Juan Diego Botto nos habla de su trabajo en «La ignorancia de la sangre», sin duda lo mejor de la película, y nos da las claves del futuro del cine español.
Amable, simpático, buen conversador… así es Juan Diego Botto protagonista indiscutible de “La ignorancia de la sangre”. El polifacético actor nos habla de su trabajo en este thriller, nos cuenta qué tiene pendiente de estreno y a qué se dedica actualmente. Es agradable saber que podremos seguir disfrutando de su trabajo en la gran pantalla y en el teatro, porque nos gusta y mucho su buen hacer.
El futuro del cine español es algo que nos preocupe e interesa a partes iguales, por tanto le preguntamos también qué visión tiene de nuestras estructuras y de este gran año por el que atraviesa nuestro producto patrio.
Pasas de un papel secundario en «Ismael» a llevar todo el peso de la película en «La ignorancia de la sangre», ¿cómo se lleva eso?
Juan Diego Botto: Bien, se lleva bien. Para mi lo más extraño fue «Ismael», yo nunca había tenido una participación tan pequeña en una película pero fue un trabajo que me llenó muchísimo, en ese momento la carencia de responsabilidad fue algo que disfruté, precisamente porque sabía que todo el peso no descansaba sobre mis hombros. Aquí era retomar un protagonista, pero he tenido la suerte de estar acompañado por Manuel Gómez Pereira que asume la responsabilidad, un director que tiene muchísima experiencia, que nos ha hecho sentir acompañados durante toda la película.
Estar rodeado de un reparto tan solvente me hizo sentir que no todo dependía de mí.
¿Qué es lo que más te llamó de este personaje cuando recibiste el guion?
J.D.B: Muchas cosas, es un personaje que tiene un arco dramático muy importante , es un buen policía, metódico, obsesivo, dedicado a su trabajo, que ama su profesión y que a la vez, lejos de lo que suele ser lo habitual en el cine policíaco, es un tipo en contacto con su sensibilidad, un tipo al que descubrimos en un momento en el que está iniciando una relación con el personaje de Paz Vega, Consuelo, y cuyo hijo es secuestrado en el transcurso de una operación. Todo esto le llevará a verse en la tesitura de optar entre el amor y su fidelidad a las normas policíacas… Con este papel tenía mucho donde rascar.
¿Cómo has llevado la preparación del personaje? ¿Leíste las novelas de Robert Wilson?
J.D.B: Tenía la suerte, en este caso, de tener cuatro libros. La historia de Javier Falcón es una tetralogía de cuatro historias que arrancan con “El ciego de Sevilla” y terminan con “La ignorancia de la sangre” y ahí hay muchísima información sobre el personaje. Nunca había dispuesto de tanto material. Robert Wilson se detiene, en las novelas, a explicarnos la infancia, la relación con su padre, sus hermanos, su ex mujer… hay mucho detalle sobre mi personaje.
¿Cómo ha sido trabajar con Paz Vega?
J.D.B: Un placer, nosotros nunca habíamos coincidido, nuestras carreras empezaron más o menos a la vez pero no habíamos hecho nada juntos y la verdad es que me he entendido con ella a la perfección.
Es muy buena compañera, una gran profesional. Como yo, ama su trabajo.
¿Qué le dirías al espectador para que vaya a ver “La ignorancia de la sangre”?
J.D.B: Yo creo que es una película con la que se lo puede pasar muy bien, es entretenida, es un thriller lleno de acción, de intriga, romance… Por tanto puede merecer la pena que invierta 8 o 9 euros en ella.
Estas también muy volcado en el mundo del teatro, ¿disfrutas más que con el cine?
J.D.B: Yo por suerte no tengo que escoger, me deleito mucho haciendo ambas cosas. El cine me aporta elementos que el teatro no y viceversa, mientras pueda seguir combinando las dos disciplinas lo seguiré haciendo.
Tienes pendiente de estreno “Hablar” de Joaquín Oristrell , ¿qué vamos a encontrar en esa película?
J.D.B: “Hablar” es una película muy particular. Hace como 4 años arrancamos un proyecto entre mi madre (Cristina Rota), Joaquín Oristrell, algunas personas más y yo. Se trata de una idea singular, de construir una película que naciera de los actores, que cada uno aportase qué personaje quería hacer, qué historia querían contar y a partir de eso se construyera un guion. Oristrell le dio una vuelta a todo eso y el resultado fue una semana y media de ensayos en el barrio de Lavapiés rodado todo en un solo plano de 80 minutos.
Para mí ha sido un proyecto apasionante, muy bonito. Yo creé mi personaje, hago de tirano, un empresario que se niega a pagarle el sueldo a su empleado, pero, todo en tono de comedia.
¿En qué andas trabajando ahora? ¿Qué más vamos a poder ver de ti?
J.D.B: Estoy terminando de escribir mi siguiente pieza de teatro y en enero empiezo una película, “El signo del castaño” con Melanie Olivares, eso es lo más inmediato.
La salud de nuestro séptimo arte parece estar mejorando por momentos, ¿cómo ves el futuro del cine español?
J.D.B: Por un lado creo que estamos ante un año espectacular, tenemos muchos títulos que han conectado con el público, “La isla mínima”, “El niño”, “Torrente 5”, “Ocho apellidos vascos”… Además, películas que a lo mejor no son tan masivas pero que sí son, claramente, de una enorme calidad como “Magical Girl”, entre otras. El problema es que seguimos teniendo unos mimbres industriales famélicos, no tenemos la estructura como para poder consolidar una industria y eso depende de la voluntad de los distintos gobiernos de crearla. Mientras tengamos una legislación ambigua en cuanto al cine se refiere, un IVA del 21% y la desidia constante del ministro de cultura, va a ser muy difícil consolidar esta buena racha y transformarla en un cambio de tendencia.