La representación del Antoine Doinnel contemporáneo de Emmanuelle Bercot y «Tale of tales» de Matteo Garrone inauguran la 68ª edición del festival de Cannes.
En una jornada que pesará más por la nefasta organización en la programación de las películas de Compétition en las salas con menos butacas -dejando fuera a más de la mitad de los acreditados- pudimos ver dos largometrajes que abordan ciertas desigualdades sociales a través de géneros prácticamente antitéticos. El filme inaugural «La Tête Haute» de Emmanuelle Bercot propuso una aproximación no del todo melodramática de las instituciones que se encargan de corregir las actitudes delictivas de los menores de edad, mientras que la nueva super producción de Matteo Garrone -que cuenta con un hollywoodiense elenco de actores como Vincent Cassel o Salma Hayek– camufla su típica denuncia de las injusticias sociales (presente en la mayoría de sus títulos) a través de una puesta en escena de época medievalista.
«La Tête Haute»: Fe en las instituciones sociales
Tras la fallida inauguración del año pasado con «Grace de Mónaco«, el festival de Cannes eligió el último filme de Emmanuelle Bercot como película de apertura. Probablemente «La Tête Haute» no sea una de las mejores inauguraciones de Cannes pero tampoco sería justo suspenderla. La directora de la más que notable «El viaje de Bettie» vuelve a contar con Catherine Denueve en un papel que despierta la misma ternura y maternidad que la sexagenaria Bettie a la fuga. El protagonista del nuevo melodrama de Bercot es Malory Ferrando (Rod Paradot), un adolescente problemático que es desatendido por su madre joven e irresponsable (Sara Forestier). La conducta de Malory es demasiado violenta para que el menor entre en contacto con la sociedad, porque el delincuente juvenil se comunica gestual y verbalmente con su entorno a través de la agresividad, atemorizando a todos los que se cruzan en su camino. Los picos maníacos del descontrolado comportamiento de Malory -que tanto recuerdan a los estallidos de locura de Antoine-Olivier Pilon en «Mommy«- sólo son domados gracias a la paciencia y el cariño que las dos únicas figuras femeninas que hay en su vida: su madre y la jueza interpretada por Denueve que lleva su extenso expediente desde que tenía siete años. La primera mitad de «La Tête Haute» se recrea en ese triángulo maternofilial idéntico al del citado trabajo de Xavier Dolan. No obstante, en el segundo tiempo del filme la autora introduce dos personajes que rompen el hieratismo temático. Dichos personajes secundarios son su nuevo educador social Yann (Benoît Magimel) -quien se identifica con el chico a causa de su pasado oscuro que el espectador nunca llegará a conocer- y su futura novia Tess (interpretada por la bellísima actriz protagonista y no profesional de «The smell of us», Diane Rouxel).
Pese al tópico e inaguantable poso melodramático que podría albergar «La Tête Haute», el nuevo largometraje realizado por la famosa ex-actriz francesa posee ciertos giros inesperados, siempre vinculados con la exhibición de toda clase de desgracias a las que se expone el protagonista. El tour de force de Malory es similar a esos Antoin Doinel del siglo XXI que protagonizan los filmes de «Jack» (Edward Berger), «Ausência» (Chico Teixeira) o «Baja Marea» (Roberto Minervini, autor cuya nueva película se presentará en Un Certain Regard). Por otro lado, la gran diferencia entre «La Tête Haute» y los tres largometrajes citados se halla en la moralina que la película gala mantiene hasta el final del metraje. Si sus predecesoras describían el callejón sin salida de esas jóvenes víctimas de la irresponsabilidad de sus parientes, el sistema penal o las ayudas sociales, «La Tête Haute» propone el argumento opuesto: Emmanuelle Bercot apunta hacia la reinserción de los casos perdidos a través de la perseverancia de los funcionarios y esa bondad que los procesados ocultan bajo su rudo y delictivo instinto de supervivencia.
«Tale of tales»: Un Garrone muy british
Hasta ahora «Reality« parecía el único satélite orbitando en la filmografía de Matteo Garrone pero «Tale of tales» supone un cambio radical respecto a sus anteriores títulos realizados: se trata de una metamorfosis que no sólo implica el salto de la denuncia social neorrealista al cine de época con ninfas, brujas, reinas y castillos. De entrada, el primer obstáculo con el que se encuentra el público de esta insólita adaptación del texto medievalista ‘El cuento de los cuentos’ de Giambasttista Basile es la lengua que emplea. Como Abel Ferrara en «Pasolini«, Garrone ha elegido el inglés para representar un escenario italiano; una decisión que en ambos casos no resulta gratuita, sobre todo en este filme que compite por próxima Palma de Oro de Cannes, puesto que el inglés le aporta al relato una noción de universalidad vinculada a una idea que se repetirá a lo largo del largometraje: el horror y la fantasía pueden acontecer en cualquier lugar y en todo momento.
«Tale o tales» está dividida en tres capítulos transcurridos en reinados distintos. Estos tres relatos se entrelazan durante toda la película pero no existe ningún vínculo emocional o de parentesco entre los personajes que aparecen en ellos. El único rasgo que comparten los protagonistas es la clase aristócrata del medievo a la que pertenecen. La casta de los reyes, reinas, príncipes y princesas se caracteriza por la abundancia, la riqueza, la desmesura y la incorrección ética; cuatro adjetivos que ya estaban presentes en sus anteriores largometrajes que abordan la temática de la denuncia social. El sátiro rey que da vida Vincent Cassel, la reina egoísta (Salma Hayek), u otro enfermizo rey (Toby Jones) que fuerza a su hija (Bebe Cave) a casarse con un ogro, se comportan despóticamente como los explotadores de inmigrantes de «Ospitti» o los mercenarios mafiosos de «Gomorra«. Garrone elabora una parábola entre la literatura del siglo XVI y el malsano comportamiento de los ricos del siglo XXI poniendo de manifiesto esa común egolatría entre ambos períodos. Se trata de un paralelismo que no sería posible sin los estudiados papeles de Salma Hayek, Bebe Cave y Stacey Martin en «Tale of tales». Matteo Garrone se cuestiona sobre el rol de la mujer ilustrando las peores hándicaps femeninos: querer ser madre a cualquier precio, buscar desesperadamente a un marido y obsesionarse por rejuvenecer. Este cuento de princesas macabro con aires tenebristas de los hermanos Grimm posee un inquietante trasfondo feminista que castigará a las que utilicen su belleza y poder para hacer realidad sus deseos, y premiará a las que no se sometan a la voluntad de los hombres.