Dos directores noveles franceses son los encargados de “Tonight & the People», una pesimista parábola social, y de “Fort Buchanan”, una oda al libertinaje.
Ya pasamos el ecuador del Atlántida Film Fest, un festival donde caben todo tipo de propuestas de diferentes nacionalidades y sensibilidades. Mis razones para seleccionar en una misma entrada a “Tonight & the People” y “Fort Buchanan” fueron totalmente aleatorias, dejándome llevar por el instinto y la ausencia de control, como gran parte de las propuestas vistas en el festival. Reconozco que algo de espontaneidad y de romper con las estructuras marcadas se me ha transmitido. Aunque sea levemente y para escribir una entrada de casi 1.000 palabras. Y ese es precisamente uno de los objetivos de este festival: aflorar la creatividad de la gente que se acerque a sus propuestas. Y así ha sido en cuanto a la selección aleatoria de estas dos películas que, sorprendentemente, tienen puntos en común que he podido encajar una vez vistas (y no solo por la nacionalidad francesa de sus directores y por su condición de noveles, que tampoco lo supe hasta después). Tanto “Tonight & the People” como “Fort Buchanan” tienen mucha influencia de la cultura dominante proveniente de Estados Unidos. “Tonight & the People” opta por recrear los imaginarios colectivos del cine USA para ridiculizarlos, y “Fort Buchanan” aplica diálogos de series norteamericanas de gran éxito.
“Tonight & the People”: el bucle humano
Entiendo que una propuesta como “Tonight & the People”, tan extrema y extraña, no se pueda recomendar a todos los públicos. En algunos portales importantes donde los usuarios pueden votar tiene un 3,8 sobre 10 de media. Y lo entiendo, aunque no lo comparta. Y es que el mundo creado por Neil Beloufa es tan pretendidamente artificial y simbólico que causa un rechazo automático desde el principio: vaqueros que utilizan coches de policía, dos hippies con verborrea chirriante, un grupo de chicos antisistema, dos amigos que conversan en una gasolinera, un par de mejicanos que hablan de religión, cuatro adolescentes en plena revolución hormonal…y todos bajo escenarios toscos y artificiales, con una luz de estudio y unos fondos de cartón piedra, y diálogos forzados y anti-naturales, como si todo lo que viéramos fuera una mera representación dentro de otra representación. Meta-lenguaje en estado puro. Y además, ¿qué tienen que ver un hippie con un latino o una adolescente pre-púber? ¿Por qué todo es tan artificioso? ¿Pero qué narices es “Tonight & the People”? Pues una fábula sobre la sociedad moderna y su crisis de valores, representada por esa escenificación artificial donde todos los clichés del cine estadounidense toman vida. Las diferentes historias, aunque descoloquen, poco a poco van tomando un significado y se cruzan entre ellas. Y en todas hay un elemento en común: un pañuelo rojo. Un simple detalle puede representar la decadencia de toda una sociedad. Es maravilloso. Y es que por muy diferentes que nos creamos, somos todos la misma mierda y terminamos en el mismo lugar. Esa es la pesimista visión del mundo de Beloufa, un videoartista con experiencia en exposiciones que debuta en el cine con “Tonight & the People”, destinada a ser proyectada en una instalación y no en una pantalla de ordenador de quince pulgadas. Su visión que no se queda ahí; una vez mezclados en un trasfondo apocalíptico todos los clichés pertenecientes al imaginario colectivo estadounidense, los destruye para volver a comenzar de cero. Y la resurrección, pese a unos leves coletazos de cambio, vuelve a dejarnos en la misma casilla de salida. Simbólica, extravagante y muy crítica, “Tonight & the People” son 80 escasos minutos de simbolismo, con una contundente y pesimista visión del mundo que ridiculiza la cultura dominante y la naturaleza humana.
“Fort Buchanan”: las múltiples variantes del sexo
El francés Benjamin Crotty se adentra en el mundo interno de un grupo de esposas y maridos de militares desplazados en el extranjero. Viven en una especie de fuerte donde esperan la llegada de sus respectivas parejas para dar rienda suelta a la tensión sexual acumulada tras meses en el dique seco. La distancia entre los enamorados y la huella que el paso del tiempo deja en las relaciones sentimentales son los dos pilares básicos de la historia que vertebra “Fort Buchanan”. Sé que durante todas estas crónicas del festival ha habido un lugar común al que siempre he acudido a la hora de criticar las películas que he visto, y es el desequilibrio entre fondo y forma (o historia y técnica). En “Fort Buchanan” no puedo caer en ese cliché personal, porque se trata de una película rodada con escasos medios y muy naturalista, donde no hay grandes alardes técnicos por parte del director para dejar constancia en la memoria del público su buen hacer con la cámara. Crotty se limita a filmar sin adornos gratuitos a un variopinto grupo de personas que reflexionan sobre el amor, el sexo y su desgaste. La distancia hace que prueben otros placeres sexuales que hasta ese momento no habían contemplado, como tener sexo entre ellas con tal de sentirse queridas. El sexo se trata sin tapujos, pero no solo como una mera herramienta para complacer los instintos sexuales, también como la satisfacción emocional de sentirse en contacto con otra persona. El protagonista es Frank, un homosexual con una niña adolescente que acaba de cumplir la mayoría de edad y que reflexiona en voz alta sobre sus dudas sentimentales frente al grupo de mujeres que le acompañan. Esa exteriorización de sus sentimientos es el punto de partida de “Fort Buchanan”. A partir de ese momento el resto de las mujeres compartirán con él sus añoranzas sexuales y sentimentales, así como sus soluciones. Es una película sencilla y lógica en su planteamiento, muy ligera y sencilla de ver, donde la naturalidad es lo más destacado dentro de su elogio por el amor libre, respetuoso y humano.