El primer largometraje de Jesús Monllaó, Hijo de Caín, se estrena esta semana en nuestra cartelera, pero su primer público ya lo encontró en el último Festival de Málaga, lugar en el que recibió tantas críticas positivas como vacíos en la lista de premios. Antes de que el jurado fallara, Videodromo tuvo la oportunidad de conversar con el director y parte del equipo de la película que se iba uniendo a medida que se animaba la entrevista.

Jesús Monllaó Plana, director de Hijo de Caín
El director
“Tenemos al caballo. También la torre que es el moviminento cuadrangular, el sostén. Después, los peones, que serían los personajes más secundarios. Y luego, el rey y la reina. ¿En qué consiste el ajedrez? En matar al rey”. Jesús Monllaó dejó claro que el ajedrez es en Hijo de Caín la superestructura contextual bajo la que se desarrolla un drama humano disfrazado de thriller; ofrece la sutil metáfora argumental que genera la satisfacción de ver que un puzzle encaja y que todo tiene su porqué. Excepto de una cosa: la maldad, encarnada en el personaje de Nico (David Solans): “Nico no deja títere con cabeza. Es la guadaña de la muerte. Y es tan inteligente que no deja testigos”.
La gestación de esta historia tan envolvente como trágica tiene varios responsables, el principal de ellos, Ignacio García-Valiño, autor del libro en el que se basa la película, de título ligeramente diferente al de la película, “Querido Caín”: Para este tarraconense licenciado en Filología Anglo-Germánica que hasta la fecha sólo había tocado el cortometraje (La mirada oblicua, Gloria, El legado, todos ellos galardonados tanto nacional como internacionalmente), Monllaó reconoció que no estaba dispuesto a meterse en la aventura que supone un largo a no ser de que estuviera completamente seducido por la historia. Y éste fue el caso: “Al leerlo [el libro] comprendí que aquí teníamos un peliculón”. Inmediatamente se puso en contacto con el productor, que participó en el entusiasmo de Monllaó, y finalmente se pusieron en contacto con los co-guionistas Sergio Barrejón y David Victori que “desde la frialdad de no ser suyo [el borrador del texto] agarraron un material potente”. Tres vueltas más al guión, y eccolo. Guión parido.
Toda adaptación cinematográfica invita forzosamente a aquellos que conocen ambos productos artísticos a su comparación. Monllaó trató de evitar en todo momento la mera transposición, pues “creo que un director tiene que mostrar su punto de riesgo. Si yo hubiera sido cobarde, les habría contado la novela de pe a pa, pero decidí decir algo más. Y sí, hay varias licencias”, y aún así remató categóricamente, “la novela es siempre mucho mejor, siempre es un montaje perfecto, todo funciona, es un engranaje maravilloso”.
La perfección del montaje literario del que hablaba Monllaó es parejo al escrúpulo con el que Hijo de Caín ha sido rodada. Por ejemplo, en el tema del ajedrez que nombrábamos en las primeras líneas: “Teníamos un maestro fide que nos asesoraba. Todas las partidas que aparecen son partidas reales y los actores tuvieron que aprendérselas hasta que saliesen fluidas”. De igual modo, al estar ambientada en el mediterráneo catalán, los personajes hablan indiferentemente en este idioma y en castellano, algo que resultó chocante a parte de la crítica en Málaga: “De la misma manera que buscamos un maestro fide para que diera a la historia verosimilitud, el área geográfica donde ésta se desarrolla da la casualidad de que es bilingüe. Me parece absolutamente natural que sea así, aunque en el doblaje se vaya a perder. Lo que me extraña es que sigan planteándose esas dudas”, puntualizó. Dudas sobre si detrás se escondía algún uso discriminado.
El final también contribuye a dar el último remate, a hilvanar la última cuerda que aporta plenitud y descarnado sentido. Pero pudo no haber sido así: “Peleé terriblemente ese final. Había muchas empresas potentes que nos tentaron con dinero para cambiar los últimos veinte minutos para hacerlo cine más mainstream. Sebastián Mery (productor) me preguntó entonces y al ver cuál era mi opinión seguimos adelante con el final original. Lo que pasa es que estamos tan acostumbrados a los finales felices que no nos damos cuenta de que en la vida real no es así”, explicó el realizador. Hay, no obstante, un sector de la crítica que juzga el cierre de la película como previsible.
¿Y cómo hacer una buena partida sin las adecuadas piezas? Los actores y su interpretación son otra de las bazas que con su trabajo han contribuido a la calidad del resultado final de Hijo de Caín. A continuación y tras conocer al director, dedicamos los próximos párrafos a los actores María Molins (Coral), Julio Manrique (Julio) y Jack Taylor (Andrew Holsteter).
Actores y Personajes

María Molins en un momento de la entrevista. De fondo, Jesús Monllaó y la vistas que proporciona la terraza del hotel Málaga Palacio
María Molins es Coral, la madre del Caín particular de Monllaó. Su luenga experiencia en el oficio cuenta con notables reconomientos (como ya pusiera de manifiesto Méndez Leite durante la rueda de prensa), el último de ellos, el Premio Gaudí a la Mejor Actriz por El Bosque. Pese a ello, la catalana reconoció que “Coral era para mi muy enigmático y desde el primer momento necesité la ayuda del director para entenderlo. Es un personaje que no había aparecido en mi vida previamente”. Ahora que ya es madre, se alegra por constatar que no le falló la intuición a la hora de acercarse al papel: “Yo ahora estoy agarrada a la vida de otra manera , pero la intuición no me falló. Tenía que coger con toda la fuerza el coraje de una madre que no era y que soy”.

Julio Manrique
El personaje de Julio Manrique es homónimo. Él se encarga de dar vida al psicólogo que tratará de ayudar al Caín. Manrique proviene principalmente del mundo del teatro. No en vano ostenta actualmente el cargo de la director artístico del Teatro Romea de Barcelona. En cine sólo ha participado en contadas ocasiones, como en Febrero o en Soldados de Salamina. De su papel en Hijo de Caín lo que más le gustó fue que “fuera psicólogo porque esta profesión trata de la naturaleza del comportamiento humano, más o menos la misma materia que la de los actores”. También le atrajo la dura lección que aquél recibe, elemento que le sedujo por el reto de la complejidad.

Jack Taylor y Jesús Monllaó
Jack Taylor interpreta a Andrew Holsteter, el maestro fide de la película, la única persona que no es engañada por el Caín aunque le servirá de poco. Este actor estadounidense de 76 años cuenta en su haber varios trabajos bajo la dirección de Jesús Franco (Necronomicón, Aberraciones sexuales de una rubia caliente, El Conde Drácula…) recientemente fallecido y al que el propio Festival de Málaga le dedicó un homenaje en la sección “Recuerdos”. Monllaó quiso agradecerle de modo particular el modo de dar vida a su personaje porque “era muy fácil convertilo en un guiñol de Harry Potter, pero con su contención consigue que nos lo creamos completamente”. El propio Taylor dijo que “cada vez que hacemos un trabajo salimos más enriquecidos, es una vivencia más. Siempre nos estamos sorprendiendo”. Entre risas añadió que también ha aprendido algo de ajedrez.
Y el Caín es el joven David Solans, un adolescente que pese a no haber tenido experiencias cinematográficas o televisivas previas la potencia visual de su mirada impactó a todo el equipo. “Fue un enamoramiento”, soltó Monllaó. José Coronado es, por el contrario, el actor más avezado de todo el reparto, con permiso de Jack Taylor. El director bromeó con que era aquél el que le había hecho el cásting y no él al actor. “Si una cosa he admirado de los grandes actores es que estos son los más humildes”, zanjó Molins.
Fotos: TatArt