Mar. Mar 19th, 2024

Acabamos el repaso de la sección Memoria Histórica con dos ficciones que examinan el origen de diferentes males de la sociedad.

«The childhood of a leader»: Donde germina el terror

La inmersión en la dirección de largometrajes del joven actor estadounidense Brady Corbet, es, como mínimo, de una ambición admirable. Inspirada en el relato corto homónimo de Jean-Paul Sartre, “The childhood of a leader” nos sitúa a finales de la Primera Guerra Mundial, y se centra en la historia del hijo de una pudiente familia norteamericana (magnífico Tom Sweet) que se traslada a Francia, y en la transformación de su actitud malcriada y desafiante, que, como reza el título, anticipará su porvenir como caudillo de un movimiento fascista, analogía nada disimulada del nazismo. Como si decidiera tomar y desarrollar el fragmento de “La cinta blanca” (2009) que se refería al barón y a la clase alta, Corbet ejerce de discípulo aventajado de Michael Haneke, adoptando la perversidad y la frialdad analítica del austriaco para diseccionar la decadente sociedad de la época. Una opresiva lucha de poder entre el niño y su padre, carente de romanticismo o grandiosidad, que establece un paralelismo con la relación entre vencedores y vencidos del conflicto bélico materializado en la firma del Tratado de Versalles.

Con una estructura operística dividida en 5 partes, la propuesta filosófica de Corbet sobre las causas y los resultados del mal se fusionan con un estudio de la armonía y las formas artísticas, tanto visuales como sonoras, que remiten directamente a Stanley Kubrick y su “Barry Lyndon” (1975). La sobria dirección de Corbet está complementada por la fotografía de Lol Crawley, que potencia los cambios lumínicos hasta llegar a una oscuridad barroca casi impenetrable (de nuevo la pintura George Latour vuelve a manifestarse como un referente imprescindible en el cine de época); mientras que la banda sonora del músico y cantante Scott Walker, que realiza una composición experimental, alejada del clasicismo, está introducida en momentos puntuales para desestabilizar al espectador. Algo parecido ocurre con el epílogo, que rompe el equilibrio conseguido hasta el momento, y abre la posibilidad a numerosas interpretaciones sobre el pasado, el presente y el futuro del continente europeo.

“The childhood of a leader” es una obra inmensa, inabarcable casi en un solo visionado, que está siendo uno de los trabajos más valorados del festival de cine online, pero que no dudamos de que alcanzará sus mayores proporciones proyectada en pantalla grande.

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«Refugio»: La ciénaga social

Si hablábamos antes de los inicios del nazismo, en “Refugio”, también ópera prima para el cine de Marc Brummund, volvemos al pasado del país germano, para adentrarnos en el funcionamiento de las instituciones católicas de corte casi militar de la República Federal Alemana en los años 70, en las que ingresaban los jóvenes supuestamente problemáticos. Estos internados vendrían a ser los precursores de las prisiones juveniles actuales, que ya tuvieron su reflejo en la gran pantalla en la soberbia “Picco” (2010). Si en aquella cinta de Philipp Koch se mostraba la inutilidad del sistema penitenciario y lo utópico de la reinserción, en “Refugio” asistimos a la plantación de las semillas de un reino de violencia, trabajos forzados y falta de compañerismo y empatía, alejados de cualquier intencionalidad educativa, que acaban sacando a la luz los instintos más animales de los protagonistas para poder sobrevivir. Brummund no transmite la angustia y la opresión de manera tan palpable como hacía Koch, pero sí que consigue generar una efectiva denuncia de la falta de libertades en la Alemania del Oeste, la cual ha recibido una mirada muy crítica en el cine reciente por realizadores como Christian Schwochow (“Al otro lado del muro”, 2013)

Rodada en los pantanosos escenarios reales del más grande de estos organismos, y con la fotografía de Judith Kaufmann (“Dos vidas” -2012-, “13 minutos para matar a Hitler” -2015-) aportando un halo poético, la película se acaba rindiendo sin embargo al origen televisivo de Brummund, dando lugar a un trabajo más moralista que estético. Tampoco ayudan unos personajes en su mayoría poco carismáticos y faltos de matices, especialmente en el sadismo de los responsables de la escuela, lo cual genera una sucesión de torturas y desgracias que al final resultan gratuitas y tremendistas, y provocando el efecto contrario al que un filme de clara denuncia como es “Refugio” pretende: la indiferencia.

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Un comentario en «Atlántida Film Fest 2016 Memoria 4 (día 8)»

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