Con motivo de la presentación a los medios de comunicación de «10.000 kms» entrevistamos a su director Carlos Marques-Marcet.
“10.000 Km” fue la absoluta triunfadora en último Festival de Málaga con 5 premios: Mejor Película, Mejor Dirección, Mejor Guionista Novel, Mejor Actriz y Premio de la Crítica. Esta historia de amor a distancia está protagonizada por Natalia Tena, actriz española conocida gracias a sus papeles en la serie de HBO Juego de Tronos (Osha) y en Harry Potter (Ninfadora Tonks). Le acompaña David Verdaguer, actor residente del Teatre Lliure y rostro conocido de la televisión catalana gracias a espacios como Crackòvia y Polonia. Por eso no dudamos en entrevistar a Carlos Marques-Marcet, y sólo lo pudimos hacer de una manera coherente, por Skype…
¿Cuál fue el germen de estos “10.000 kilómetros”?
Carlos Marques-Marcet: “El germen nació cuando me fui a vivir a Estados Unidos y dejé Barcelona gracias a una beca para ir a estudiar a Los Ángeles. Cuando llegué veía que tenía por un lado a mi gente en Barcelona, con los que hablaba a través de Skype con ellos, y por otro a las nuevas personas que estaba conociendo en Norteamérica. Y me llamaba la atención que para comunicarte con la gente de casa te comunicabas con las herramientas del cine, con una cámara y una pantalla, y como de alguna manera acababas convirtiéndote en tu propio director y actor, porque elegías tu cuadro, tu posición, jugabas con el fuera de campo, porque no sabías qué llevaba puesto tu interlocutor más allá del cuadro que te enseña la webcam, si lleva zapatos o no por ejemplo. Cuando recibí la visita de un amigo, el fotógrafo Aleix Plademunt que luego ha sido quien ha hecho las fotos del proyecto, nació el personaje de Alexandra en mi cabeza. Pensé que sería más interesante si era ella la que se marchaba fuera, y de paso aprovechar su profesión para enseñar la ciudad de Los Ángeles a través de su trabajo, que me interesa mucho. Luego apareció Sergio y comencé a recolectar historias de la gente de mi alrededor que estaban en la misma situación. Pero esto también se convirtió en una tarea muy laboriosa. La película no es estrictamente autobiográfica, aunque el sentimiento es conocido porque está basado en una experiencia«.
«Buscaba una especie de improvisación controlada«
Se podría decir que es un filme de autor e intimista. Realmente te la jugabas en el proceso de casting por las particularidades del largometraje, ¿cómo lo realizaste?
Carlos Marques-Marcet: «Pues fue en parte pura suerte. Hace tres años, cuando buscábamos financiación para la película, decidimos hacer un corto cogiendo varias escenas del guión ya escrito, para experimentar con el lenguaje y hacer un teaser de cinco minutos que nos ayudase a mostrar a la gente visualmente lo que queríamos hacer con la película. Para el corto hicimos un casting extenso con actores de Barcelona. Para mí lo más importante era que los dos actores se entendiesen, que hubiera química entre ellos, porque si no, la película carecería del menor sentido. Evidentemente, luego habría que meter mucho trabajo de ensayo, pero la base tenía que estar ahí. Gracias a la ayuda del cortometraje conseguimos la financiación pero para ello tuvimos que buscar otra actriz con más nombre de Madrid. Pero a seis semanas de rodar esa actriz de Madrid tenía que rodar otra película que cambiaron las fechas, así que nos dijo que sabiéndole mal no iba a poder hacerlo. No podíamos rodar con la chica que había hecho el corto porque necesitábamos alguien con “nombre” y si no rodábamos perdía a David. Mi productora de Los Ángeles, Jana Diaz Juhl tuvo la idea en el último momento de Natalia Tena. Hablamos con su agente, le hicimos una oferta, y cuando estábamos a cuatro semanas del rodaje nos confirmó que aceptaba, y entonces dijimos, pues nada, nos vamos a Londres. Así es como se conocieron los dos actores, y en el minuto cinco mientras cenábamos sabía que la cosa iba a funcionar porque se llevaban muy bien. Luego, evidentemente, en cada uno de los personajes buscábamos determinadas cosas. En el caso de Alex, buscaba una actriz con mucha fuerza, muy masculina, pero también sensual, y que fuese capaz de llevar ese fuego hacia dentro. Interpretando a un personaje que no habla mucho, pero que cuando lo hace dice muchas cosas. En cambio en el personaje de David, necesitábamos a alguien con mucho sentido del humor, para mí era muy importante, y que fuera la antítesis, que hablara mucho pero que en el fondo dijera pocas cosas«.
«Queríamos usar Skype, porque ese sonido te lleva directamente a emociones concretas…»
Has acreditado a los actores en los títulos de crédito como autores de los diálogos adicionales. ¿Cuánto les has dejado participar en ese proceso creativo?
Carlos Marques-Marcet: «El proceso fue complejo. La mayoría de los diálogos sí que estaban escritos. Hicimos mucho a la hora de trabajar las escenas en los ensayos. Lo que hacíamos era leer la escena. Entonces les preguntaba ¿de qué va? Buscaba ver si lo habían entendido cuáles eran los pasos, cuáles eran las acciones, de qué acciones tenían que buscar para que uno forzase al otro a hacer algo. Luego, en el fondo, lo que hay en el texto es importante pero no tanto, porque a veces le puedes decir a alguien que le odias y sin embargo le estás anunciando lo mucho que le quieres. Buscaba explorar todas las posibilidades que había en el texto. Muchas veces, lo que también hacíamos era rodar con el móvil mientras improvisábamos los ensayos. Por la noche me reunía con mi guionista, Clara Roquet , nos visionábamos todos los vídeos y las cosas que veíamos que eran espontáneas y nos gustaban las reintroducíamos en el guión, y algunos momentos como cuando le dice: “y te envío un niño por email”, pues por ejemplo esa broma es fruto de sentarnos, de ver la escena, y ellos sugirieron una frase que quedaba mejor, que demuestra el gran sentido del humor que poseen David y Natalia. Y durante el rodaje de escenas menos dramáticas les daba libertad para que improvisaran en ciertos momentos, y surgían tres o cuatro bromas o frases que nos gustaban las introducíamos y así entrabamos en el proceso de reescritura constante que había en el set. Pero a mí que me gusta mucho la improvisación, sé que es muy peligroso dejar todo a lo que salga, por eso buscaba una especie de improvisación controlada«.
Skype posee un sonido muy característico, y los que hemos experimentado una relación a distancia lo sabemos para bien o para mal. Esa música que te acaba marcando. Y nos hemos dado cuenta que el sonido del Skype en la película no suena igual ¿cuál es el motivo?
Carlos Marques-Marcet: «Queríamos usar Skype, porque ese sonido te lleva directamente a emociones concretas, si has pasado por una relación a distancia lo puedes acabar odiando. De hecho el corto lo hicimos con Skype. Pero cuando fuimos a rodar la película hablamos con Skype para que nos cedieran los derechos y nos dijeron: “¡Uy! Que hay una escena de sexo por Skype, y esto nosotros no podemos hacerlo” Como si nadie lo utilizara para el sexo. Y por eso acabamos recurriendo a otro sistema«.
«Quería construir la película en torno a tres canciones, una por cada idioma que hablan ellos»
Y hablando de derechos…Otro de los problemas que os soléis encontrar los directores es que mientras escribís el guión pensáis en canciones que luego son difíciles de adquirir. ¿Cómo ha sido tu experiencia?
Carlos Marques-Marcet: «En el caso de la canción de “Magnetic Fields” lo tenía claro desde un principio, en parte porque la letra me había inspirado durante el proceso de escritura: “todo está bien si bailamos juntos” pero ¿qué pasa cuando lo están? No es para nada una de mis canciones favoritas ni si quiera del disco, pero me interesaba cómo funcionaba para la película. El problema lo tuvimos con la canción del final, hasta el punto que apostamos por tres o cuatro canciones. De hecho, teníamos copias con la canción “Veinte años” de María Teresa Vera y no pudimos ni sacarla porque al final faltó llegar a un acuerdo con los derechos. Buscábamos una canción con una letra triste y una música animada, tipo Jannete “¿por qué te vas?”, y tuvimos que esperar hasta el último momento para resolver lo de la canción de los títulos de crédito finales. Pero en términos generales te puedo decir que tuvimos bastante suerte, y los productores han hecho un gran trabajo«.
¿Y por qué elegiste la canción “El dolor de la belleza”?
Carlos Marques-Marcet: «Eso lo decidimos antes del rodaje. En realidad, quería construir la película en torno a tres canciones, una por cada idioma que hablan ellos: el inglés, catalán y castellano. Y la canción de Roger Mas. La voz del cantante tiene algo que me recuerda a la de David. Además ese gesto de colgar una canción en el muro de alguien, eso quiere decir muchas cosas. La letra habla de cuando te vas y dejas la puerta abierta, cuando vuelves nunca eres tu. Como un mensaje que le está dejando a ella. También la elegí porque el personaje no es un hipster moderno, pero si tiene un punto contemporáneo y casi tradicional, que es casi una sardana, refleja así esa mezcla entre lo contemporáneo y lo tradicional de la psicología del personaje. Al final decidimos no subtitularla porque en realidad estar pendiente de la letra te alejaba de la emoción del personaje«.
¿Llegasteis a rodar algo en Estados Unidos?
Carlos Marques-Marcet: «Estuvo presente, lo íbamos a hacer. La Panda entró justo en el momento de plantear el rodaje, y me dije: “Molaría hacerlo de verdad.” Durante un tiempo queríamos hacerlo de verdad. Quería rodarlo en mi casa de Los Ángeles, y como teníamos el equipo, la gente y todo, no había realmente tanta diferencia de precio. El problema es que al subirse en el proyecto tan tarde Natalia, ya no había margen para los vuelos. Por eso acabamos rodando en Barcelona. Lo que sí está hecho en Los Ángeles es el proyecto de fotografías que lo hizo lo hice en el 2011 con Aleix Plademunt, luego el vídeo grabado en 16mm, eso lo hice yo desde la ventana de mi coche«.
«En cada sitio el público se comporta de una manera distinta ante ‘10.000kms’ «
¿Cómo definirías tu experiencia de hacer cine de autor en España?
Carlos Marques-Marcet: «El proyecto lo comencé en Estados Unidos, pero no lo conseguía arrancar, y fue cuando mi amigo Sergi Moreno me dijo de volver a Barcelona y hacerlo con él y Tono Folguera en su productora, Lastor Media . Tono tiene mucha experiencia en el terreno de los documentales y andaba buscando proyectos de ficción. Le pasamos el guión y les gustó la idea. No era el tratamiento final, pero les gustó y comenzamos a desarrollarla. Antes de que Lastor Media lo cogiera fue todo muy difícil. Me gusta trabajar con amigos y productores que confíen plenamente en ti. Te dan notas y opiniones. Yo estoy abierto a sugerencias. Pero cuando ellos han dudado y no lo tenían claro, han confiado en mí, y han tirado para delante. Luego no se trata de imponer la visión de nadie todo el rato, pero sí que han confiado y eso, la verdad, es un lujo. Yo tengo amigos que trabajan en el cine independiente norteamericano, que colocan películas en Sundance, y por lo que me cuentan, a veces ellos lo tienen más difícil que nosotros, en ese sentido. Aunque ya sabes, hay productores para todo«.
¿Cómo se embarca “Avalon” en vuestro proyecto? Un sello especializado en cine documental.
Carlos Marques-Marcet: «Cuando ya empezamos a montar la película, nuestro productor ejecutivo Pau Brunet, pensó que Avalon era la gente adecuada. Es gente acostumbrada a tratar con el cine de autor, que saben cuidar muy bien sus películas, que no cogen material a granel y lo cuelgan. Tienen una atención muy personalizada y cuidan mucho del proyecto. Así que Pau insistió, les gustó mucho la película. Ellos entraron antes del Festival de Málaga. Tienen una gran experiencia en cine de autor, también de ficción, no sólo documental«.
¿Has notado alguna diferencia entre el público norteamericano y español en los festivales de SWSX y Málaga?
Carlos Marques-Marcet: «La gran diferencia es que el público norteamericano se reía mucho. Les hacía gracia verse retratados desde un punto de vista externo, porque están muy acostumbrados a verse retratados o por sí mismos o ver otras realidades diferentes a las suyas, pero no estan costumbrados a verse retratados por otros. Ellos por ejemplo la frase “no comen conejo, los tienen de mascotas” les hacía mucha gracia. En general es un público muy agradecido, muy entregado. En Málaga costó entrar un poco más al principio. La verdad es que era en el South by Southwest el público más diverso, muy cinéfilo, mientras que en Málaga era de distintas edades. Creo que costó un poco más pero cuando entraron en la película arrancó muy bien. De hecho, parece que les costó entender hasta bien entrada la película que se podían reir. Pero por ejemplo en Austria se volvieron locos, la gente no se ría tanto porque son mucho más serios, pero acabaron dándonos el premio del público, la audiencia fue muy entusiasta. En cada sitio el público se comporta de una manera distinta. Mira, por ejemplo, en el Festival de Cine D’Autor de Barcelona la gente se reía mucho. Depende de muchas cosas«.