Después de toda la problemática de ayer (que incluye un cargador de mac cortocircuitado y, por tanto, problemas para mantener con batería el portátil hasta el final del festival) y un profundo (aunque como siempre) sueño, llegamos a una nueva semana y nuevo día en Cannes. Y este ya ha dejado muchas mejores sensaciones. Menos mal.
Wara no tate: Los japoneses se convierten en cazarrecompensas
Takashi Miike abría fuego en la Sección Oficial a Concurso. Además, sabes que aunque sea el pase de las 08:30h de la mañana no te vas a quedar dormido. Aunque lo intente. Y hoy lo ha intentado.
El punto de partida de Wara no tate es por lo menos interesante. Tenemos a una persona que ha matado y violado a una niña de siete años, nieta de un rico hombre que, sabiendo quién ha sido el culpable, anuncia públicamente que dará 1.000 millones de yens (unos 10M$ al cambio) a aquel que le asesine (aunque con la condición de que luego el propio asesino debe presentarse ante la policía y ser juzgado por el asesinato). Así, temeroso el delincuente se entrega a la policía, quien asignará un grupo de cuatro policías para protegerle hasta Tokyo. Claro que, por el camino y con tan gran botín a ganar, todo el mundo (policía o civil) tratará de hacerse con el dinero.
Ya hemos visto en alguna ocasión largometrajes con este tipo de historia, pero no deja de parecerme interesante por ello. El problema es que según avanza la cinta el argumento va poco a poco haciendo aguas y se comienza a meter en una trama de traiciones sin sentido ni objetivo. Durante la primera media hora todo funciona a la perfección y hay una muy buena escena (finalizada en gran explosión) que a conseguido levantar aplausos en la sala cuál si del Festival de Sitges se tratase. Pero, después todo se ha ido al traste. Conversaciones con frases de las que estamos ya algo cansados. Un argumento que ya no tiene interés. Y la acción ya no mola. Los personajes se demuestran cada vez más torpes, más idiotas y actúan cada vez con menos sentido.
En resumen. No pienso fiarme de la policía de Tokyo en mi vida. Por si acaso.
Blood Ties: Thriller setentero de ritmo francés
Finalmente hoy hemos podido acceder (no sin un momento de caos previo y sensaciones de que una vez más nos dejarían en la calle) al pase de Blood Ties el nuevo filme de Guillaume Canet que se presentaba Fuera de Concurso, que cuenta con James Gray (que presentará dentro de unos días su película The inmigrant en la Sección Oficial) a su lado en la escritura de guión.
Creo que es, aunque no la mejor, sin duda la más entretenida de todas las películas que hemos visto hasta ahora en el festival. Blood Ties está ambientada en el Nueva York de los años ’70 y cuenta la historia de dos hermanos que trabajan a ambos lados de la ley. Uno es policía: Frank (Billy Crudup) y el otro es delincuente: Chris (Clive Owen). La película además de con estos dos actores cuenta con nombres de la categoría de Marion Cotillard, Mila Kunis, Zoe Saldana, Matthias Schoenaerts y James Caan.
Se trata de un thriller muy bien construido, con un ritmo pausado, pero que no deja de avanzar en todo momento. La idea partió de Guillaume Canet (director de Pequeñas mentiras sin importancia entre otras películas) que tras estar cansado de que le ofreciesen películas de Hollywood en las que sabía que no estaría cómodo trabajando, decidió llevar a EEUU su propio proyecto. Así, se le ocurrió la idea de hacer un remake de la película francesa Les liens du sang (que él mismo había protagonizado hace cinco años). Así, buscando un guionista que le ayudase a escribir el guión en inglés y adaptar la historia correctamente en America, el propio James Gray se propuso a co-guionista. Y se nota bastante.
No sé cuánto ha quedado de la película original (en cuanto vuelva a España pienso comprobarlo), pero la realidad es que la historia que se nos ha mostrado en Blood Ties es curiosamente similar en muchos elementos a películas anteriores de Gray como La noche es nuestra. Y como remake es una maravilla, está perfectamente adaptado a su tiempo y su situación geográfica, no es un conglomerado de personajes sustituidos por otros personajes, pero que claramente se ven no son americanos.
Algo de lo que más me ha gustado ha sido, de hecho, esto mismo: los personajes. Me parece que partiendo de unos estereotipos de personajes muy claros y típicos Canet y Gray han conseguido hacer que todos (o casi todos en mayor o menor medida) evolucionen poco a poco. La película deja mucho espacio para que se desarrollen de una manera que quizá es muy sutil o no demasiado evidente en algunas ocasiones, pero claramente visible si se mira un poco. La relación entre los hermanos está ampliamente desarrollada y muy bien lograda en esta rivalidad que tienen que al final lo que deja visible es el amor que se profesan entre los dos.
Aunque, posiblemente lo mejor de la película sea su tratamiento estético. No sólo en su representación y ambientación de los años 70 sino en su puesta en escena. Es un thriller que huele a película de los ’70 por todos sus poros. No es difícil admitir que bebe en muchas partes de The french connection (Contra el Imperio de la droga en tierras patrias) de William Friedkin o incluso del Harry el sucio de Don Siegel. Con una magnífica banda sonora y la mejor persecución que he visto en tiempo (planos largos, planos muy abiertos, nada loco de planos cortos y rápidos) claramente Blood ties es una de las películas más entretenidas que veremos por el festival.
Omar: Thriller «comercial» palestino
Entiéndase bien el entrecomillado. Si digo comercial es porque esto es lo más comercial que se puede sacar dentro de lo que es ahora la industria cinematográfica palestina. Ahora, no por ello deja de ser la película que más me ha gustado en lo que llevamos de festival.
El director Hany Abu-Assad, conocido mundialmente a raíz de Paradise Now, vuelve a mostrarnos los entresijos de la frontera pelestina-israelita de mano de Omar, un chico que quiere junto a sus tres amigos liberar su tierra; pero, quiere aún más a Nadia, la hermana de su amigo Taker.
En forma muy agradable, incluso naïf a momentos (puede parecerlo, pero creo que en realidad nunca llega a alcanzar el punto de naïf) nos muestra una dura realidad, como el totalitarismo del gobierno militar israelita y el sufrimiento por el que hace pasar a los que han pertenecido, pertenecen o creen que pertenecieron a los miembros de liberación palestina.
Así, se muestra un triángulo amoroso y un triángulo de traiciones muy curioso y distinto al o habitual (en ambos casos) y es muy difícil llegar a predecir los giros que la película va haciendo poco a poco. Personajes complejos y creíbles, unidos a una muy buena realización que se pone en manifiesto sobretodo en los momentos de persecuciones hacen de Omar un largometraje muy entretenido en la que el tiempo pasa volando, en la que siempre sucede algo, que no se pasa de explicativa y usa en buenos momentos la sutileza y de la que, sobre todo, nadie puede poner en duda su calidad.
Incluido (o debido a, dependiendo de los gustos del espectador) los chistes sobre el Real Madrid y Mourinho que durante un momento de ella se hacen.
The last days on mars: Zombies marcianos
Para terminar la jornada la Quincena de realizadores nos trae la ópera prima de Ruairi Robinson The lasd days on mars una película de ciencia ficción un poco floja, pero que entretiene constantemente de inicio a fin.
Trata de hacer una mezcla de Alien + Moon, pero se queda en el camino con un relato con mucho menos que contar, personajes más planos y mucha más acción, aunque sin sentido. La cámara se mueve a ratos demasiado, como si fuese la única forma que el director conoce de hacer que se transmita tensión en el espectador y en ocasiones la trama se vuelve un poco previsible.
Aún así, para finalizar el día se agradece, pues no deja mal sabor de boca y acabo por dar un entretenido toque final al un muy buen día que hemos pasado en Cannes.