En Atraco hay un par de personajes que son omnipresentes y dirigen la trama y son la mujer de Franco y Eva Perón, ¿cómo es que no aparecen?
Eduard Cortes: Planteamos desde un principio dejar a los personajes más históricos de lado, porque no buscaba el realismo en la película, no quería entrar en el juego de los parecidos, sobre todo porque distrae al espectador de lo que trataba de explicar. Me interesaba más la gente que vive la historia, por eso decidimos como que quedaran fuera de la película a pesar de que su peso específico en la trama fuera importante.
¿Cuáles son los referentes reales de ¡Atraco!?
Eduard Cortes: Esta historia es un caso real que me explicó Pedro Costa, un especialista en la crónica negra. En ese momento lo que se me vino a la cabeza fueron las películas de los hermanos Coen, esos thriller donde se mezclan con comedia negra. Pero yo siempre suelo empezar las películas por los personajes y en esos momentos no me suelo plantear el género que voy a trabajar. Les tomo cariño, los amo, acostumbran a tener un punto de perdedores, de parias, y los meto en situaciones muy extrañas, para que jueguen al desconcierto con el espectador. A partir de aquí el largometraje sigue a los héroes de la historia, y en ¡Atraco! acabé con Rufufú o La gran guerra de Mario Monicelli, pero también en referentes obvios y directos como Atraco a las tres de José María Forqué o las películas de Berlanga, salvando las distancias por el enorme talento de estos directores que he mencionado. Pero lo que más me fascinaba eran esos personajes en medio de una situación muy dura y que las viven con toda la amabilidad del mundo, al igual que pasaba en El verdugo de Berlanga.
Donde se ha presentado ¡Atraco! ha funcionado, ¿qué cree que pasará en España?
Eduard Cortes: Me sorprende siempre como se mueve la taquilla, es impredecible. Creo que es una largometraje que gustará a la gente que pague por verlo. Estoy convencido. Se lo pasará bien. Pasará un buen rato y la recomendará. Es como ha funcionado en Argentina. Es un filme muy sentimental en el fondo, tanto cuando ríes como cuando se pone dramática.
En ¡Atraco! el discurso o la moraleja de la historia cuesta encontrarla…
Eduard Cortés: La película en realidad versa sobre la lealtad con poderes abstractos y como esa lealtad que alimenta el poder, muchas veces es traicionada por el propio poder, cuando le conviene. Por eso la idea de difuminar el poder en una especie de abstracción donde envías cosas concretas y te devuelve otras abstractas era algo que habíamos reflexionado mucho. Pero a mí no me gusta mucho meter los discursos directos en mis trabajos, y eso posee una desventaja: parece que no lo hay. Personalmente me gusta que esté implícito y casi emocional, exagerando un poco. No me gusta hacer películas donde el discurso se intelectualiza mucho porque requiere una complicidad intelectual con el espectador.
Este año ha estrenado dos películas The Pelayos y ¡Atraco!, ¿suerte u organización?
Eduard Cortés: Esto es lo más típico que se produce en el cine español. Es la imprevisibilidad de las fechas. Es cierto, son dos películas estrenadas en un año pero lo diré de otra manera, son dos en cinco años. The Pelayos arrancó hace cinco años, y esta hace tres. El tema es que cuesta tanto levantar los proyectos que acaban confluyendo el mismo año en la cartelera. Son dos cintas que se han cocinado a fuego muy lento, y lo que me molesta es que la visión general es que haces películas como churros.
Ahora nos gustaría centrarnos en el proceso de documentación de ¡Atraco! que al igual que The Pelayos están basadas en hechos reales…
Eduard Cortés: Me interesaba mucho conocer el mundo del peronismo, leí unos cuantos libros sobre Perón y Evita, también mucho material sobre el exilio tanto en hemeroteca como en Internet. He hablado con muchos argentinos, no hijos de peronistas, por edad sobre todo, y me ayudaron mucho a entender esos sentimientos, esa devoción por ese gran personaje femenino. Como decía antes, me gusta explicar los hechos desde un punto de vista emocional, y en un momento determinado de la película vemos a dos hombre hechos y derechos viendo la imagen de Evita y que lo es todo para ellos, eso es imposible de retratar si no has hecho una inmersión, a ello ha ayudado mucho Marcelo Figueras, el guionista con el que trabaje el primer tramo del filme. Y el segundo con Piti Español con quien trabajé el género más policiaco, directores como Rovira Beleta o Ignacio F. Iquino.
Sí, tan a fuego lento que se ha quedado sin un hervor…