“Holmes & Watson: Madrid Days” es la decimoctava película en la filmografía del realizador José Luis Garci y el madrileño acudió a los céntricos cines Princesa rodeado de su extenso elenco para mostrar a la prensa esta incursión en el universo de Sir Arthur Conan Doyle. Sus primeras palabras fueron de agradecimiento: “Este largometraje se ha podido hacer gracias una vez más a la colaboración casi, casi desinteresada de un equipo técnico y artístico, que no han cobrado menos de lo que cobran, si no que algunos ni han cobrado como el caso del actor Carlos Hipólito o el restaurante Lhardy.” Pero también hizo un llamamiento que podríamos calificar de apocalíptico a las clases dirigentes: “Ahora que el cine se está acabando ha llegado la hora que el Museo del Prado o en el Reina Sofía de Madrid, entre otros, pongan una sala de cine para ver películas nuestras, de Florian Rey, etc, y ampliando horizontes como Carl Theodor Dreyer o Kenji Mizoguchi. El cine no debe desaparecer y debe permanecer como hecho cultural en los museos.” Y con lo que dejó atónita a toda la crítica fue con su siguiente intervención: “Yo vengo hoy aquí con una tranquilidad total, porque mi película va a fracasar como fracasan todas. Entonces no tienes ninguna sensación de riesgo. Eso está claro.”
El origen de este proyecto hay que buscarlo en el año 1998, nos confesaba: “nació después de rodar ‘El abuelo’. Un día paseando por la calle Génova con Eduardo Torres Duce, que es un gran holmesiano, inclusive es socio de una importante sociedad de Londres dedicada al mítico investigador. En ese momento le preguntésí alguna vez había estado en España, y me contestó que nunca había España a pesar de que ha estado en miles de sitios. Entonces fue cuando le propuse escribir una aventura y él me sugirió mejor hacer una película de época centrada en mil ochocientos y pico. El motivo es lo de menos, así Jack el destripador es el McGuffin al igual que en las cintas de Hitchcock. Por eso centramos los crímenes de Londres en Madrid, inventamos unos en los lavaderos del Manzanares usando el cuchillo Bowie como lo hacía Jack, localizándolo en ese Madrid prebarojiano de “La busca” y pensamos que eso podía funcionar. Además como ya no hay que pagar derechos porque han expirado y han quedado libres, por eso se han hecho últimamente muchas series y adaptaciones cinematográficas, pensé que era el momento. Así que hace un año y medio, me reuní con Eduardo de nuevo y le dije que le había dado vueltas a una idea, pero el único inconveniente que le encontraba era que sería muy cara de presupuesto. Nos pusimos hacer cálculos, con qué contábamos y obviamente sin la venta de los derechos de emisión de antena (TVE y Telemadrid) no hubiéramos llegado, y por supuesto la gran pata es que ninguno de nosotros ha cobrado nada.”
Garci lo califica de milagro haber acabado este proyecto, pero sabe que será un fracaso seguro al contarnos públicamente: “ayer hablando con un amigo mío desde hace veinticinco años, David Giler, el productor de ‘Prometheus’, y me dijo que habían hecho seis veces menos de lo que esperaban hacer en España confesaba. El motivo es que se ha perdido la costumbre de ir al cine. Da igual que la entrada cueste un euro más o menos. El cine ahora es un supermercado, vas a un sitio que está a doce kilómetros de la ciudad, donde te compras una hamburguesa, te compras una corbata y al final ves una película. Y el cine forma parte del centro comercial, y antes no era así. Por eso hay que inventar otras fórmulas, y habría que decirle a nuestro querido ministro Wert que vaya diciéndole al Prado que habiliten la mejor sala de cine que se pueda.”
En cuanto a la actualidad de los temas como la corrupción política o la especulación urbanística queríamos saber si estaba en el origen del guión y nos declaró: “En absoluto, eso lo puse posteriormente. Mi amigo Vittorio Cottafavi ya decía todo se monta a posteriori, ten en cuenta que cuando haces una película y te queda aburrida entonces dices ‘es que yo estoy por el cine contemplativo, de mirada sin prisa y relajada’ y si te sale divertida dices ‘es que no hay nada mejor que la alegría’ y si te sale fría dices ‘es que esto es Bertolt Brech y buscaba una distancia’. Así que tu haces una película y sale lo que sale. Y en nuestro caso nosotros queríamos hacer una película sobre Sherlock Holmes, y que Jack el destripador se convierta en el ladrillo eso es un valor añadido. A mi siempre me han gustado las películas que no empiezan ni acaban, de melodía larga, que se vaya transformando, gente que entra y que sale, que va y viene. Este largometraje acaba donde acaba, pero lo podía haber hecho antes o haber empezado después. Inclusive hasta podría seguir. Cuando me pidieron en el Ministerio que catalogará mi filme no supe que decir. Les dije ni es un drama, ni es de misterio, ni es un thriller, ni es una comedia romántica. No sé qué es esta película.”
En cuanto a la elección de Gary Piquer y José Luis García Pérez para los papeles de Holmes y Watson, Garcí lo tuvo claro: “yo había visto a Piquer en esa fabulosa película de Gracia Querejeta titulada “El último viaje de Robert Rylands” y le acaba de ver en la el genial largo uruguayo “Mal día para pescar”, donde él está realmente excepcional, y me dije y este además habla inglés, así que podría hacer un Holmes fantástico. Y para Watson yo quería alguien que se alejara de los clásicos, quería un tío atractivo, un actor con una buena voz, y le había visto en ‘Guante blanco’ y me pareció ideal. Fue de los primeros a los que llamamos.”
Sobre el purismo de los personajes Garci fue claro: “No, hombre, se deberían cabrear más con Guy Ritchie que les ha hecho hacer kung-fu. Y que conste que me encanta Ritchie, y su primer filme ‘Lock & Stock’ lo tengo por algo que se acerca a lo que yo considero una obra maestra. Yo he escrito los personajes con la mayor dignidad, con el mayor respeto.”
También no podía quedar en el tintero la participación del ex Alcalde de Madrid y actual Ministro de Justicia, Alberto Ruíz Gallardón, sobre este tema nos dijo: “Fue muy sencillo. Fui a verle en compañía de Eduardo Torres Duce para decirle que iba a hacer una película con el nombre de Madrid y necesito que me eches una mano en ciertas localizaciones nocturnas en el centro de Madrid y que van a ser complejas, me dijo que no habría ningún problema. Nos pidió el guión y a los dos días tras su lectura me llamó para decirme que si sabía que era familiar de Isaac Albeniz, y me preguntó que quién lo iba a interpretar. Le contesté que nadie de momento porque era un papel pequeño, un día de rodaje. Así que me manifestó su interés por llevar a cabo esa interpretación. En ese momento le indique que si sabía lo que era el cine que no atiende de agendas políticas, y que una secuencia una vez planificada no se puede mover. Así que le maquillamos con esa barba, le hicimos las pruebas de vestuario, y fue una persona encantadora con todos. Y nos facilitado mucho que Rodrigo Ruiz, su hijo, trabajaba también con nosotros y le aclaró que las cosas no se podían improvisar.”