En serio, no entiendo la necesidad de que los primeros pases de la mañana sean a las 08:30h. Bueno, sí, la entiendo. Y la comprendo. Pero, no lo comparto. Así que, por ello mismo, pediría a los programadores que tuviesen cuidado.
Imagina que te levantas a las 7am en un día negro y lluvioso. Sales a la calle, te calas. Llegas al palacio de festivales. Te sigues calando. Y te meten a ver la película más aburrida que hemos visto en el festival de momento. Pues claro, bien no comienzas el día.
Jimmy P.: Un ‘blackfoot’ sin sentido
Dentro se la Sección Oficial a Concurso hemos podido ver Jimmy P. dirigida por Arnaud Desplechin. Es un largometraje aburrido y que no aporta nada. Ya está, en resumen básico es lo que ha pasado esta mañana.
La cinta cuenta la historia de James Picard (Benicio del Toro) un indio americano veterano de la Segunda Guerra Mundial que tiene problemas tras un accidente al final de la guerra. Viendo que no tiene ningún problema físico, pero sus síntomas sigues estando más que patentes; los médicos deciden llamar al Dr. Devereux (Mathieu Amalric) antropólogo obsesionado con las tribus indias americanas y psicoanalista.
Esta cinta es extremadamente convencional a lo que la realización se refiere, los dos actores principales están muy perdidos en sus papeles y además no tienen nada que contar con ellos. En ciertos momentos ambos tratan de hacerse los divertidos, pero sin fortuna alguna. La única risa que fueron capaces de sacarme fue involuntaria, cuando un camarero después de mirar el ID de Jimmy le dice que si la policía llega diga que es Mexicano (en lugar de indio).
La curiosidad que encierra Jimmy P. es que te la presentan como ‘Esta historia es verdadera’ no cómo ‘Basado en hechos reales‘, no. Esta historia es verdadera. Y claro yo comienzo a ver la peli ya chinado, porque esa historia no es verdadera. Es una ficción y por definición no es verdadera. Me da igual cuánto pueda acercarse lo mostrado en la película a lo que ocurriese en la realidad, puedo asegurar que hay más de una licencia dramática. No es una historia verdadera. Es una historia aburrida.
Like father, like son: La película que emocionó a Steven Spielberg
Steven Spielberg es el presidente del jurado de la Sección Oficial de este año. Eso quiere decir algo. Y puedo asegurar que a Steven Spielberg le habrá molado mucho Like father, like son.
La película de Hirokazu Koreeda es sin duda alguna la más emotiva de lo que va de festival. Habla de una cuestión grave, pero de forma muy amena y agradable. Nos cuenta la historia de dos familias que un día reciben una llamada desde el hospital para decirles que se han dado cuenta de que por error intercambiaron a sus hijos (quienes tienen ya 6 años). Desde ese momento, el filme repasa cada una de las fases que superan ambas familias durante el proceso de asimilación de este hecho y su intento por decidir qué hacer.
Así, con una temática con la que otro autor nos hubiese destrozado el estómago, Koreeda decide ser mucho más ameno y agradable. Es curioso entrar a visionar un dramón y salir habiéndolo disfrutado. Su director consigue que el espectador se ría en el seno de un drama, que sin ser del todo profundo, sí que resulta emotivo y que con facilidad se puede empatizar con los personajes. Todo está muy bien pensado, desde la rápida intrusión dentro de la trama sin muchas presentaciones, hasta el uso de fondo de música de piano que acaba por conformar una banda sonora preciosa.
Aún así, no por esta falta de frialdad en la aproximación a la materia el tema deja de ser menos fuerte. De hecho, uno de los momentos que más me afectaron fue cuando se dio un dato que me dejó la sangre helada. Al parecer en Japón en los años 60 se cometió mucho este error y desde entonces hasta la actualidad el 100% de las familias ha elegido cambiar de nuevo a los niños.
Like father, like son es una gran película, en la que se muestra el punto retrógrado que aún tiene Japón en algunos momentos, sobre todo cuando se nos muestra un personaje que aún no sabe si escoger la sangre o el niño al que ha criado desde hace seis años. Una de las favoritas para el festival desde este mismo instante.
Grand Central: Amor nuclear
Cambiamos de sección y de tercio porque nos pasamos a Un Certain Regard, donde nos encontramos un día más a Tahar Rahim, esta vez como protagonista de la nueva película de Rebecca Zlotowski: Grand Central. Una cinta que nos cuenta la historia de Gary, un joven que comienza a trabajar en una de las muchas centrales nucleares que funcionan a día de hoy creando electricidad para toda Francia (y parte del extranjero, nosotros incluídos). Allí conocerá a la futura mujer de uno de sus compañeros (Léa Seydox) con la que comenzará un extraño «romance».
El arranque del filme resulta muy interesante, tanto en su secuencia inicial como en sus primeros minutos cuando se nos va presentando poco a poco el funcionamiento de la central nuclear, sus medidas de seguridad, los problemas que pueden generar en los trabajadores, etc. El problema es que pronto se mete a contarnos la parte de romance del argumento y lo hace de una forma muy fría, muy vacía. Poco a poco se va desinchando. Así pasamos de ver una cinta pausada con una trama bastante conseguida a convertirse en un tostón amoroso de grandes dimensiones. Y eso ya sabemos cuánto cuesta conseguirlo.
Ain’t them bodies saints: Bonnie & Clyde se separan en Texas
Dentro de La semana de la crítica Cannes 2013 nos trae una de las participantes del pasado Sundance 2013.: Ain’t them bodies saints. Al participar en esta sección la sala no es excesivamente grande. Ni las medidas de seguridad del todo adecuadas en cada segundo. Esto hace que un ser humano, corriente y moliente, como yo pueda salir del servicio y encontrarse a medio brazo de distancia de Rooney Mara. Creo que era algo que debía mencionarse.
Dicho esto, Coppola ponía de voz de sus personajes en The Bling Sing la frase: «Al público americano le gusta demasiado las historias de Bonnie & Clyde». Y precisamente de eso se trata esta película. Casey y Mara (increíblemente delgada la segunda; sorprendentemente mazado el primero, en la vida real) son una pareja de atracadores y delincuentes de Texas. Con sus pintas, con su acento, lo tienen todo. Pero un día la policía les detiene, Bob (Casey) carga con las culpas y pide a Ruth (Mara) que le espera hasta que salga de la cárcel. Tiempo en el cuál nacerá la hija de ambos, pues Mara está embarazada.
El largometraje tiene una clara influencia del Malick de Malas Tierras y Días del cielo tanto en estética como en presentación de ambientes y personajes. Ese Texas se huele, atascado en el tiempo, sin ser capaz el espectador de averiguar si son los años 70 o pleno siglo XXI. Así, con un buen ritmo de montaje y gran calidad técnica el principal defecto de la cinta acaba siendo que (como ya comenzamos a acostumbrarnos por aquí) parece tener 45 minutos de relleno, de preámbulo y espera a que el metraje llegue a su parte final; que es la que importa a David Lowery, el director.
De esta forma, el filme se rinde a una simpleza de trama deliberada y una profundidad (no tan profunda como querría) de unos Bonnie & Clyde separados primero en el tiempo y luego en las intenciones. Aunque es entretenida resulta que se queda con menos acto que lo que permitía su potencia.
Y sí, ya sé lo que verdaderamente estáis pensando: ¿Y los Coen? Pues a los Coen los he reservado para mañana en lo que espero sea un día mucho menos lluvioso que el de este primer sábado en Cannes. Que no os pueda el ansia.