un interlocutor. Enrique Brasó o Antonio Galeano, que es mi hijo, que colaboró conmigo en “El menor de los males” y ha compuesto la banda sonora de “Matar el tiempo”. Siempre he sido de la creencia que precisaba de alguien, una pared en la que rebotar el torbellino absoluto en el que me convierto cuando escribo. Y esa ha sido la función de mis co-guionistas, ser un filtro que apoya o niega un camino. Pero de repente llegó “Matar el tiempo”, quise escribirla de seguido y no discutirla con nadie. Es la primera película que escribo solo y que menos me ha costado, fíjate que curioso”.
Finalmente, queríamos saber cómo te sientes más cómodo ¿haciendo trabajos más personales como “Matar el tiempo” o con proyectos de encargo?
A.H.: “Indudablemente me siento más cómodo en las mías, porque es lo que he querido hacer siempre. A mí me hubiera gustado hacer sólo películas que hubieran nacido solo de lo más profundo de mi corazón. Pero la vida me ha obligado a aceptar encargos y trabajo mucho de encargo, en televisión prácticamente todo ha sido de encargo, y sorprendentemente para mí he aprendido mucho, me he divertido mucho y he hecho cosas muy bonitas, tanto en televisión como en cine por encargo. Desde “El capitán trueno” a “Los Borgia” han sido trabajos fascinantes. Primero porque la historia no era mía, me obligaba a enfrentarme a otros códigos, por eso aplicaba toda mi profesionalidad que había aprendido haciendo mí cine. Y viceversa, he aplicado cosas a mi forma de ver el cine cosas que he aprendido trabajando para otros”.