El glamour llega al Festival de Cannes 2014 de la mano de Nicole Kidman y su encarnación de «Grace de Mónaco» que ha inaugurado el prestigioso certamen.
Llegamos ayer a las diez de la noche a nuestro apartamento después de una cantidad indecible de horas de viaje para dejarlo todo listo para lo que serán unas maratonianas sesiones de carreras por La Croisette de la sala Bazin a la Riviera y luego al Palais y vuelta otra vez. Para abrir el bolso cada vez que entras a un recinto oficial y tener que dejar el equipo fotográfico en consignas que solo hacen que pierdas aún más sitios decentes que los que ya pierdes por ser acreditación amarilla y luego no se te olvide de volver a correr que llegas tarde a la próxima sesión. Llegamos hoy a las 9 de la mañana a recoger nuestra acreditación en un recito totalmente abarrotado de periodistas, productores, fotógrafos, asistentes y toda clase de artistas y solo con ver el ambiente confirmamos que todo ha merecido la pena. Estamos en Cannes. ¿La apertura? Una película Fuera de Competición que se lleva el aplauso de dos espontáneos y el abucheo de un par de decenas en la platea. La película es un despropósito, por supuesto. Empezamos.
Grace de Monaco: Nicole Kidman y la gracia monegasca
Hay cierto mimo, cierta calidad en la representación de los valores tradicionales logrado con brillantez en el biopic Grace de Mónaco dirigido por Olivier Dahan y producido por la Weinstein Company. Cuando Paz Vega aparece caracterizada como María Callas y, con un fresco de estilo grecorromano a sus espaldas y delante de toda la elite mundial, hace un playback interpretado de una manera totalmente compungida de La Vie en Rose nos están dejando una hermosa señal de lo que simboliza todo el filme: estamos ante otro ejemplo de manual sobre el hito del sufrimiento aristocrático. Tan vacua como contemplativa (los planos detalle de los ojos llorosos de la protagonista se cuentan en minutos), esta epístola sobre aquella reina de la soap opera de los mejores días del Hollywood clásico reconvertida a princesa de cuento de hadas está interpretada por una Nicole Kidman tan flemática como siempre, pero que nos recuerda más a su papel en Las Mujeres Perfectas que al de Eyes Wide Shut (en fin, hace lo que puede).
La americana nos deja algunas imágenes para el recuerdo como el ensalzamiento del perfecto ente florero con el gesto de darles una cesta de fruta a unos soldados en mitad de un conflicto intergubernamental, o también cuando en aquella importante cumbre política da el discurso que salvara a las gentes populares del Principado… y ese discurso en realidad consiste en un repaso a todos los grandes clichés de cualquier certamen de Miss. En efecto, Grace quería la paz en el mundo, la paz en el mundo que proclaman los ilusos, los que no evalúan que para que la sociedad mejore no basta con saber seguir el protocolo, sino que hace falta renunciar a los privilegios de un sistema injusto. Que es imposible cambiar el mundo si mantienes un sistema de privilegios basados en el linaje aunque tú no seas uno de ellos. Esta película representa el sueño modélico y los valores de la revista HOLA, estéticamente toca techo en lo que a estilo visual de las revistas de moda y estilo se refiere, y la película tiene exactamente la misma calidad artística que estas: innegable, sí, pero también aborrecible.
Timbuktu: la cultura africana destruida por la sharia
«Timbuktu», el nuevo filme de Abderrahmane Sissako, nos lleva al conflicto maliense de un pueblo gobernado por unos foráneos y opresores yihadistas, pero no sólo desde la denuncia social, sino desde el análisis multidimensional de la vida política, artística y, en definitiva, identitaria de los modos de vida elegidos por sus icónicos personajes. Tenemos, por ejemplo, a ese visionario emprendedor de una nueva yihad que enseña a un joven chico lenguaje corporal para hacer un video de divulgación de los valores del islam, y que también pretende que las mujeres de alrededor empiecen a llevar guantes y los niños dejen de jugar a la pelota (con hermosísimas imágenes posteriores de cómo éstos burlan la autoridad); al padre bereber feliz con su hija y su esposa que sólo sabe pensar en su vaca llamada GPS, y también tenemos a una bruja extravagante que hace sus pociones con trapos metidos a un frigorífico desenchufado.
Todo va relativamente bien, hasta que empiezan los latigazos y las lapidaciones. Y es que, como nos muestra Sissako, sólo dos segundos de una lapidación bastan para comprender el horror más absoluto. Su composición es extraña, difícil de encajar, pero a grandes rasgos una doble función de porción de misterioso e insular costumbrismo con tintes de humor más una segunda parte de drama de fatal destino que, por cierto, hace bien en recordarnos que hay otras subjetividades sobre todo en una muy refrescante y novedosa destreza actoral. Una obra poética que, aunque algo fatigosa para los ya poco receptivos espectadores de la jornada del festival, se gana a su público. La Sección Oficial empieza con buen pie.
Yo quiero ser tu maleta, para ir contigo. Me dá igual, ser tu moquero para que me lleves en tu bolsillo y asi poder acompañarte a ver cada una de las peliculas, dentro o fuera del certamen. Peroooo sobre todo QUIERO ESTAR EN TU LUGAR
Tranquilamente yo habria pasado de ver el horror de la Nicole. Por eso no soy critico de cine jajajajja malos ratos que me ahorro. Disfruta la Costa Azul