En la tercera crónica de la sección Fronteras hablamos de 2 documentales y una ficción sobre esos muros físicos, sociales y religiosos que nos separa.
El #AtlántidaFilmFest está llegando a su fin. Para la última semana de este intenso festival online que nos permite el privilegio de poder disfrutar de los filmes presentados en el circuito de festivales mundial del último año hemos dejado la sección Fronteras. En ella las cintas escogidas no solo reivindican la caída de los muros físicos que dividen el mundo, sino también muestran como las diferencias económicas, culturales y religiosas, lejos de enriquecernos como una especie unida, nos hace construir vallas todavía más altas en una ya fraccionada sociedad.
“Muros” reivindicación y disfrute visual por partes iguales
Tras pasarse por una quincena de festivales por medio mundo, llega al #AtlántidaFilmFest el estupendo documental “Muros” de los realizadores españoles Pablo Iraburu y Migueltxo Molina. Y no podría llegar en mejor momento. Aunque todos los días miles de personas intentan cruzar las fronteras de países más prósperos con la esperanza de un futuro mejor, las recientes noticias de la intención de construir otro muro entre Estados Unidos y Méjico por parte del candidato republicano a la presidencia Donald Trump, la acogida de refugiados sirios en Europa o el cierre de fronteras que se creían extintas por varios atentados terroristas en la Unión Europea, traen a flote el tema una vez más y hace que películas como “Muros” sea de obligatorio visionado. El documental empieza con la esperanza y constatación de que la caída de los muros que nos divide físicamente es posible con la caída del muro de Berlín en 1989 para después hablarnos de 3 casos particulares pero que se extrapolan a cualquier frontera levantada en el planeta: Estados Unidos – Méjico, España – Marruecos y Zimbabue – Sudáfrica.
Los realizadores nos acercan a la experiencia tanto de la gente que quiere cruzar la frontera de forma ilegal como de los guardias que intentar evitar que nadie pueda atravesarla. Sin embargo, el antagonismo entre ambos puntos de vistas desaparece de inmediato al acercar ambas perspectivas mediante un montaje exquisito donde muestra que el día a día de unos y otros no es tan diferente y que, al fin y al cabo, todos somos seres humanos. Además, las entrevistas a los guardias también demuestran que, a pesar de ser su trabajo, realmente se preocupan por aquellos que quieren entrar, saben que lo hacen por desesperación y que son más conscientes que nadie del absurdo de la existencia de esas fronteras que protegen. Iraburu y Molina saben plasmar sobre el celuloide estas sobrecogedoras historias realizando un extraordinario trabajo de campo y de montaje con un impacto visual excepcional, unas escenas de pantalla partida de una belleza cinematográfica espectacular y cargadas de significado y secuencias donde fronteras de diferentes países parecen ser una sola o que incluso tienen vida propia. “Muros” se convierte así en una clase magistral de lenguaje cinematográfico que enriquece al mensaje que nos transmite a la vez que lo clarifica y lo graba a fuego en nuestras retinas. Deja de ser una cinta meramente informativa para convertirse en una obra de arte documental.
“Últimos días en el Platz” un flaco favor
Los gemelos Gianluca y Massimiliano De Serio nos traen la historia de los últimos días de un barrio chabolista a orillas del río Stura en Turín, donde centenares de personas viven entre la basura y las ratas en el documental “Últimos días en el Platz”. En el 2014, el gobierno invierte en la destrucción de este barrio previa reubicación en viviendas normales de las personas que viven en estas pésimas condiciones. La cinta empieza con un magnífico plano secuencia que sigue a un niño entre las chabolas y que, sin mediar palabra, nos introduce en este mundo de pobreza extrema que no queda tan lejos de nuestros habitables hogares. Tras este genial arranque, el documental se conveirte en un collage lento y torpe de fragmentos de la vida cotidiana de la gente que habita el Platz y su traslado a sus nuevos hogares, pero que lejos de tratarse de un montaje constructivo y sinérgico, ronda una misma idea quedando un documental aburrido, reiterativo y que no hace justicia a la gente que representa. Solo 2 o 3 escenas muestran la suficiente fuerza visual para potenciar el mensaje que los realizadores italianos intentan transmitirnos, pero al ser tan escasos solo quedan como momentos anecdóticos y casualidades más que verdadero fruto del talento cinematográfico. Solo al final del filme volvemos a ver al mismo niño del principio en un plano secuencia entre los restos de lo que fue el Platz. Una secuencia estupenda que cierra el ciclo abierto al principio de la película y que hubiese quedado perfecto si ambas escenas junto con esos 2 o 3 momentos verdaderamente productivos se hubiese convertido en un cortometraje documental, suficiente para contar la historia que los realizadores pretendían relatar.
Los “Últimos días en el Platz” trata un tema muy interesante y de actualidad. No hace falta irse a países subdesarrollados. Por desgracia, la mayoría de ciudades tanto españolas como europeas tienen en su cuna uno o más barrios chabolistas donde la higiene brilla por su ausencia y donde los ayuntamientos deberían poner remedio mediante proyectos como el de Turín. Sin embargo, los hermanos De Serio no logran captar la crudeza de este panorama.
“La tormenta interior” los problemas cuando tu vida es perfecta
Terminamos la crónica con el debut del director francés Fabrice Camoin, “La tormenta interior”, adaptación de la novela de Marguerite Duras “Las diez y media de una noche de verano”. La veterana actriz francesa Marina Foïs realiza un estupendo trabajo interpretando a Maria, una cuarentona sin problemas ni económicos ni maritales y con una hija que le adora pero que no puede evitar ser una aburrida, alcohólica y deprimente persona en búsqueda de emociones. Muy característico de gente con vidas demasiado perfecta donde la falta de problemas es el origen de tanto hastío. Maria viaja con su marido, su hija y una amiga hacia Barcelona, pero antes de cruzar la frontera una tormenta les obliga a pasar la noche en un hotel de un pequeño pueblo donde se ha cometido un crimen pasional. Maria no puede dormir y paseando por el hotel se topa con el asesino (Sami Bouajila). Su imperiosa necesidad de emociones hace que, en lugar de delatar al fugitivo, se una a él y le ayude a fugarse por España. Entonces comienza una road movie basada en la matización de la personalidad de Maria en contraposición de un hierático y plano Bouajila que no sabe salir de su cara de aflicción por el asesinato que acaba de cometer y del que se arrepiente.
“La tormenta interior” tiene aroma a tele film pero con una fotografía muy cuidada y que culmina en unos 5 minutos finales espectaculares tanto por lo impactante y emotivo de las escena como por el preciosismo con el que queda plasmado en pantalla. El papel de Foïs destaca por encima de todos los demás, que no dejan de ser meros secundarios muy poco trabajados y estereotipados que solo sirven como attrezzo para dar verosimilitud a una película con una clara protagonista, Maria. La película esta correctamente realizada, muy clásica en su dirección y montaje, y con una música que acompaña el aire de thriller que va adquiriendo la cinta. Camoin cumple en su debut pero no destaca ni nos muestra algún ingenio diferente a cualquier otro director de manual que nos incite a seguir su futuro como realizador. Una película sencilla donde la única duda que queda es porqué esta dentro de la sección de fronteras.