Mar. Mar 19th, 2024

«Cuando las ranas críen pelo», eso es lo que le contestaron en su pueblo a la anciana María Martín, cuando pidió enterrar a su madre fuera de la fosa común en la que la echaron tras fusilarla en 1936 en Buenaventura (Toledo). María escribió cartas a presidentes, y al mismo rey Don Juan Carlos. Al final de todas ellas, a mano y con una pobre ortografía, María les recordaba que seguía esperando el milagro de las ranas peludas.

La de María es una de las historias con la que Almudena Carracedo (ganadora de un Emmy por «Made in L.A.») y el estadounidense Robert Bahar intentan humanizar y poner rostro a las las heridas abiertas de la guerra civil y el franquismo en España.

Los protagonistas son familiares de asesinados, víctimas torturadas y madres de bebés robados que forman parte de la querella argentina que investiga -a miles de kilómetros- los crímenes de lesa humanidad durante la dictadura franquista. Tras ocho años de trabajo, el documental, producido por Pedro Almodóvar, logra hilar más de 400 horas de filmación a través de las poderosas imágenes del Mirador de la Memoria, un monumento en el Valle del Jerte del artista toledano Francisco Cedilla.

En esta edición de la Berlinale, tuvimos la oportunidad de hablar con los directores tras su estreno:

María Luz Moraleda: ¿En qué situación está la querella argentina? 

Almudena Carracedo: La jueza está esperando a que el gobierno español autorice la toma de declaraciones. Realmente es el sistema judicial el que debe autorizar la toma de declaraciones pero hay una directiva del gobierno que lo ha bloqueado. Hay muchos problemas ahora mismo de independencia judicial en España y eso se ve en el documental. Están a la espera de eso. Pero insisto, es otra conversación. Paralelamente hay un movimiento social que captura el documental, que es el que va avanzando a pesar de las trabas y de un proceso político complicado. La querella argentina es un tren que avanza en la oscuridad, mientras que los querellantes eran los vagones, que ponen cara y rostro a los números de los que solemos hablar. El objetivo era humanizar y sentirse en la piel de otra persona durante 90 minutos. Ese «podría ser yo, mis padres o mi abuela.»

M. M.: El documental muestra cómo una ley de Amnistía que se copia en países de Latinoamérica donde han acabado las dictaduras se acaban derogando con el paso del tiempo. Pero no en España. ¿Creen que el documental puede inspirar un cambio político?

A. C.: Sí. Hace siete años nos preguntaban por qué hacéis esto. Si este tema no interesa. Y ahora la gente nos dice «¡Qué buena idea!» Es un tema que ahora interesa mucho. Sí, hay un cambio. Ahora mismo se están aprobando mociones por ayuntamientos de Madrid, Barcelona, Zaragoza, etc. con el apoyo de Ciudadanos, por ejemplo. Hay una conversación diferente y en esa queremos trabajar. Está reflejado en el documental con iniciativas. Hay toda una generación que no tiene ni idea de lo que ocurrió, que no ha vivido el conflicto en su carne, que no tiene ningún ápice de odio ni nada similar, y que lo que quiere es conocer su pasado para poder conocer su presente y poder decidir qué sociedad democrática queremos ser con cien mil personas en las cunetas.

Almudena Carracedo y Robert Bahar

Robert Bahar: Según Naciones Unidas, España es el país con mayor cantidad de fosas comunas después de Camboya.

A. C.: Todos los datos que tenemos en el documental está absolutamente chequeados por triplicado. Lo que no hemos podido triplicarlo.

M. M.: En el documental vemos cómo muchos ya no piden ni justicia, sino enterrar por separado a sus seres queridos. Pero hasta los propios testigos se acaban muriendo sin lograrlo. 

A. C.: El tiempo en este documental es también protagonista. La gente se va muriendo y es una deuda en España que todavía no hemos saldado. En España hay un discurso muy amplio y aprendido de «es revancha, venganza». Las víctimas sólo quieren enterrar a sus seres queridos. Algunos quieren justicia, que es un derecho humano básico. Y algunas simplemente quieren que se reconozca a su abuelo fusilado porque era concejal de un estado democrático. Ese reconocimiento no se ha tenido.

M. M.: No sé si saben que justo hace un año, Andrea Weiss trajo el documental Bones of contention (Los huesos de la disputa) a la Berlinale. Parece que este es un tema que despierta interés en el extranjero. ¿Qué feedback tienen ustedes en Alemania?

A. C.: Fuera de España no es comprensible. España es ahora mismo una anomalía internacional. Se nos ve como bichos raros en el terreno de la justicia transicional. Y han pasado 40 años de democracia. No voy a entrar a debatir si fue importante o necesario ese pacto de silencio. Hoy, en el 2018, ¿qué hacemos?

R.B.: Creo que hay historias que deben contarse desde dentro. Otras deben contarse desde fuera. Fuera de España hay muchísimo interés, siempre hablamos de casos o situaciones como la comisión de la verdad en Sudáfrica, o tribunales especiales de Naciones Unidas en Camboya. Fuera de España, después de una transición, hay un proceso para ver qué ha pasado y cómo tienes que seguir adelante, cómo tratar lo que ha pasado y qué formas de justicia o reparación son necesarios. La situación es sorprendente que hay gente como María Martín sufriendo por sacar los restos de su madre. La película intenta plantear estas preguntas. En el estreno hubo mucho interés.

M. M. ¿Cómo fue la experiencia del estreno?

A. C.: El estreno fue muy emotivo. Éramos 28 personas en el escenario. Y todo el mundo llorando. Realmente tenían que venir porque es también su estreno. Llevaban 7 años esperando el estreno.

Muchas gracias y ¡muchos éxitos!

 

Por María Luz Moraleda

Licenciada en Periodismo y Comunicación Audiovisual por la Universidad Carlos III de Madrid y por la University of Central Lancashire (Inglaterra) vive en Alemania desde 2012. Trabaja en Berlín como periodista multimedia para el canal de televisión Deutsche Welle y colabora para otros medios.

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