«Soy Nero» plantea por primera vez una temática espinosa con inteligentes metáforas visuales y sarcásticos diálogos donde nada es lo que parece.
El elefante y la hormiga
«Un día el elefante y la hormiga se encontraron y, aunque parezca difícil creerlo, fue amor a primera vista. Tuvieron una noche inolvidable de sexo y, al día siguiente, el elefante amaneció muerto. Y la hormiga dijo: «Qué mala suerte! por una sola noche ahora me pasaré la vida entera cabando un agujero para poder enterrarlo». Cuidado con ese helicóptero que nos observa porque es el elefante». Así comienza la nueva película del iraní Rafi Pitts presentada hoy en la sección de competición de la Berlinale. «Soy Nero» es el primer filme de la historia del cine que trata la temática de soldados extranjeros que fueron deportados a pesar de haber vivido y luchado por los Estados Unidos. Como suele gustar al festival, una propuesta crítica que no deja indiferente a nadie y presentada en un candente año electoral para el país desde el que Donald Trump incendia la prensa con sus declaraciones.
«Por mi propia vida (hijo de madre iraní y padre británico) una de mis obsesiones ha sido siempre el tema de las fronteras; el sentimiento de pertencia de las personas hacia ellas y qué es exactamente sentirse rechazado o pertenecer a un lugar«, decía el director en rueda de prensa, Raf Pitts.
«Soy Nero»: lucha fronteriza
En coproducción franco-alemana, México es el único país de habla hispana en competición este año en Berlinale con un tema histórico y siempre latente en sus relaciones con el «elefante», Estados Unidos. La frontera entre ambos países, esa cicatriz con los mayores cruces ilegales del mundo, es una barrera tan habitual en sus vidas que hasta es usada por jóvenes mexicanos como red para jugar a voleibol contra muchachos gringos. El protagonista, Nero Maldonado, (Johnny Ortiz) intenta cruzarla varias veces para cumplir su sueño: ser ciudadano estadounidense. Pero para eso deberá pelear bien por su green card, alistándose al ejército..
Sin embargo, la primera parte del largometraje parece que el protagonista irá por unos derroteros muy diferentes a los que en la segunda parte descubrimos. En mi opinión, se centra demasiado tiempo en la lujosa casa de Beverly Hills y acaba faltándole para desarrollar la segunda parte que salva con muchos diálogos para poder entender al resto de compañeros del viaje de Jesus (Nero), Mohammed (Kleo Thomas), Bronx (Aml Ameen), y Compton (Darrel Britt-Gibson). Eso sí, imperdible la brillante secuencia a lo road movie de Michael Harney (Seymour), que según dijo el director en rueda de prensa escribió el propio actor.
Jóvenes llenos de vida de origen mexicano, afroamericano, o árabe son enviados a puntos fronterizos de tierras desérticas y hostiles del Medio Oriente. Carne de cañón en primera línea de combate estadounidense salvando emboscadas y minas antipersona. Si vuelven con vida, las hormiguitas tampoco conseguirían su green card, pues serán deportados a sus países, pese haber vivido en y luchado por América.
Incredulidad ante la situación vivida
«No puedo creer que nadie haya hecho una película sobre esto cuando hay soldados de green card desde la guerra de Vietnam. No sé qué han hecho los estudios hasta ahora. La guerra ya es demasiado para hombres jóvenes, pero ser deportado por el país por el que has luchado es probablemente la peor cosa que puede pasarles como ser humano«, criticó Rafi Pitts en rueda de prensa. En ella le acompañó también Daniel Torres, un mexicano de Tijuana que aunque luchó por Estados Unidos fue deportado y ha servido al director como inspiración real para el personaje de Nero. Aunque no hay cifras oficiales, cientos de soldados fueron deportados a México y miles en todo el mundo, explicaba Torres. «Hollywood no nos da oportunidades para estar más presentes. Trabajo con otros actores en Estados Unidos y miro siempre el color de mi piel. Me encanta hacer este tipo de películas que hablen de la inmigración porque esto es algo que sucede de verdad ahí. Trump you can put something up your XXX«, criticó el actor protagonista de Nero, Johnny Ortiz.
En definitiva, la Berlinale abrió en su cuarto día con un plato fuerte en la mañana, gracias a un Rafi Pitts que ha sabido mantener a la crítica madrugadora en tensión en la butaca con un largometraje que transmite todo el tiempo una aparente y lenta calma. Y es que si Nero decide cruzar la frontera con una camiseta que diga Enemy, nada bueno puede traer. ¿Vamos cavando el agujero?