Mar. Mar 19th, 2024
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Crónica de la segunda edición del Americana Film Fest, el mejor festival de Barcelona dedicado exclusivamente al cine indie nortemaericano.

Este fin de semana se llevó a cabo la nueva edición del Americana Film Fest, un festival que en 2014 se lanzó con una programación dedicada exclusivamente al cine de cosecha norteamericana. El año pasado el certamen barcelonés trajo premieres -meses antes de su estreno comercial- de la talla de «Upstream Color«, «En un lugar sin ley«, «The Kings of Summer«, «Las vidas de Grace« o «Una cita para el verano«. En esta ocasión, las tres salas de Los Cinemes Girona proyectaron catorce largometrajes de forma ininterrumpida acogiendo casi 5000 espectadores. Algunos de los títulos presentados fueron muy bien recibidos por la cinefilia como la oscarizada y laureada con el Premio del Público del Americana «Selma», el documental sobre el crítico de cine y ganador del premio Pultizer Roger Ebert, el particular remake hipster de «Misterios asesinato en Manhattan» de Lawrence Michael Levine, un sorprendente homenaje semi japonés del clásico «Fargo» de los Hermanos Coen, o la gran sorpresa del Festival de Sundance y Locarno de 2014 «Listen Up Philip», film que pese a ser nuestro favorito dividió la crítica barcelonesa considerablemente. El jueves tuvo lugar la inauguración del certamen con la proyección especial de «Before I disappear«, evento al que no asistimos dado que en agosto ya escribimos sobre la citada película cuando fue su Premiere Europea en el Festival de Venecia. A continuación comentamos algunas de las películas y cortometrajes que pudieron verse en la nueva cita de la ciudad condal con el mejor cine indie norteamericano.

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Elisabeth Moss, la musa de Alex Ross Perry, en su penúltima película «Listen Up Philip»

«Harry Grows Up»: Romanticismo a los dieciocho meses

Con la colaboración de Filmets Badalona Film Festival, el Americana ha estrenado una nueva sección dedicada a cortometrajes de Estados Unidos. Antes de la proyección de «Little Feet», pudo verse uno de los cortos más famosos de Mark Nickeslburg. Como ha definido el propio autor, «Harry Grows Up» (2012) es una comedia romántica para adultos interpretada por bebés, y de hecho el mismo protagonista es el hijo del director. Esta pequeña obra de doce minutos se centra en el triángulo amoroso entre Harry, su nueva novia de dieciocho meses Zoey y el fantasma de la baby sitter (Elisabeth Elkins) que le abandonó al empezar la Universidad. Antes de conocer a Zoey, Harry estaba sumido en una profunda depresión que calmaba con su adicción a la leche en biberón, hilarante gag que en el film simula una acumulación de botellas de whisky. La originalidad de «Harry Grows Up» se halla en la perfecta adaptación de la crueldad del mundo de los adultos experimentada por este pequeño héroe neoyorquino. Su encantador guión está repleto de tópicos del género del indie romántico que al estar escenificados por niños consiguen cautivar al público. Con una estética que evoca al sentimentalismo de «Manhattan», Mark Nickelsburg logra que su hijo se enamore de Zoey frente a un cuadro de Jackson Pollock, se emocione al ir al cine con ella o al hacer la primera colada juntos.

harry grows up

«Little Feet»: La talentosa familia Rockwell

El primer largometraje que vimos en el Americana Film Fest es una pequeña joya en blanco y negro, rodada en dieciséis milímetros, cuyo presupuesto reducido ha llevado su creación a una dimensión casera. Igual que en «Harry Grows Up», los protagonistas de la nueva película de Alexandre Rockwell son sus dos hijos de siete y cuatro años. La gloriosa Lana Rockwell, el pequeño Nico Rockwell y el mismo cineasta reinterpretan sus roles familiares en un entorno muy distinto. Si Nueva York era un torbellino emocional a los ojos de los bebés del anterior cortometraje comentado, Los Ángeles parece la ciudad más peligrosa para los emancipados hermanos de «Little Feet» (2013). El filme presentado en la penúltima edición del Festival de Toronto se divide en dos partes. El primer apartado se centra en la contextualización de un hipotético drama sobre dos menores desatendidos tras la muerte de su madre y el alcoholismo de un padre (Alexandre Rockwell) que trabaja vestido de panda vendiendo electrodomésticos. En un principio, el dramatismo que tanto recuerda a «Jack» (Edward Berger) por el cuidado maternal y sobreprotector de la hermana mayor al menor, se alterna con escenas cómicas en las que los chiquillos se disfrazan o protagonizan persecuciones al ritmo de «On the road again» de Canned Heat. En este sentido, el primer fragmento de la película no funciona en el tratamiento de las cuestiones serias, como por ejemplo el presunto maltrato o abuso del padre que el espectador intuye cuando Lana le cuenta a su hermano una historia sobre un panda malvado al estilo de la confesión de la adolescente violada en «Las vidas de Grace«. Sin embargo, el film vence dicho hándicap en el momento en que «Little Feet» se convierte en una road movie burlesca. En el segundo tramo del largometraje los dos críos conocen a su nuevo vecino Nene (Rene Cuante-Bautista), quien les ayuda a llegar hasta un río, y más adelante al océano. El propósito de este disparatado viaje es ver el agua, pues según afirma Lana sólo en las profundidades marinas podrán ver a su madre. Durante el trayecto los chicos bailan, se disfrazan de Batman, Darth Vader o de esqueleto gangsta, y conocen a otros niños con los que comparten nuevas aventuras. Y, finalmente, la llegada a la playa al son de «Sæeglópur» de Sigur Rós retoma la solemnidad que había perdido la segunda parte festiva a propósito.

little feet

«Life Itself»: La figura pública y el ser humano detrás de la máscara

La amistad entre el documentalista Steve James y el célebre crítico cinematográfico ganador de un Premio Pultizer Roger Ebert era conocida por los círculos cinéfilos estadounidenses. Dicha relación cristalizó definitivamente a través del proyecto «Life Itself» (2014), un documental que resume las grandes hazañas del periodista mientras se dan a conocer sus últimos desafortunados cuatro meses de vida. El largometraje se sustenta en la dicotomía entre el recuerdo de las hazañas del personaje público y el retrato del ser humano detrás de la máscara. En este sentido, la primera tendencia del documental se identifica con el interesante aspecto biográfico, mientras que la segunda, y menos necesaria, se acerca al morbo del reality show, recreándose en las miserias de su día a día sobreviviendo en una habitación de hospital. Sin poder hablar, comer, ni beber, Roger Ebert afronta su existencia con un sorprende vitalismo. Pues, como expresa el mismo hito de la crítica cinematográfica americana mediante e-mails dirigidos al cineasta, lo único que lo mantiene con vida es el amor que siente por su esposa Chaz Ebert. De este modo, el mensaje optimista y redentor made in USA se camufla con el footage de los gags que protagonizaba junto con Gene Siskel en su programa televisivo, sus retransmisiones desde el irreconocible y glamuroso Cannes de los noventa, o la relectura de extractos de sus mejores críticas de «Bonnie and Clyde» (Arthur Penn), «Apocalypse Now» (Francis Ford Coppola), «Who’s that knocking at my door» (Martin Scorsese), «L’Argent» (Robert Bresson), «La Chaqueta Metálica» (Stanley Kubrick) o «El árbol de la vida» (Terrence Malick). Pese al sensacionalismo que busca Steve James, el documental acaba convenciendo al público más cinéfilo gracias a los anecdóticos testimonios en primera persona de compañeros de profesión de Ebert como Jonathan Rosenbaum o Richard Corliss, y los directores Werner Herzog, Errol Morris («Gates of Heaven»), Ramin Bahrami («99 Homes»), Ava DuVernay («Selma») o Martin Scorsese.

life itself

«Buzzard»: Parásito generacional

Una de las mejores películas que pudieron verse en el Americana Film Fest fue «Buzzard» (2014), el largometraje que finaliza la trilogía de Joel Potrykus sobre el animalismo del hombre. Después de su corto «Coyote» (2010) y su ópera prima «Ape» (2012) -multipremiada en el Festival de Locarno en la sección Cineastas del presente-, Potrykus nos sorprende una vez más con una alocada comedia protagonizada por un nerd que desea revelarse contra la vida gris que ningún ser humano a su alrededor se cuestiona. Marty Jackitansky (Joshua Burge) trabaja de oficinista en un banco. Su contrato temporal sólo le permite devolver cupones y registrar cualquier irregularidad del sistema. Sin embargo, el funcionario dedica su tiempo de ocio a construir un guante de Nintendo cuyos dedos se parecen a las cinco cuchillas afiladas de Freddy Krueger; un arma que no dudará en utilizar cuando lleve a cabo su pequeña revuelta. De la noche a la mañana, Marty se convierte en un parásito del sistema capitalista al que pertenece, quedándose el dinero de los cheques de sus clientes o intentando engañar al seguro de su empresa en múltiples ocasiones. No obstante, este veinteañero anarquista y adicto a los videojuegos acaba convirtiéndose en una víctima de la trama ilegal que él mismo ha creado, igual que el protagonista adicto al porno de «Videofilia (y otros síndromes virales)», uno de los Hivos Tiger Awards de la última edición del Festival de Rotterdam. Con un sorprendente final abierto como el del citado film peruano de Juan Daniel F. Molero, «Buzzard» plasma de forma macabra el espíritu de la generación perdida nacida en los noventa.

buzzard

«Listen Up Philip»: Alex Ross Perry el cineasta americano del momento

La esperada Premiere Española del tercer largometraje de Alex Ross Perry tuvo lugar el primer día del Americana Film Fest. Tras ganar el Premio Especial del Jurado en el Festival de Locarno de 2014 con «Listen Up Philip», y sorprender al público alemán en la pasada Berlinale con la presentación de su última película «Queen of Earth», la crítica internacional ha bautizado a Alex Ross Perry como uno de los talentos más prometedores de la actual escena indie norteamericana. En esta ocasión, Jason Schwartzman («El Gran Hotel Budapest») es el encargado de dar vida a Philip Lewis Friedman, el protagonista de esta bohemia tragicomedia neoyorquina filmada en 16mm. El personaje principal es un semi reputado novelista cuya vida profesional y personal son boicoteadas por sus impulsos autodestructivos. Aunque el filme posea un neurótico argumento woodyalleniano, «Listen Up Philip» no cae en los clichés nostálgicos del autor que homenajea. Asimismo, el largometraje no se orienta a través de la fácil vía cómica de la no-inteligencia emocional del protagonista al estilo de «Annie Hall» (1977) o «Maridos y Mujeres» (1992). Más bien, la ficción de Perry se abre camino a través de la la misantropía y la animadversión que carga el personaje principal. Philip Lewis Friedman es un escritor con talento, víctima de su propia ambición, de su inherente arrogancia y del maltrato a sus seres queridos -principalmente, las mujeres que le rodean-. En este sentido, es interesante destacar el rol de los personajes femeninos de «Listen Up Philip». Pues, en vez de identificarse con llanos elementos satélites sin personalidad al estilo de Woody Allen, Perry filma a la novia despechada (Elisabeth Moss) y las tres amantes en potencia (Dree Hemingway, Josephine de La Baume y Krysten Ritter) sin que compartan con el protagonista necesariamente. De este modo, a través del seguimiento de la vida de las treintañeras al margen del personaje masculino se pone en evidencia el motor de la trama: el estancamiento del antihéroe.

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«Kumiko, the Treasure Hunter»: Tokio, Fargo

Cuando David Zellner dirigió y protagonizó «Goliath» en 2008, su film ya apuntaba hacia una lectura humorística digna de los Hermanos Coen. El largometraje sobre la desaparición de un felino que muchos compararon con «Wrong» por su argumento y el estilo non-sense, en realidad le debe más a Ethan Coen y Joel Coen que a Quentin Dupieux. Sin embargo, el homenaje decisivo de Zellner a los Coen no llegaría hasta 2014 con «Kumiko, the Treasure Hunter», una historia sobre una mujer japonesa obsesionada con encontrar el maletín lleno de billetes que Steve Buscemi esconde bajo la nieve en el desenlace de «Fargo» (1996). Kumiko (Rinko Kikuchi) es una ayudante de oficina que, como el protagonista de «Buzzard», no quiere asimilar la mediocridad de su existencia. No obstante, la rebelión de Kumiko no tiene punto de comparación con la del personaje de la anterior película reseñada. Su pequeña revuelta es más íntima, pues se trata de una proeza personal que lleva a cabo cuando la situación se tensa en su lugar de trabajo. Kumiko deja atrás toda su vida en Tokio para viajar hasta Minnesota, y desde allí emprender una road movie hacia Dakota del Norte, concretamente hacia Fargo, el pueblo donde acontece la ficción de los Coen. Por el camino Kumiko conoce a personajes variopintos, dignos de ser secundarios de cualquiera de las ficciones de los próximos presidentes del Jurado del Festival de Cannes. Estos individuos, y en especial un Sheriff interpretado por el mismo director, no son conscientes de la absurdidad de sus excéntricas acciones porque son víctimas de su ignorancia. Como la misma película a la que homenajea, la locura y la incultura se mezclan y se confunden en «Kumiko, the Treasure Hunter». Sin duda ha sido una de las sorpresas del Americana Film Fest.

kumiko the treasure hunter

«Uncertain Terms»: Platonismo en la bucólica Hudson Valley

Uno de los filmes más memorables del segundo día del festival fue el cuarto largometraje de Nathan Silver. A simple vista, lo que más sorprende de «Uncertain Terms» (2014) es la elección de los intérpretes en un tipo de drama que presta a la no profesionalidad de los actores, puesto que alberga más escenas costumbristas y bucólicas de Hudson Valley que diálogos. El film relata el presunto resurgir vital de un treintañero amargado cuyo inminente divorcio lo fuerza a instalarse en un lugar de acogida para adolescentes embarazadas que lleva su tía Carla (Cindy Silver). Desde un principio la presencia de Robbie (David Dahlbom) altera a las hormonadas menores de edad. Algunas pretenden seducirlo, otras como Nina (India Menuez) sienten una conexión que va más allá de la atracción física. Robbie y Nina están atrapados a dos relaciones que les asfixian en tanto que no las desean. En el caso del varón, la infidelidad de su mujer no le permite regresar a Brooklyn, y en el de Nina su bebé la encadena a un chico inmaduro, incapaz de mantener un trabajo legal durante una semana. En «Uncertain Terms» se nos presenta un amor platónico que nunca podrá consumarse, un querer que en su imposibilidad se halla su perfecta belleza.

uncertain terms

«Rich Hill»: We are not trash, we are good people.

En el Americana Film Fest tuvimos la oportunidad de ver el documental ganador del Gran Premio del Jurado en el Festival de Sundance 2014. «Rich Hill» está dirigido por Tracy Droz Tragos y su primo Andrew Droz Palermo, el famoso director de fotografía que nos causó una terrible desilusión en la Premiere Mundial de su debut en solitario «One & Two« en la sección Generation de la Berlinale. Las bajas expectativas que teníamos respecto el segundo documental presentado en el Americana rápidamente fueron vencidas en las primeras tomas del largometraje. «Rich Hill» puede definirse como un retrato fidedigno del coming-of-age de tres adolescentes condicionados por el contexto geográfico, el poder adquisitivo de sus parientes y las malas decisiones que tomaron desde el día en que nacieron. A diferencia de esta tipología documental costumbrista que pone en evidencia la pobreza monetaria e intelectual de la América Profunda mediante un cliché global que desdibuja la entidad de sus protagonistas, no existe tal anonimato en «Rich Hill». El tándem Droz Tragos y Droz Palermo muestran las tres caras de la zona más pobre de Missouri a través del retrato desnudo de Andrew, Appachey y Harley. La autenticidad de dicho trabajo se detecta en la no intervención de los autores, factor que se echa de menos en los cada vez más guionizados largometrajes de no-ficción. El documental que se inicia con Harley mirando a la cámara y diciendo «We are not trash, we are good people» penetra en las almas desvalidas de madres encarceladas y niños abandonados o violados por sus padres.

rich hill

«Wild Canaries»: Misterioso asesinato en Brooklyn

El conocido actor y cineasta novel Lawrence Michael Levine ha dirigido y protagonizado un remake sensacional de «Misterioso asesinato en Manhattan» (1996) que pudo verse durante la tercera jornada del Americana Film Fest. El largometraje en cuestión que dividió la crítica entre grandes detractores y férreos defensores narra los intentos de Barri (Sophia Takal) y Noah (Lawrence Michael Levine) por salvar su relación sentimental. La joven pareja de Brooklyn fracasa en sus tentativas de seguir con el compromiso por culpa de terceras personas que se entrometen en sus vidas, pero sobre todo por la obsesión de Barri por convencer a su novio de que su anciana vecina fallecida no tuvo un ataque al corazón, sino que fue asesinada por su hijo Anthony (Kevin Corrigan). La sublime reinterpretación de una Diane Keaton hipster por parte de Sophia Takal, igual que Levine en el papel de un anticuado Woody Allen en la era moderna que desconoce el funcionamiento de la pantalla táctil del iPhone, muestra el interés del cineasta por anteponer el género cómico por delante del thriller. En este sentido, «Wild Canaries» destaca por ese equilibrio entre géneros visible en su guión, que pese a favorecer los gags que homenajean el film de culto de los noventa, repitiendo situaciones y diálogos idénticos, nunca cae en la autoparodia.

wild canaries

 

Por Carlota Moseguí

Ex-Humanidades en la UPF. Más cinéfila que cinéfaga. Intento disimular mis carencias de cine comercial devorando e informando de todo el cine de autor de calidad que exista (o esté por existir).

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