Entrevistamos al cineasta francés Jean-Charles Hue con motivo de la presentación de «Clan Salvaje» a los medios y se defendió en un perfecto castellano.
«Clan Salvaje» es el último trabajo del cineasta francés Jean-Charles Hue, quien nuevamente vuelve a trabajar con la familia Dorkel, para ofrecer un retrato frenético de la comunidad gitana yeniche. Es una de las películas francesas más destacadas y aclamadas de 2014, flamante ganadora del Premio Jean Vigo a la mejor película francesa, y recompensada también en el Festival de Cine de Turín como mejor película. En España, ha pasado por los festivales de Sevilla 2014 y el IBAFF 2015. Su realizador se desplazó a Madrid y Barcelona para presentar su film a los medios de comunicación.
¿Podría hablarnos de la estructura de la película en día, noche y día?
Jean-Charles Hue: “Lo primero es que es una historia que yo viví. Tenemos día, noche, y principalmente día al final. La primera parte que ocurre de día pasa casi totalmente en una parcela donde el Estado ayuda a los gitanos. Se la dan a ellos donde ponen sus caravanas móviles. Tenemos ahí a toda la comunidad gitana, cristiana, evangelista allí. Vemos a Jason de 16 años, que está con su madre, quien sabe que en 24 horas lo bautizan y será cristiano. Al mismo tiempo, regresa de la cárcel después de 15 años su hermano grande Fred. Es el pretexto de tener una noche, con la que puede hacer un viaje con su hermano y vivir la experiencia de tener una vida propia. ¿Está listo para ser cristiano, le gusta la idea, vivir así para siempre, o bien vivir como su hermano? Un viaje para saber quien es. Toda la parte de la noche es el viaje, el viaje de Ulises a Ítaca, se enfrenta a los monstruos, a los dioses. Durante esta noche Jason se crea su propia opinión sobre que quiere en su vida. Al final le parece bien dura la idea de una vida como la de Fred. La tercera parte, cuando regresa el día, es la decisión, si la hay, de Jason. Decidir bautizarse y volver a la comunidad. Aunque no es tanto el bautizo como regresar a la comunidad. Fred es el cowboy solitario que sabe que no puede regresar a la comunidad, tiene un futuro como el de su padre”.
Ha hablado sobre que se trata de una comunidad cristiana, sería interesante que nos comentara cual es el papel que juega la religión cristiana en la película
JC. H: “Yo conocí el mundo gitano hace 18 años y al mismo tiempo conocí al mundo evangelista. Es un mundo muy importante desde los años 50 que poco a poco le ha ganado terreno al catolicismo dentro del mundo gitano. Yo soy católico y recuerdo que mis primeros momentos con los gitanos fue un shock esta manera tan popular de relacionarse con Dios. En las parcelas donde vivían los gitanos había muchas reuniones evangelistas. Me acuerdo de las películas que a mí me gustaban cuando era joven, de western, que me recuerda a esas historias de los gringos donde hay la tradición evangelista de los pastores y a su vez, los cowboys son malos. Pues esta es la misma historia, con gran presencia evangélica por un lado y delincuentes por otra. Por primera vez en mi vida, en Francia, yo no podía imaginarme eso, pero pasaba, a 40 km de París. De la misma manera, los gitanos tenían una Winchester para matar animales del campo. Es por eso que yo empecé a grabar cortos películas, para plasmar esta situación. La relación que tienen con Dios. Nada ir solo los domingos, iban dos o tres veces por semana. Todos los cristianos en este lugar y en cada misa me acuerdo que acontecían milagros. Cada semana anunciaban dos, tres, cuatro milagros. Al mismo tiempo Fred con 15 años que tenía entonces, estaba disparando a los coches”.
¿Y usted que opina que su filmografía puede aportar a la exploración cinematográfica de las comunidades gitanas:
JC. H: “No estoy seguro que de que esta película pueda aportar algo al mundo gitano. A los jóvenes les gusta la película, porque es la vida que viven, coches, gente que dispara, policía… es algo que conocen bien que es. Los gitanos más mayores tienen más problemas con la película porque dicen que la película va de gitanos haciendo maldades. Pero no es verdad. Solo hay un gitano que haga el mal, el resto de gitanos, unos 80, son cristianos. No son mayoría los que hacen maldades. Es difícil hacer una película sobre una minoría, muchas veces dicen “no es verdad, no somos eso”. Los gitanos de mi película son un tipo de gitanos diferentes a los de España, aquí no existen, no vienen de la India, vienen del centro de Europa. Tienen un físico y una cultura diferentes. Hoy en día en 2015 pienso que hay una especie de afinidad por el cine por mentir. Hay películas que intencionadamente mienten. Hay ladrones tanto en el mundo de los gitanos como en el de los payos. Aunque la juventud se vea más abocada a la vida de ladrón en la comunidad gitana que en la paya, es debido a su exclusión social. No van a la escuela, tienen necesidades. Es algo real. Lo que no me gusta de algunas películas, novelas o mass media son las mentiras. Una manera de buscar algunas respuestas políticas al mundo que vivimos hoy en día es explicar la verdad. Pero las cosas no son así. El de derechas te manipula para sus interesas y el de izquierda también. Al final no hay una posibilidad de buscar una respuesta. Es por eso que mi película es explicar algo que puede resultar sencillo o naif: hay gitanos que roban, ¿pero por qué roban? El espectador va a ver que si vive una noche con Fred, va a pensar “es un gitano que roba”, pero también podría ser su primo, su hermano, etc».
«Y eso te puede cambiar la mirada, y es el poder del cine, de cambiar un poco la mirada de la gente, pero sin mentiras”
Entonces usted cree en el cine como un arte que puede llegar a transformar la sociedad:
JC. H: (Se ríe) “Sería el primero en hacer eso. Como todo, como los libros, como la gente… es la última posibilidad que tenemos de cambiar un poco a la gente. Porque no pienso que vayamos a tener una revolución. Sé que es una obviedad, pero no creo que el mundo occidental tenga una revolución global. Y eso es porque todos, hasta los más pobres, tienen algo a perder. Hay una revolución cuando la gente no come. Y aquí todo el mundo come. Antes había un gitano en la calle, no español, que viene de Europa del Este. Un gitano que pide dinero en la calle pero que luego resulta que tiene un teléfono móvil. Pide dinero y al mismo tiempo habla por teléfono. Es la primera vez en la Historia del Mundo que estas cosas ocurren. Yo viví en México, estuve filmando en Tijuana y un día estaba grabando en gringo allí. Viven muchos hippies en Tijuana. Son gente que no puede vivir en San Diego porque es muy caro y viven en Tijuana por que es más barato y la droga también es más barata. Le di a uno de los que filmé dinero para pasar la noche en el hotel porque no tenía nada y dormía en la playa. Y yo le dije que como podía contactar con él para filmar más y este hombre de 35 o 40 años, que iba por la calle sin zapatos, me dice que me contacte con Facebook. ¿Entiendes? No puedes imaginar el cambiar la sociedad cuando el chico que pide en la esquina tiene un móvil o el otro no tiene zapatos y al mismo tiempo tiene Facebook. Todos tienen algo de la sociedad liberal. No hay película que cambie esto».
«La cultura, la gitana, como todas, van a ir a morir y poco a poco desaparecer.
¿Qué rol juegan las mujeres en “Clan salvaje”?
JC. H: “Es una historia más de hombres. Yo viví esta historia y fuimos por la noche a robar, y eso no se hace con las novias o las esposas. Por definición, no hay muchas mujeres. Se ven por el día, pero por la noche, porque ellos se van a robar. Hay muchas películas hoy en día que hubiesen puesto en el coche a una mujer. Lo políticamente correcto es otorgar igualdad a la película. Si tienes una idea bien fuerte del carácter del filme con una mujer en la película, pues perfecto. Pero si lo pones sin tener esta idea previa en la cabeza seguramente va a salir una mierda porque no te sale del corazón este personaje femenino. En el futuro tengo un proyecto de televisión sobre los gitanos. En este momento puedo contar cosas de las familias, de las mujeres. Pero en una hora y cuarenta minutos, tenía miedo de perderme en otras cosas que no son lo que quería contar. Mi película habla de todo, pero al final habla de nada”.
¿Qué siente usted al ganar el Premio Jean Vigo al igual que lo hicieron en su día directores como Godard, Resnais o Chris Marker?
JC. H: “Me encanta Jean Vigo. Es un premio bien famoso, la gente lo conoce. Por otro lado, es Jean Vigo. A mi me encanta poder considerarme como un hijo que sigue la labor de Jean Vigo. Por eso tengo la sensación de cuando te gusta alguien y un día esta persona te corresponda. Me gusta ver que soy como su herencia. Mis películas hablan mucho de la herencia. ¿Cuál es la herencia de Jason o de Fred? Su padre es alguien que robaba. Cómo vivir su futuro, su propia vida, con la herencia de sus padres y la cultura de su país. Esa es la primera pregunta de la película. Es como Jean Vigo. Yo soy francés, me encanta el trabajo de Jean Vigo y yo quería trabajar sobre eso. Hoy en día es posible hacerlo pero con los gitanos, que son del pueblo”.