Dos propuestas arriesgadas tanto por su planteamiento como por su ejecución y que intentan profundizar en diferentes vías en la búsqueda de respuestas ante la vida.
«You And The Night»: hacia el erotismo kitsch
Interesante propuesta la del debut de Yann González tras las cámaras con su «You and The Night» (Les Recontrés d’Aprés Minuit, 2013). Autoproclamado como el nuevo Pedro Almodóvar, su estética recoge el kitsch autoconsciente del manchego y bebe a partes iguales de Querelle de Fassbinder, el Satyricon de Fellini o el cine descaradamente thrash de un Paul Morrisey, incluso estéticamente podemos encontrar ciertas reminiscencias visuales del Philippe Garrel de la Cicatriz Interior (La Cicatrice Interieur, 1972). La historia parte de una dramatización onírico-teatral que parece recordar, en su desarrollo conceptual, a Las Mil y Una Noches o a los Cuentos de Canterbury de Chaucer. Un grupo de extraños desconocidos se reúne, pasada la medianoche, en una casa donde habitan una pareja, que recuerdan estéticamente a la Nico y al Garrel de la obra de este último, para celebrar una orgía. Entre ellos se encuentran la criada de la pareja anfitriona, un travesti digno del Bosé de Tacones Lajones; Eric Cantoná que da vida al Macho, Julie Bremond que encarna a La Puta, Fabienne Bebe que es la Estrella y Alain-Fabienne Delón encarnando al Adolescente. Antes de pasar a la acción cada uno decide contar la historia de su vida y los motivos que le llevan a estar ahí esa noche, descubriéndonos historias sorprendentes, alocadas, oníricas y evocadoras que se transforman en una metáfora de las etapas y anhelos de la vida y la búsqueda eterna de un amor que se nos escapa. González filma como si de una obra de teatro se tratase, abundando en interiores y en escenarios que recuerdan a los decorados de una pieza teatral. Se recrea también en una gama de colores que reflejan los diferentes estados de ánimo de cada historia, en la que los colores fuertes, duros, donde abundan rojos oscuros, azules, rosas y negros, recuerdan en composición al mundo portuario del Querelle fassbinderiano o al onirismo giallico de un Argento. Además, acompañado por la excelente banda sonora de M83, hace un soberbio uso de ésta para marcar el aspecto onírico irreal de la historia. Una historia que pese a la artificialidad kitsch con la que está narrada no deja de ser una excelente obra poético visual en la que somos conscientes del artificio pero al que acabamos subyugados.
«Is The Man Who is Tall Happy?»: la entrevista animada y la artificiosidad como documento
Por otro lado tenemos a Michel Gondry y su «Is The Man Who is Tall Happy?» (2014) Un interesantísimo proyecto de entrevista animada o animación documental, en la que a lo largo de cuatro años, el francés; declarado admirador de las ideas del filósofo, lingüista, escritor, politólogo y activista social Noam Chomsky, se dedica a entrevistarle y hacerle una serie de preguntas que quieren dejar constancia documental de la presencia de Chomsky en el mundo, yendo más allá del contenido político de sus ideas y centrándose, sobre todo. en los aspectos más filosóficos de la misma. Consciente de la avanzada edad del filósofo, el proyecto se contagia de un sentido de urgencia que se reflejan en los trazos sesgados y poco definidos de la animación y en la naturaleza de las conversaciones. En ellas se ahonda en el proceso cognitivo de la aprehensión y creación del lenguaje, en el sentido último de la existencia y en el aspecto más humano y terrenal de un personaje tan controvertido y polémico como Chomsky. La idea de establecer este proyecto en forma de animación, nace de la necesidad de Gondry de hacer más clara y expositiva la aridez intelectual de los términos del filósofo y a su vez como propia herramienta del director para entender su propia visión de éstas. Es entonces cuando la animación deja de ser un recurso para convertirse en una necesidad básica para la propuesta de este documental. Es por es que, tal vez, no estemos hablando de una película propiamente dicha, ni tampoco de una entrevista en strictu sensu, sino de un proyecto más ambicioso. Recoger y captar en esta extraña forma la esencia misma de quién es Chomsky. Además la importancia de los dos personajes que se dan cita en este experimento realizado por el francés, pone de relevancia la importancia de profundizar en la idea y hacerla inteligible para un público que va más allá del académico y en obviar la distinción entre géneros cinematográficos y/o periodísticos para centrarnos en el contenido utilizando el continente como mediador consciente (tal y como afirma el propio Gondry en la apertura de la película). Consciente de su propia artificiosidad como herramienta de registro documental, es por ello mucho más válida y sincera que la mera entrevista filmada, lo que propone una curiosa reflexión sobre el proceso de creación de una pieza que tiene vocación de documento.