Mar. Mar 19th, 2024

En el segundo día de la sección Política nos encontramos con 3 interesantes historias contadas de forma muy diferente.

Tras un duro día de trabajo llego a casa, me pongo ropa cómoda y me tumbo en el sofá dispuesto a relajarme. Que mejor modo de poder disfrutar de un festival que en la comodidad de tu casa y durante todo un mes a través de la plataforma de cine online Filmin que nos trae, un año más, el Atlántida Film Fest. Para hoy traemos 3 propuestas con mucha miga que nos adentra en la política a diferentes niveles. A modo de menú de restaurante, como entrante tenemos la escalada del partido político Guanyem hasta la alcaldía de Barcelona, de plato principal una alegoría a la situación política europea y acabamos con la historia de Gonzalo Boye, personaje único que ha vivido de cerca los acontecimientos históricos nacionales e internacionales más importantes de los últimos 30 años.

“Metamorphosis”: el pueblo toma el ayuntamiento

El director español Manuel Pérez Cáceres nos muestra, desde dentro, el origen, evolución, meteórica subida y victoria de «Barcelona en Comú» para la alcaldía de la ciudad condal el pasado mayo de 2015. Para ello, de forma muy personal seguimos el día a día de Laia, una de las activistas que fundó Guanyem y que acabaría convirtiéndose en una figura indispensable en el partido de Ada Colau. Al igual que asistimos a la metamorfosis en partido político de esa crisálida que era el activismo ciudadano del 15M, el documental también evoluciona en su mensaje y madurez, reflejo del aprendizaje por parte de la protagonista y del equipo técnico que sigue el progreso del movimiento durante todo un año. De ese modo, “Metamorphosis” empieza como puro cine de propaganda mostrando un movimiento idealista revolucionario para acabar mostrando una dicotomía muy crítica de un partido político que ya no vende lo que inicialmente ofrecía.

El largometraje presenta una primera parte muy farragosa y lenta donde abundan momentos de discusión ideológica falsamente improvisados que, debido a las carencias interpretativas de los personajes, deja al descubierto la farsa y que, a pesar de la razón que puedan tener, huele a engañifa. Conforme «Barcelona en Comú» va cogiendo forma y solventa sus problemas económicos, descarada e innecesariamente exagerados en el filme para enganchar al espectador, llegamos a los mejores momentos de la película. Con un ritmo mucho más vivo, vemos como la ideología y la logística del partido avanzan de la mano mostrado de una forma más objetiva. Centrarse en el contenido más que en la forma es todo un acierto que se mantiene hasta el final. Además, esta objetividad nos deja, intencionadamente o no, la puerta suficientemente abierta como para poder ver que todo lo que Guanyem ofrecía como alternativa, «Barcelona en Comú» ya no lo vende, Ada Colau había pasado de una activista a una política más y aquellos que habían dado todo desde el principio poco a poco eran apartados.

“Metamorphosis” es un documental que nos cuenta dos verdades muy diferentes de una misma historia. Cuando quiere vendernos un ideal, es tan descarado que nos produce rechazo, y cuando quiere ser objetivo y crítico nos acaba confundiendo. Sin embargo, el filme nos permite ver desde dentro el alzamiento vertiginoso de un partido político, desde el primer día de gestación hasta su culmen con la victoria en unas elecciones municipales.

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“El tesoro”: medidas desesperadas

Tras ganar el premio a mejor reparto de la sección Un Certain Regard del Festival de Cannes 2015 y pasarse por la sección Zabaltegi del Festival de San Sebastián 2015, llega al Atlántida Film Fest “El tesoro”, el último trabajo del director rumano Corneliu Porumbiou. Se trata de una comedia dramática que nos muestra hasta que punto la crisis económica obliga a la gente a hacer verdaderas locuras con el único fin de dar de comer a su familia. Un filme pausado con una forma y montaje armónico, austero y contenido nos cuenta la historia de Costi, un joven padre de familia que una noche, mientras lee por enésima vez el cuento de Robin Hood a su hijo, recibe la visita de un vecino pidiéndole dinero debido a su desesperada situación económica. Puesto que Costi tampoco tiene mucha solvencia, el vecino le convence para alquilar un detector de metales y buscar un tesoro que había enterrado su abuelo años atrás.

Tras una introducción de cariz más dramático, la historia se torna cada vez más cómica rayando lo absurdo cuando ambos vecinos junto al especialista en detección de metales buscan el tesoro. Mediante diálogos fluidos e inteligentes interpretados maravillosamente por los tres actores pasamos con ellos la mayor parte del metraje discutiendo sobre pitidos y los valores que mide el detector y donde es mejor cavar. A pesar de la ingeniosidad el la escena, la delgada línea entre el gag cómico y la repetitividad acaba traspasándose y aburre. Sin embargo, en el tramo final vuelve el mejor Porumbiou para dejarnos un buen sabor de boca haciendo una directa crítica mordaz al panorama económico europeo que arranca alguna buena carcajada.

A pesar de tener una delicada y preciosista elección de los planos, Porumbiou se suma a la moda de la lentitud narrativa como sello indicativo de cine de culto y calidad. A pesar de ser un acierto en películas como en “La soledad” (Jaime Rosales, 2007), muchas veces es innecesario o incluso llega a ser contraproducentes como ocurre en este caso. Es inevitable imaginar esta misma película con un ritmo mucho más ligero y un montaje más vívido y vislumbrar un largometraje mucho más ligero y accesible. Luces y sombras para un filme que no deja demasiada huella en la memoria.

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“Boye”: un hombre para la eternidad

Hijo de una familia acomodada chilena, el joven empresario Gonzalo Boye llega a España donde es injustamente acusado de participar en el secuestro de Emiliano Revilla por parte de ETA y cumple condena durante 8 años en la cárcel donde aprovecha para hacer la carrera de derecho. Por una serie de casualidades, su oficio de abogado le lleva a intervinir en litigios relacionados con casos históricos a nivel nacional e internacional como los juicios del 11M, el exterminio de Gaza en el 2006, las torturas en la cárcel de Guantánamo, Wikileaks, el caso Snowden o los papeles de Bárcenas. Y por si fuera poco, es editor de la satírica revista Mongolia. Poca gente habrá estado involucrada en tantos casos tan relevantes y mediáticos como Boye, y la simple escucha de esta historia al puro estilo historieta del abuelo Cebolleta merece la pena.

Eso mismo debió pensar el documentalista español Sebastián Arabia al realizar “Boye”. Más de 2 horas de monólogo del propio Gonzalo Boye contando la historia de su vida sentado en una silla. A pesar de la sencillez del documental, el cuidado montaje salpimentado con imágenes de archivo, recortes de noticias y pequeños insertos a modo de reconstrucción (sorprendentemente exquisitamente cuidadas artísticamente para ser un documental) y una música incesante mantiene un buen tempo acorde al carisma de Boye a la hora de contar su propia historia. Esta estupenda dirección por parte de Arabia hace que el largo y denso metraje sea muy ligero y disfrutable.

A pesar de que el documental es narrado de forma flagrantemente sesgada mostrando exclusivamente el punto de vista de Boye sin ningún tipo de aparente contrastación, escuchar esta fantástica historia de labios de su carismático protagonista son suficiente para convencerte.

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Por Pablo Lujan

Doctor en Biología Celular por la Universidad de Heidelberg. Compagino la ciencia con mi otra gran pasión: el Cine.

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