“Love is All” y “Stand by for Tape Back-up” apuestan por el collage de imágenes y una doble interpretación de lo existente.
Segundo día del Atlántida Film Fest 2015. Es decir, segundo día viendo películas en mi casa y en la pantalla de mi ordenador. Aproveché una noche de insomnio (esa es la suerte de cubrir un festival on-line) para bucear en dos propuestas de la Sección Oficial con un doble común denominador: el reciclaje de imágenes y su nacionalidad británica. Y bueno, sí, reconozco que tienen algo más en común que fue lo que me hizo decantarme por verlas a esas horas: que duran poco más de una hora. “Love is All” y “Stand by for Tape Back-up” apuestan por una re-lectura de imágenes ya filmadas. El reciclaje como fuente de inspiración. El enfrentamiento a realidades ya creadas pero nunca definitivas. ¿Serán dos propuestas demasiado duras para ver a altas horas de la madrugada?
“Love is All”: 100 años de cine y de amor
La directora Kim Longinotto propone en “Love is All” una interesante y curiosa premisa: contar una historia de amor a través de las diversas historias de amor que han poblado el cine en sus 100 años de historia. “Love is All” es una mezcla de imágenes de diferentes películas con una única cosa en común: la celebración del amor. Pero, lejos de lo que nos quieren vender en su sinopsis, no se trata de una única historia, sino de muchas. Longinotto no propone una causalidad en las imágenes seleccionadas. En lugar de ello opta por algo más abstracto: seleccionar imágenes en torno a conceptos comunes al amor: la seducción, el matrimonio, el sexo, el adulterio, el amor entre dos personas del mismo sexo o el fin del romance. No hay una relación de causa y efecto entre unas y otras. “Love is All” es una recopilación conceptual de imágenes más que una historia como tal. Y, aunque hay presencia de diálogos, predomina el cine mudo. De hecho está presente una de las primeras imágenes en movimiento que registró un beso: “Kiss in the Tunnel” (1899). Se agradece la selección musical, compuesta por Richard Hawley y presente en toda la obra. Hace más fácil el visionado de los escasos 70 minutos que dura la película. Y la presencia de la música es igual de indispensable para el espectador que para su creadora, ya que las imágenes seleccionadas por la propia Longinotto dependen de la finalización de cada canción para dar paso a otro concepto. “Love is All” resulta más interesante por las dudas que plantea más que por su reflexión sobre el amor: ¿Hasta qué punto uno se puede considerar autor de una obra compuesta por imágenes de otros autores? ¿Qué hay de reinterpretación en las escenas completas incluidas en la película? Haría falta ver las películas utilizadas por Longinotto para saber si ha añadido o no una doble lectura a las imágenes.
“Stand by for Tape Back-up”: memorias analógicas
Ojito que vienen curvas, porque llegamos a la segunda sorpresa del festival después de “Here Be Dragons”. Ross Sutherland es el director de esta pequeña joya audiovisual, tan esquizofrénica como poética, nostálgica y emotiva; una explosión de creatividad inspiradora y cautivadora cuya protagonista es una cinta de VHS con fragmentos de “Los Cazafantasmas”, “El príncipe de Bel-Air”, “Tiburón” y el mítico videoclip “Thriller” de Michael Jackson, entre otras cosas. “Stand by for Tape Back-up” se puede resumir en una frase que pronuncia la propia voz en off del realizador al principio de la cinta: “Los humanos estamos diseñados para encontrar patrones aunque no existan”. Esa es la génesis de esta atípica obra, ya que los fragmentos audiovisuales de una cinta de VHS le valen a Sutherland para, a partir de ellos, elaborar un discurso sobre su vida y sobre los recuerdos de su difunto abuelo, ya sean simples comentarios o rimas muy elaboradas; pero siempre valiéndose de las imágenes de la cinta para elaborar un texto relacionado con su vida personal. Por ejemplo: un fragmento de “Cazafantasmas” le sirve para hablar de un ataque de asma. Y texto e imagen conectan a la perfección, aunque en principio nada tengan que ver. Al igual que, ojo, un anuncio de compresas. O un anuncio de un banco cuya re-lectura llena de crítica y auto-parodia puede ser estudiada (y no exagero) en las escuelas de cine. La inspiración de Shuterland alcanza la más absoluta genialidad en varios momentos de “Stand by for Tape Back-up”. El autor crea un mundo a través de unas imágenes ya existentes. En ese proceso creativo une dos patrones: las imágenes del VHS y su propia experiencia personal. Y ese mismo proceso cognitivo que consiste en unir patrones también lo hace el espectador de manera inconsciente. Puede que en un principio cueste entrar en la rareza planteada por Shuterland, pero poco a poco nuestro cerebro va trabajando y entrando en su juego, siendo consciente de la doble lectura de las imágenes. “Stand by for Tape Back-up” es una hora de absoluta genialidad que aboga por la búsqueda de nuevos significados en aparentes realidades inmutables. Propuestas así de innovadoras convierten al Atlántida Film Fest en una cita aún más ineludible y necesaria.