Penélope Cruz crea expectación, eso es innegable, pero lo más importante es que no decepciona. Uno llega a la sala de hotel que sirve de sala de espera y nota el nerviosismo general. Pero es al contrario, Penélope irradia naturalidad y quizá por ello esta chica de Alcobendas ha llegado tan lejos. Entiendes que Almodovar se prendara de ella y que Woody Allen la llamara un par de veces.
La actriz estrena esta semana Volver a nacer una película de Sergio Castellitto, la segunda que hacen juntos desde No te muevas. Y a parte de su relación con el director italiano, Penélope nos habla de la vejez, de la maternidad, de Los Ángeles, de Sarajevo y de Ridley Scott.
En las dos películas que has rodado con Sergio Castellito te han afeado o envejecido. ¿Qué relación tienes con el director italiano para permitirle llegar tan lejos?
Me inspira mucho y los libros de su mujer, Margaret Mazzantini, me parecen auténticas maravillas. Con personajes así da igual que te afeen o te envejezcan. Mi personaje en esta película es una mujer que va desde los 20 a los 50 y yo quería que Sergio me dejara interpretarlo entero, que me diera el reto de entender cuál era la esencia de esta mujer. De esta forma el espectador puede ver y escuchar a la misma mujer a los 20 y a los 50. No fue fácil pero es lo que yo busco, esa dificultad.
¿Y qué sentiste al verte reflejada en el espejo y aparentar 20 años más?
Me encantó verme a los cincuenta y tantos, verme con esa pinta y esa cara. El trabajo de Alessandro Bertolazzi fue increíble. Mirándome veía a muchos miembros de mi familia y por eso supe que lo estaba haciendo bien.
¿A quién viste?
A mis padres y a mis abuelos.
Mucha gente encuentra mucho placer en la vejez, ¿crees que tú serás ese tipo de gente?
A mí lo que me importa es la salud, mira hablo como las abuelas (ríe). Cuanto más mayor eres más te reafirmas en eso. Lo único que me preocupa del paso del tiempo es seguir sana. Si eso está lo demás se puede solucionar.
La maternidad es un tema muy importante en el filme, de hecho reconociste que ese era uno de los motivos principales por los que te embarcaste en este proyecto…
Mi personaje sueña con tener hijos y al no conseguirlo eso pone una sombra muy grande en su vida, un vacío. Me gustó como trataba el libro ese tema. Me tocó mucho el corazón y entiendes como una mujer se puede sentir así. Una mujer puede ser feliz sin hijos si no los desea, pero si los desea como mi personaje, Gemma, siempre va a sentirse incompleta. Margaret lo cuenta de una manera muy cruda, con mucha verdad y con mucha belleza.
¿Ser madre cambió tu forma de sentir el personaje?
Siempre había sentido mucha conexión con el personaje y por tanto no tenía que pasar por esta experiencia para entenderla pero seguro que la comencé a comprender a un nivel mucho más profundo después de haberlo vivido.
Otra experiencia única tuvo que ser rodar en Sarajevo…
Fue muy fuerte, está todo lleno de balazos, todas las paredes. Hay edificios abandonados con agujeros en los techos que eran hospitales. No te puedes creer lo que te cuentan. Pero eso pasó hace poco y no muy lejos de aquí y ahora está pasando en Siria. Cuando ruedas una historia sobre hechor reales tan fuertes, haber estado allí se convierte en algo más que los recuerdos de un rodaje. Cuando pienso en Sarajevo recuerdo a esas familias supervivientes que hablaron conmigo y compartieron sus historias y ni si quiera me acuerdo de que estaba haciendo una película. Se convierte en una lección mucho más fuerte. En nuestro equipo había serbios, croatas, bosnios… y todos nos decían que no nos podían explicar esta guerra.
Repasando toda tu trayectoria, ¿Cómo describirías la experiencia de estar en Hollywood?
Nunca me he quedado allí viviendo, instalada. Siempre he ido con billete de ida y vuelta. También he estado mucho tiempo en Nueva York o en Londres. Nunca he sentido que Los Ángeles fuera mi ciudad, mi ciudad es Madrid, aunque no viva aquí todo el tiempo. Aquí tengo mi casa, mi familia… Los Ángeles es un sitio que tiene muchas cosas buenas pero tiene otras que no… todo gira alrededor de la industria. Prefiero Madrid, Nueva York o Roma antes que Los Ángeles.
¿Es difícil trabajar fuera de tu país?
Los años en los que empecé a trabajar fuera estaba más sola que la una. Iba, rodaba, no conocía a nadie y volvía. Estaba allí porque quería, no es para quejarse pero el principio fue duro, casi no hablaba el idioma y no conocía a casi nadie. En la ciudad pasan muchas cosas pero cada vez se rueda menos allí o en nueva york, es muy caro. No hay muchos motivos para quedarse allí.
¿Cuáles son los motivos por los que elijes o desechas los proyectos que te ofrecen?
A veces lees algo y hay dudas. En el caso de Volver a nacer no fue así. Cuando leí la novela no tenía ninguna duda de que tenía que sacar adelante esta película. Pero esto no pasa siempre.
En No te muevas, tu primera película con Castellitto, interpretaste a tu primer personaje internacional, le estarás eternamente agradecida…
Volver y No te muevas salieron el mismo año, uno de los más importantes de mi carrera. Algunos directores tienen más imaginación que otros, algunos si no te han visto antes en depende de qué roles les da miedo arriesgarse, pero otros saben que lo puedes hacer antes de que te vean. Pedro siempre lo ha visto en mi, igual que Fernando o Bigas Lunas.
A estas alturas ¿es complicado rodar en italiano?
He tenido que estudiar muchas horas durante meses, con un profesor, con mucha paciencia y con tiempo. Yo no hablaba italiano antes de No te muevas y en esa ocasión tuve que hacer de italiana con mezcla de albanesa. Me volví loca. Lo bueno es que acaba la película y ya sabes un idioma nuevo.
Y Woody Allen lo aprovechó cuando te llamo para A Roma con amor…
Sí, me llamó porque había hecho No te muevas si no, no hubiera hecho esa película.
De hecho en Italia te consideran una más.
Siento mucho alivio por ello. No sabes lo que son estas novelas en Italia. Las han leído millones de personas. Cuando iba a rodar No te muevas me paraban allí por la calle y me decían: “Sabemos que vas a ser tú, ya lo puedes hacer bien que este personaje me ha cambiado la vida”. ¡Qué responsabilidad! Salió la película y me aceptaron y además, me dieron el Donatello. Me importaba mucho que esas personas no se sintieran decepcionadas. Este personaje no es tan italiano como el anterior pero también ha levantado pasiones. El trabajo de Margaret es una maravilla. No quieres manchar eso que ha sido tan mágico para tanta gente.
Acabas de terminar el rodaje de The Counselor, con Ridley Scott. ¿Cuáles son las sensaciones?
El guión es una maravilla, es el primero que escribe Cormac McCarthy. Le teníamos allí todos los días y me daba bastante impresión. Le admiro mucho y es un tío encantador. El que es una máquina es Ridley Scott, es impresionante verle trabajar, colocar cada la cámara (rueda con siete a la vez). Es un director que da libertad a los actores.
¿Qué hay de la segunda parte de La niña de tus ojos?
Nos vamos a reir mucho todos, haciéndola y viéndola
Además con ella continúas tu faceta de productora…
Eso salió de una conversación en mi casa con Fernando Trueba. Me dijo que si lo producíamos juntos y me lancé al igual que con Volver a nacer. Llevo apoyando esta película años antes de que se rodara. Quise poner mi granito de arena y buscar coproducción. Hace falta mucho esfuerzo para sacar una película adelante.
Fotos realizadas por Nacho López
Bueno, para que la afeen normalmente no le hace falta mucha ayuda…
… a diferencia de para ponerla potable en los anuncios de champú, con abundancia de photoshop y doblaje al castellano, para que vocalice y para que parezca que tiene una voz aceptable.
Ay, qué tiempos aquellos en los que las “guapas oficiales” eran guapas de verdad. Cosa de la personalidad que sabían imprimir a sus personajes, dentro y fuera de la pantalla. Pero cuando veo a esta chica, penso: ¿Personaliqué?