El 13 de diciembre se estrenará en España Lore de la directora australiana Cate Shortland y por eso nos cuenta los detalles más íntimos de esta producción.
Lore nos traslada a la Alemania de 1945. La guerra ha terminado. Un grupo de niños se proponen atravesar el devastado país para reunirse con su abuela a 900 km al norte. Lore, la mayor de ellos, queda a cargo de sus cuatro hermanos cuando sus padres, miembros de las SS, son capturados por las tropas aliadas. Todos juntos emprenderán un viaje que les mostrará la realidad y las consecuencias de las acciones de sus padres. Pero cuando conoce al enigmático y carismático Thomas, un joven refugiado judío, Lore ve como su mundo se llena de sentimientos contradictorios. Por un lado queda paralizada por el miedo que siente hacia este joven pero, por otro, debe confiar para sobrevivir, en la persona que, tal y como le han enseñado, es el enemigo.
Lore: De la novela a la pantalla grande
Cate Shortland que lo que más le interesó tras la lectura de libro “The Dark Room” de Rachel Seiffert fueron las tres historias: “están contadas desde el punto de vista de una persona joven que intenta encontrarle sentido a la Alemania fascista – hacían que la narración fuera íntima y basada en la experiencia. Las luchas de los personajes son profundas pero también muy conmovedoras. Me quedé fascinada por el interior de Lore, la protagonista: un lugar aterrador lleno de una extraña mezcla de seguridad y ambigüedad. EL libro me lo dio el productor escocés Paul Welsh después de ver mi primera película SOMERSAULT en Edimburgo. Liz Watts, mi productora australiana, curiosamente le había regalado el mismo libro a mi marido por su cumpleaños unos meses antes.”
Lo más llamativo del libro para la realizadora es que: “Rachel escribe en fragmentos, en austeras observaciones sin comentarios. Era aterrador pensar en adaptar su novela al cine, ya que no llegaba a ningún tipo de conclusión, pero me llamaba la atención desde el punto de vista de los niños. La relación de Australia con su pasado colonial es totalmente nula y al haber pasado tanto tiempo en la Sudáfrica post Apartheid y en Alemania, todas estas cuestiones aparecían en mi mente bastante a menudo. ¿Que hubiera hecho si me hubiese encontrado en mitad del genocidio y el horror?¿Me habría puesto de parte de los débiles y perseguidos o, como la gran mayoría, les habría defendido en silencio o, aún peor, no les habría apoyado?”
Todos conocemos a alguien…
Shortland reconoce que esta historia le resulta muy familiar: “Me toca de cerca porque la familia judeoalemana de mi marido abandonó Berlin en 1936 (es la familia que aparece en la fotografía que Thomas, en la película, lleva en su cartera). Y también las historias de su abuela me conectan con Lore para intentar comprender esta época tan oscura y dolorosa. Aunque no hablo alemán tenía claro que la película había que hacerla en ese idioma para que fuera fiel a la realidad, así que trabajé con el guionista alemán Franz Rodenkirchen y entrevisté a viejos berlineses que habían estado vinculados de alguna manera a todo esto. Sus historias y actitudes e incluso en algunas ocasiones la nostalgia, me ayudaron a entender a Lore.”
Pero eso no la libró de tener que bucear en las hemerotecas y en las biblotecas: “El proceso de documentación a veces era sobrecogedor. Las victimas siempre se me quedaban fuera de plano. Pero no había otra forma de poder hacer la película. Esto era una realidad también en el rodaje. Algunas de las casas que usamos fueron construidas por comerciantes judíos antes de la guerra. Ahora simplemente están vacías y abandonadas. Muchas de las localizaciones, como por ejemplo las fábricas de armamento, las llevaban trabajadores esclavos y ahora esos lugares están desiertos y abandonados.”
Un viaje al fondo de la mente.
La realizadora nos propone un viaje a lo más profundo de la psique: “Lo que me llamó la atención de Lore y que en ocasiones me enfurecía, era la oportunidad de profundizar en las zonas más turbias. Lore cree en una de las más aberrantes y destructivas ideologías políticas de nuestra época. Y yo quería entender esa falta de empatía. Su determinación romántica para continuar creyendo en ella incluso cuando Alemania estaba sufriendo lo que estaba sufriendo. Hitler no solo era visto como el Fuhrer sino también como la figura del padre amado. Tal y como ella dice “los débiles deberían ser aniquilados. Yo quiero gente joven que pueda soportar el dolor”. Lore siente que es su obligación cargar con este dolor sin quejas. Quise entender su lucha con su propia humanidad y sentido de la propiedad. El mundo exterior es totalmente inconsciente con respecto a los apuros de Lore y sus hermanos y por este motivo ella se aleja cada vez más de la sociedad. Pero dentro de su alejamiento hay una verdad que va creciendo: ella está perdida y a la deriva pero sabe algo de la horrible realidad. Nunca la han enseñado a cuestionar sino a obedecer. Pero al final de la historia Lore está llena de preguntas que sabe que nunca podrán ser contestadas.”
Intentando dar voz a todos.
Inclusive en su labor de documentación llegó a entrevistarse con los hijos de Albert Speer, uno de los hombres de confianza de Hitler: “Ellos me contaron que ellos nunca podían preguntar a sus padres sobre el Holocausto ni sobre su papel en el programa de esclavos. Albert Speer Junior recientemente declaró: “Cuando mi padre volvió a casa le podría haber preguntado todas esas cosas. Pero lo pensé y no lo hice.” Su hija Hilde nos contó: “Se lo puse fácil porque solo pregunté hasta un punto determinado y me conformé con las respuestas que me dio.” Su tercer hijo Arnold simplemente dijo: “Nunca le pregunté nada que tuviera que ver con el Tercer Reich.” Ellos no preguntaron por miedo a las respuestas. Qué es mejor. Las mentiras o la verdad.”