El género dramático destaca en la segunda jornada del festival con «Certain Women» y «James White».
Segundo día del festival de cine independiente norteamericano de Barcelona. La llegada del fin de semana implica una mayor afluencia de gente y eso es algo que se ha notado desde las primeras horas. A diferencia de ayer, hoy el festival ofrece una sesión más en cada sala, haciendo posible que los asistentes puedan acudir incluso a tres filmes, lo cual implica una oferta mayor en la parrilla que destaca por la variedad de los largometrajes.
El drama, uno de los géneros más habituales en este festival, llega de la mano de películas como «Certain Women», el filme de Kelly Reichardt que ha conseguido diversos premios y nominaciones en festivales (y uno de los títulos más esperados del festival, tal y como se ha podido apreciar en el sold out que ha conseguido), «James White» y «Donald Cried», el largometraje que inauguró el festival el pasado miércoles, que se ha proyectado hoy por última vez, y del que ya os hablamos tras su estreno en el SXSW 2016. Por otro lado, «Creative Control» (Benjamin Dickinson) y «The 4th» (Andre Hyland) han ocupado las primeras sesiones para satisfacer a los amantes de la ciencia ficción y la comedia (respectivamente). En la categoría Docs, «Kate Plays Christin»e (Robert Greene) resulta ser una de las propuestas más interesantes del certamen, pues documenta el proceso de adaptación de la actriz del filme «Christine« (también presente en el evento), complementando el visionado tanto de aquellos que ya la hayan visto, como de los que hayan decidido hacerlo a raíz del material.
En general, esta ha sido una jornada intensa tanto por el nivel de asistentes como por la propuesta fílmica que el festival ofrecía, hecho que nos ha dificultado la selección de filmes a ver. Finalmente, «James White» y «Certain Woman» han sido las elegidas, y nos llevamos un buen sabor de boca de ellas.
«James White»: El control como base del drama
«James White» no es un largometraje hecho para que el espectador se sienta cómodo. Es uno de esos dramas que no hacen uso indebido de recursos con los que mitigar la dureza del relato o las imágenes. Desde el primer fotograma, el director Josh Mond pone a su protagonista en un primer plano secuencia que sigue sus pasos, dejando en el fuera de campo la acción que le rodea, como reflejo de un personaje al que es difícil entender. Y es que si por algo destaca el filme, es por un inicio in medias res que no da información sobre su protagonista, pero que intenta, no obstante, transmitir aquellas sensaciones que mejor definen su vida. De esta forma, el espectador se enfrenta a un desorden inicial que, aunque puede desorientarle levemente, poco a poco encamina la narración hacia su auténtico propósito: la búsqueda del sentido en la vida del personaje principal.
James White es un joven cuya vida no tiene control alguno: no tiene trabajo ni ocupación alguna, no tuvo una relación afectiva con su difunto padre, ni un camino claro que seguir para encontrar cierta estabilidad. Pero lo más importante es que James tiene que lidiar día a día con el cáncer del que su madre padece. Y es precisamente ese el mayor de los problemas, causante de una constante amenaza que le impide controlar sus emociones, ni la relación con las personas que le rodean.
Con este planteamiento, «James White» es un filme que trata sobre los problemas que no podemos controlar y que, en ocasiones, nos impiden seguir adelante si no queremos dejar a un lado a los seres queridos. Así Josh Mond construye, en definitiva, un filme que trabaja con los recursos propios del drama, pero llevando a su protagonista al límite sin la necesidad de insinuar un salvoconducto que pueda apaciguar la tormenta que sobre él se cierne.
«Certain Women»: La lírica en la costumbre
El filme de Kelly Reichardt basado en el relato de Maile Meloy es, sin lugar a dudas, una de las joyas de este festival. Un largometraje que indaga en la figura de la mujer contemporánea mediante tres historias que exponen las relaciones que establecen con las personas que les rodean, así como con ellas mismas. Unas historias que destacan por su definición, al crear tres personajes muy diferentes no sólo respecto a su vida personal (situación sentimental, laboral…), sino también en relación al espacio que habitan (ciudad, entorno rural).
Pero «Certain Women» no sólo destaca por la construcción de sus personajes, sino también por la forma mediante la cual se conciben y se ordenan las imágenes. Reichardt no basa el filme en los diálogos como exponentes del sentido del filme, sino todo lo contrario. El conjunto de escenas que conforman el largometraje destacan por la austeridad en los diálogos, en la música (prácticamente inexistente) y en la inserción de sucesos que destaquen por encima del resto, por tal de marcar puntos exclamativos en la narración. La directora busca la poética en las imágenes más rutinarias, evitando retratar a personajes de extraordinaria condición, para exaltar lo extraordinario dentro de lo ordinario en la vida de tres (cuatro depende de cómo se mire) mujeres que viven su día a día con total naturalidad. De esta forma, se exhibe un retrato costumbrista que reflexiona sobre una figura concreta sin necesidad de adornarla de forma extravagante (véanse largometrajes de acción con protagonistas femeninas), para extraer de la cotidianidad una poesía que refleje la grandeza de la feminidad en el cine.
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