En la primera entrada del Atlántida Film Fest empezamos con dos de las cintas más polémicas de la edición
«The Wild Boys»
En 1866, el artista francés Gustave Courbet, paradigma del realismo pictórico, escandalizó a la sociedad con su obra El origen del mundo. Una vagina en primer plano cuyo título lo dice todo. La artista también gala ORLAN, en 1989, presentó su propia versión apropiacionista de la obra, pero intercambiando el sexo femenino por el masculino, en erección, versionando el título de la pintura por el de El origen de la guerra. Una premisa feminista que parece subyacer en la inquietante película de Bertrand Mandico, la cual tras pasar por los festivales más extremos como Filmadrid, aterriza en el Atlántida para dejarnos una de las cintas más arriesgadas y valientes en mucho tiempo.
Hablamos de «The Wild Boys», un filme que cuida su estética hasta el exceso y que incluso se atreve a recrearse sobre ella y evidenciar las costuras que tejen al propio lenguaje cinematográfico. Apostando por intercalar secuencias a color y en blanco y negro, el filme se caracteriza en sus primeras escenas por la visceralidad explícita del comportamiento sexual de sus jóvenes protagonistas. Los penes y las eyaculaciones en primer plano así como la violación y el asesinato serán los cimientos sobre los que se mueva en primera instancia la narración de la película. En este contexto el filme rememorará a la filmografía de Stanley Kubrick. En primera instancia a «La naranja mecánica» (1971) en su ímpetu por mostrar el descarrilamiento moral de los jóvenes y el posterior intento de castigo con tal de alienar al individuo, en segunda a «La chaqueta metálica» (1987), con la figura de un capitán que recuerda al sargento Hartman en su manera desconsiderada y déspota de poner en cintura a los protagonistas. A partir de entonces la película seguirá en mutación, adentrándose en la sexualidad reprimida y los indicios de homosexualidad, recordando en muchas ocasiones a la filmografía del también legendario Rainer Werner Fassbinder, sobre todo a su último filme «Querelle» (1982). Todo ello para desenvocar en una amalgama de imágenes impactantes y estetas que nacen de la genuina mente de Mandico con tal de llegar a un final que trata de imponer y la vez desmentir la idea de ORLAN anteriormente mentada. En la búsqueda de a conversión de los hombres en mujeres con tal de solucionar la guerra y los conflictos, los personajes de la cinta acabarán demostrando que la esencia maligna del ser no entiende de sexos.
«Holiday»
La ópera prima de la cineasta danesa Isabella Eklöf aterriza en el Atlántida después de un paso por el Festival de Sundance plagado de polémica. Y es que la cinta ha dado mucho que hablar a partir de cierta secuencia clave en mitad del metraje. No obstante, «Holiday» es desde luego mucho más que un filme con una escena sexual cruenta y violenta, ya que la esencia misma de lo que plantea no está muy lejos de lo que podría haber rordado un Michael Haneke o un Yorgos Lanthimos en estado de forma. La película nos presenta a una it-girl danesa que veranea en Turquía con su novio traficante y el resto de su familia. Hombres dedicados a negocios ilegales y que demuestran su poderío ante los demás en cualquier ocasión que se precie. En un principio esta recreación de los adinerados disfrutando de la playa puede rememorarnos a filmes de Luca Guadagnino como «Cegados por el sol» (2015), pero el filme toma finalmente un rumbo diferente. En sus primeros compases el espectador puede pensar que la directora realiza un vaciado de la vida mafiosa en aquellos momentos de descanso y relax, donde realmente no hacen nada que corresponda a su vida delicitiva, como los gángsters de «Pulp Fiction» (Quentin Tarantino, 1994) o «Sonatine» (Takeshi Kitano, 1993). Desde luego no es así, porque el guion del filme y la planificación de su dirección entretejen una atomósfera cargada de violencia y tensión que se acumula a medida de suceden las diferentes acciones. La cinta hablará en última instancia de las relaciones de poder, del abusador y del abusado, del rol que juega el dinero en la consecución de estos deseos de sumisión, y, lo que realmente sería lo más polémico del filme, el papel que juegan los esclavos de este sistema para con sus maltratadores. No haciendo distinción apenas entre el mero empleado masculino y la novia femenina. Quizás porque ambos son conscientes de que están desempeñando un trabajo, aunque esta humillación constante explote una ira homicida que acaba explotando en manos de quien menos poder tiene.