Daniel Calparsoro habló con Videodromo en la terraza del Málaga Palacio (últimamente más conocido simplemente por las siglas de la cadena de hoteles AC) durante la última edición del festival de cine de Málaga.
En este singular marco de la ciudad del paraíso, tal como la denominó Vicente Aleixandre, ha tenido lugar la entrevista al realizador de Combustión, su última película que, si bien no ha consechado tantos premios como sembrado expectación, entraba a concurso en la sección oficial de largometrajes.
Es una producción española
Combustión bebe de determinados cauces genéricos más propios de la producción estadounidense que española o, si se prefiere, de unos cánones más ajenos que propios. Tal es la conclusión a la que hemos llegado varias personas tras su visionado. No obstante, Calparsoro mostró firmemente su oposición hacia esta crítica tan justificada: “No hay nada sajón en la película. Combustión es una película eminentemente lúdica que cuenta la historia de Mikel y su viaje a lo salvaje. Los personajes son españoles y lo que hacen es latino. Es una historia pasional, una historia de amor. Lo que he querido hacer con la película es traspasar esa pasión a imágenes”.
Francisco Ramos (productor además de Tengo ganas de ti o Mentiras y Gordas, por poner un par de ejemplos) le presentó el proyecto a este director que alcanzó un nombre en el mundillo gracias a que ya desde sus primeros trabajos (Salto al vacío, Pasajes y A ciegas) consiguió cierta relevancia que confesó fue clave para su despegue y estabilización como cineasta. “Paco venía con una idea muy clara, que era hacer una película con un elemento lúdico muy fuerte y para disfrutar. Que sea una celebración, ese es el mensaje, el contenido último. En principio iban a ser carreras de moto, después fueron de coches, pero ese trasfondo no aparece hasta el minuto cuarenta.”
Lo novedoso en esta producción es el elemento lúdico
No obstante, pese a que sea una película por encargo, algo se puede rescatar de esas historias más personales que le fraguaron en la profesión; sobreviven modestamente ciertos elementos que se repiten, que permiten una conexión por encima de lo comercial. Calparsoro encuentra en una mujer fuerte, pero débil; segura, pero vulnerable, a su álter ego, como ya hiciera notar Carlos F. Heredero: “Es verdad. Sólo he hecho dos películas que son Guerreros e Invasor donde la figura central no era una mujer. Al principio fue Najra Nimri, después Ariadna Gil y ahora es Adriana Ugarte. El elemento novedoso por decirlo de alguna manera es lo lúdico, lo sensual. Adriana es una mujer que se niega a sufrir, que se enfrenta a lo que le hace daño y apuesta por lo que ella cree que le va a hacer disfrutar. Es una emancipación”, puntualizó. Con respecto a esta última añadió que, salvando las distancias, necesitaba a una fémina como Rita Hayworth, es decir, que reuniera en su persona esa contradicción.
Una de las pasiones que practicó Calpasoro fue el boxeo. Desde hace unas semanas, la suma boxeo y violencia física dan como resultado en el cine Alacrán enamorado, cinta que comparte protagonista precisamente con Combustión (Álex González). “¿Hacer una película de boxeo? Por supuesto, si hay un buen guión. Me encantan las películas de boxeo: Toro Salvaje, The Boxer. Es un mundo que me atrae, pero no era este proyecto».
Estar en el festival de Málaga es todo un premio.
Respecto al Festival de Málaga, la excusa en definitiva del encuentro periodístico, sólo tiene palabras de agradecimiento, como la previsibilidad manda: “Estar en este festival ya es un premio. Ahora que tengo 45 años me parece un regalo inesperado. No tengo expectativas de ningún tipo, más que la conexión con el público”. A tenor de los resultados, finalmente Calparsoro sí tuvo que hacer uso del premio al que todos recurren: el estar allí.
Fotos: Nacho López