En la segunda crónica del BFI London Film Fest abarcamos «The Lighthouse»
«The Lighthouse». Qué contar sobre «The Lighthouse». No he visto «La bruja», aparente obra maestra de Robert Eggers, quien lleva la dirección y comparte el crédito de guion en ésta. Quizá ese es parte del problema que he tenido con «The Lighthouse», una película que no es mala en sí misma, ni mucho menos, pero de la que no tengo mucha idea de qué va.
Es un filme que me está diciendo muy claramente que tiene un nivel más allá de la historia superficial que vemos, pero por mucho que trate de buscarlo no lo encuentro. Muchos de los críticos que han visto la película la han catalogado de Obra Maestra y no niego que esto pueda ser cierto, quizá ellos lograron ver y descifrar lo que estaba ocurriendo en este faro abandonado de la mano del hombre. Quizá. Yo no.
Pero lo primero, la sinopsis. Sigamos las reglas del juego. «The Lighthouse» nos cuenta la historia de Ephraim Winslow (Robert Pattinson) quien llega a un faro en una pequeña isla en la costa de New England, USA, donde trabajará durante las próximas cuatro semanas con Tom Wake (Willem Dafoe), un veterano hombre de mar con quien se va a ver obligado a compartir la isla y el trabajo siendo ambos los único residentes de la isla durante dicho tiempo. Ambos pronto comienzan a desarrollar una dinámica muy volátil en la que Tom trata constantemente de establecer su dominio sobre el novato Winslow. La insolación pronto comienza a hacer mella en ellos, sobre todo cuando Ephraim descubre el misterioso destino que el antiguo asistente de Wake sufrió.
Robert Eggers ha estado trabajando en este proyecto desde hace años, mucho antes de que «La bruja» entrase en producción y eso está claro. Se nota la mano de alguien que tiene muy buena idea de lo que quiere hacer con la película. El aspecto visual destaca, con una fotografía muy cuidada que toma claras referencias del cine expresionista alemán de Fritz Lang y Murnau. Hay momentos en particular en los que Eggers juega con las sombras en pared y techo, elevando a sus personajes cuando el confrontamiento entre ellos así lo necesita. De hecho, «The Lighthouse» está rodada en blanco y negro, con un ratio de 1.19:1, casi un cuadrado, que recuerda a dichas obras y, en teoría, ayuda a crear una mayor sensación de caustrofobia, con planos que obligan a sus personajes a estar muy cercanos entre ellos o constantemente les arrincona con paredes o techos. O esto dice la teoría, yo personalmente no comparto dicha opinión en esta ocasión. Creo que la película tendrían la misma sensación de insolación, aislamiento e incluso claustofobía incluso si tuviese un formato más tradicional.
La película juega también con una iconografía visual interesante, sobre todo en momentos de carácter onírico donde vemos montajes en el que distintos flashes de planos pretenden que nos adentremos en los momentos de pseudo-horror y paranoia que el personaje de Pattison sufre. Tenemos sirenas, pulpos, tormentas, gaviotas y visiones en las que el faro y su luz central atraen a los personajes como una lámpara matamoscas a las polillas.
Se nota que el director tiene algo en mente cuando nos enfrenta a este grupo de imágenes, pero yo no sé qué es esto. A mí, la sensación que me da es que trata de poner muchas cosas en la pantalla y ver cuál de ellas funciona mejor. Es válido y puede dar resultado. Gente quizá con más experiencia que yo o más conocimiento del género encuentra mucho más sentido en ello, pero yo sin duda alguna no. Me reí en un par de momentos, no comprendí el diálogo del todo en otros dos y me fascinó otro par de ellos, pero en general, me dejó bastante frío.
Parte de ello ocurrió porque el texto en sí es bastante teatral. Aunque tenemos montajes de imágenes como los descritos anteriormente y localizaciones visualmente formidables, muchas de las escenas tienen lugar entre ambos personajes, dirigiéndose el uno al otro en una serie de monólogos con un lenguaje muy floral, pero que dan la sensación de ser algo que veríamos más en el escenario de un teatro que en una pantalla de cine. Las líneas están muy cuidadas y ninguna de ellas fuera de lugar, pero acaba por parecer que estamos viendo una obra de Shakespeare en la que los personajes deciden poner todo su alma en decir unas líneas durante sus dos minutos de turno antes de que le toque a su compañero de escena. No busca la película naturalidad o realismo en ello y con eso suma otro cosa más a la que enfrentarse y la que aceptar para subirse a bordo de la película.
Una película que no tiene nada nuevo en sí misma. Hemos visto el faro antes. Hemos visto la claustrofobia de personajes encerrados en un faro en otras ocasiones. Hemos visto el confrontamiento entre dichos personajes también. Cada punto de guion se ha visto de una forma antes o después en otras obras de cine, televisión o literatura. ¿Le quita esto de mérito? No. Hoy en día nada es nuevo, pero sí que espero que en las ocasiones en que se me presenta delante una historia no muy original que parezca tener mucha similitud con otras, por lo menos la película tenga algún elemento que sea algo distinto. Sin embargo, todo lo he visto ya de similar forma. Distintos actores, distinta localización, pero similar personajes y trama.
A pesar de ello, hay que decir que a nivel técnico no se le puede echar nada en cara a la cinta. Junto a la mencionada anteriormente fotografía, el diseño de sonido de la película es excepcional, sin duda lo mejor de ella. En particular, destacable es la mezcla que diseño de sonido y banda sonora tienen, creando a veces sonidos que no está del todo claro sin forman parte de la música original, de la construcción sonora o se tratan en realidad de sonidos diegéticos que se están dando en la historia. Esto crea una constante confusión que mantiene al espectador en estado de alerta y duda, acercándoles más al estado mental de los personajes.
A esto se le añade que ambos actores dan una clase de interpretación magnífica, sobre todo Pattinson, quien continua demostrando a todos sus críticos la calidad actoral que tiene. De haberse rodado esta película hace veinte años, hubiese sido fácil ver a Daniel Day-Lewis interpretando el papel de Ephraim y no estoy muy seguro de que la interpretación de éste hubiese sido mejor. Dafoe por su parte se lo pasa bien, con un personaje aún más extremo que le permite jugar con acentos y la fisicalidad a la hora de andar y moverse por los escenarios.
Al final del día, nunca se me ocurriría decir que «The Lighthouse» no es una buena película, creo que de manera objetiva se puede ver muy claramente sus virtudes. Pero, no es una película para mí y es posible que tampoco lo sea para muchos espectadores.