Mar. Mar 19th, 2024
Christian Vincent dirige a Fabrice Luchini en EL JUEZ

En Videodromo, entrevistamos a Christian Vincent, director de “El juez”. La película se ha convertido en un pequeño fenómeno de público.

Después de 25 años, Christian Vincent y Fabrice Luchini vuelven a coincidir en la gran pantalla con “El juez”, un drama íntimo francés que se alzó con múltiples premios en la última edición del Festival de Venecia. Videodromo charla con él unos instantes, poniendo especial énfasis en el trabajo de Fabrice Luchini, el tono íntimo de la historia romántica y la importancia (o no) del caso judicial que ocupa gran parte de la trama. Charlar con Christian Vincent se nos antoja como todo un lujo y las perlas que nos suelta nos dejan con la boca abierta. Un grande.

Buenos días, Christian. Primero de todo, ¿Por qué has querido situar la historia de “el juez” en el contexto judicial? La trama “romántica” de base bien podría extrapolarse a cualquier situación. ¿Por qué has decidido envolverlo en el mundo penal?

Christian Vincent: “Decidí situar la película en una sala de juicios, de lo penal, porque el tribunal de justicia es uno de los pocos lugares dónde personas de diferente estrato social y que no se han visto jamás, se encuentran. En Francia hay un sistema de jurado popular, que hace que personas que no tienen nada que ver, convivan, se entrecrucen y compartan opiniones sobre un caso en particular. Dejando de lado sus orígenes, deben tomar una decisión llena de consecuencias y decidir si declaran al acusado culpable o no culpable. Esa decisión es muy dura y les cambiará la vida para siempre. Realmente hay un antes y un después de un juicio. Pero en general, este contexto me parecía magnífico para observar la ciudadanía francesa en su complejidad y realizar, uno, dos, tres, pequeños retratos de personajes, de orígenes diferentes, que conviven durante una semana para tomar una decisión extremadamente difícil de tomar.”

“Hay un antes y un después de un juicio”

¿Así pues, “El juez” surgió de la necesidad de retratar a la ciudadanía francesa?

C.V: “El film surgió, ante todo, de mis ganas de trabajar con Fabrice Luchini ofreciéndole un rol a medida. En esa época leí una novela de George Simonin en la que se hablaba de un magistrado, un presidente de una sala de lo penal.  Así pues, cuando empecé a pensar en hacer un papel para Fabrice, inmediatamente, me lo imaginé vestido con la toga y el armiño. Voilà, mi idea, a partir de esta concepción primigenia, era acompañar este personaje durante unos días de su vida. La película empezaría en la  presentación del caso y se desarrollaría durante todo el proceso.”

Fabrice Luchini es un alto magistrado en El juez

“Inmediatamente imaginé a Fabrice Luchini vestido con la toga y el armiño”

¿Y cuál es la importancia del caso y su resolución? Al principio de la cinta, el juicio sobre el supuesto infanticidio parece ser la espina dorsal de la trama. Sin embargo, al final se revela como un aspecto secundario de “El Juez”.

C.V: “Yo no creo que sea algo secundario. Simplemente, tenía ganas de mostrar la verdad, más que la realidad, de un juicio de lo penal, un proceso, de principio a fin. Sin embargo, no quería que ese proceso ensombreciera el resto de las historias y fagocitara la película por completo. El juicio y su resolución no eran mi meta principal al hacer la película. Es cierto que lo sigo de forma documentalista al principio, pero no deja de ser una especie de telón de fondo.”

¿Por qué escogiste como caso un infanticidio, un delito tan grave?

C.V: “Es una decisión muy importante a realizar, ya que el caso debe interesar a los espectadores, pero tampoco debe convertirse en el “sujeto-madre” de la trama. Verás, normalmente, lo que se suele juzgar en estas salas de lo penal son crímenes como violaciones, asesinatos… cosas graves y violentas, realmente. Entonces, vigilé mucho qué tipo de caso escogía para que se juzgara. Y un caso como el que presento en “El juez” es un ejemplo de que en los juicios una misma historia se maquilla de múltiples maneras, ensombreciendo la verdad: al principio, parece que el padre es el culpable, la policía y todos creen que mató a la niña de una patada y merece una condena. Sin embargo, a medida que avanza la trama, empiezan a surgir las dudas. ¿Es realmente culpable? ¿O es no culpable? ¿Qué desea realmente el espectador? ¿Con qué versión se queda?”

El juez ganó dos premios en el pasado festival de Venecia

Asú pues, el mundo judicial tiene su importancia en esta película pero también me parece remarcable el tono de la historia de amor que hay en su haber. No es un drama exacerbado ni una historia de amor fatal. ¿Por qué has decidido darle este tono más neutro a la historia de amor/desamor contenida en “El juez”?

C.V: “¿Cómo decirlo?… “El juez” no es una historia de amor; es una historia dónde hay amor. En mi opinión, no puede llamarse historia de amor puesto que no es compartido. El magistrado tuvo un accidente de coche grave hace unos años, fue hospitalizado, reanimado, y lo primero que vio al abrir los ojos, fue el rostro luminoso de esa enfermera. En ese punto, irrumpió lo novelesco en la vida de ese hombre, una vida que había estado privada de romanticismo y en la que no había gran cosa. Más que de amor, deberíamos hablar de sentimientos. Él se encuentra con un tipo de sentimientos nuevos y muy fuertes, pero que no puede compartir con la mujer. En la mirada de ella hay bondad, empatía, generosidad; pero no hay amor. Los ojos de la mujer dan, mientras que él no está nada acostumbrado a dar ni a recibir. Su enamoramiento resurge cuando vuelven a reencontrarse en el juicio seis años después. Durante 5 días, el magistrado, que ha idealizado a la mujer al extremo, insistirá en quedar con ella para ver si pueden empezar una historia juntos. Pero eso será algo muy poco probable.

“Más que una historia de amor, el juez es una película dónde hay amor

¿Fabrice Luchini era la única opción para el papel de juez?

C.V: “¿La única opción? No lo sé. Yo escribí el guión para él, pensando en él y elaborando un papel a su justa medida. Pese a que teníamos plan B y plan C, tenía la esperanza que hiciera el filme y con mi productor estábamos convencidos que no iba a rechazar un rol como este. Y gracias a Dios, aceptó en seguida.”

Fabrice Luchini vuelve a trabajar con Christian Vincent después de 25 años

¿Y cómo es trabajar con Fabrice Luchini?

C.V: “Trabajar con él y reencontrarnos después de 25 años fue un regalo para mí, me sentí muy feliz. Hacía muchos años que no trabajamos juntos, lo hicimos en “La discreta”, mi primera película, por diferentes razones: yo le había propuesto otros papeles anteriormente, pero él los había rechazado… bueno, la vida es así. Sin embargo, Fabrice no ha cambiado en nada. Sigue siendo el mismo hombre que conocí 25 años atrás. Es un estupendo actor, tanto en su interpretación como en su comportamiento en el plató. Es alguien con una personalidad extremadamente fuerte y compleja y a la vez, en el trabajo, es alguien de gran humildad. Fabrice no es un director frustrado. No busca cambiar el guión ni los diálogos para darse más importancia y es muy respetuoso con el trabajo de los demás. Además, es un buen camarada con los demás actores y actrices, una cualidad que creo esencial en el mundo del espectáculo. Fabrice es una persona muy inteligente que entiende al momento lo que le pides. Además, es alguien muy intuitivo. Bien, no se sí Fabrice aceptaría todos estos cumplidos, pero bien es verdad que no es el actor cerebral que todos os imagináis. Trabajar con él en “El juez” ha sido simple, porque realmente, detrás de esa personalidad tan fuerte que tiene, hay un actor dócil.”   

“Detrás de la fuerte personalidad de Fabrice Luchini, hay un actor dócil”

¿Por qué habéis escogido una actriz danesa, , para el papel de la mujer? (Una actriz que, ante todo, es extraordinaria)

C.V: “Bien, ¡la escogí porque es extraordinaria! En el tiempo en que estaba escribiendo la segunda o tercera versión del guión, con Fabrice Luchini ya confirmado, empecé a buscar actrices francesas de unos 45 años para estar frente a él. Le dije al productor lo que buscaba pero ninguna actriz de las que me presentaba o que me venían a la cabeza me gustaban. Por muchas razones, pero básicamente, porque todas las actrices francesas que se me ocurrían ya habían trabajado con Fabrice anteriormente, por lo tanto, ya había una historia entre ellos anterior a “El juez” y no me apetecía nada ser el “segundo” o “tercero”. Quería que Fabrice y la actriz elegida se conocieran por primera vez en mi película.”

Sidse, la dama, es conocida por la serie Borgen

“Quería que Fabrice y la actriz elegida se conocieran por primera vez en mi película”

C.V: “En esa época, hace un par de años, estaba viendo la tercera temporada de Borgen, una serie que adoro. Todas las semanas la veía en mi televisor y adoraba absolutamente la actriz que interpretaba a Birgitte. Entonces, un domingo por la mañana de estos en los que no tienes nada que hacer, busqué su nombre en Google y cliqué en el tercer resultado. Era una entrevista a la actriz realizada por el canal ARTE. ¡Y qué sorpresa me lleve al ver que hablaba perfectamente francés! Llamé inmediatamente al productor y le dije: ¡La tenemos! ¡Es ella! ¡He encontrado la actriz! Después de eso la contactamos, hablamos con su agente y mi productor y yo fuimos a Copenhague a verla. Cenamos con Sidse, hablamos y al final la convencimos para que aceptara el rol. Aporta tantísimo a la película. Sin ella, no sé qué hubiera quedado. Ella tiene un encanto asombroso, es generosa, luminosa, una actriz todoterreno. Me hace pensar en esas heroínas de las películas del oeste, de John Ford. Mujeres que atravesaban el oeste americano en los vagones del tren y que tenían algo muy femenino y a la vez, un cariz viril y fuerte.”

“Sidse me hace pensar en las heroínas de las películas del oeste. Muy femeninas a la par que viriles”

Quería hacer una pregunta sobre los premios del Festival de Venecia: la Copa Volpi para Fabrice Luchini y el premio al mejor guión. ¿Qué piensas de estos reconocimientos? ¿Pensabas que la película sería tan popular y reconocida por crítica y jurado?

C.V: “Ah, no. De hecho, me quedé asombrado porque en un principio la película no iba a presentarse en Venecia. Sé que Gaumont la presentó al festival de Cannes y que no la seleccionaron, pero realmente, es muy difícil para los cineastas franceses ser seleccionado en el festival. Somos más reconocidos en el extranjero. Mira, para ir a Cannes, hace falta pertenecer a una casta, se podría decir. Resulta muy difícil ser elegido.”

El juez sigue de cerca un caso de infanticidio

C.V: “Después de la negativa de Cannes, con mi co-productor Gaumont barajamos otras posibilidades: pensamos en el festival de Toronto y en el de San Sebastián. Pero Gaumont decidió presentarla en Venecia para probar suerte y para nuestra sorpresa, fuimos elegidos en seguida.  Y nosotros, encantados de ir obviamente. Era algo inesperado y fuimos sin esperar en absoluto que nos concedieran un premio. Así que fue todo una sorpresa. El filme tampoco lo vio mucha gente, ni nadie hablaba de él. Estaba en selección oficial en competición con otra película francesa de la que todo el mundo comentaba cosas… éramos como el outsider de Venecia.”

Mi última pregunta es sobre el título de la película en francés, “L’hermine”; (el armiño). ¿Por qué el título hace referencia al vestuario del personaje? ¿Qué importancia tiene la manera de vestir de Fabrice en el filme?

C.V: “En Francia, si dices el « armiño », todo el mundo lo entiende. Los jueces, cuando llegan a  un cierto nivel, suelen llevar un armiño sobre la toga. Así pues, la asociación es inmediata: a todos les viene a la cabeza la idea del jurado, de la autoridad, etc cuando piensan en el armiño.  Además, el hábito hace el monje. ¿Y cómo decirlo? Este hombre, en la película, es la autoridad cuando lleva su toga de alto magistrado, su vestuario de trabajo. Es alguien respetado, alguien fuerte, poderoso, en fin, es alguien. Sin embargo, en el momento en que se quita la toga y el armiño, vemos que no es gran cosa, es un hombre como los demás. De ahí el título.”

Por Marina Cisa

Film PR, Social Media Manager, Productora y lo que me echen. Comunicación Audiovisual en la UPF y a mucha honra. Cinéfila hasta límites insospechados. Una vez toqué a Xavier Dolan y me firmó el DVD de "Yo maté a mi padre". Espero ver a monsieur Godard en vida.

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