La segunda jornada del DA 2017 está protagonizada por espíritus jóvenes que intentan cambiar el mundo presente. Hoy analizamos «Nocturama» y «Los nadie».
En la segunda jornada del D’A Film Festival 2017 nos enfrentamos a dos películas sobre la juventud actual. Pese a que una está situada en Francia y la otra en Colombia, ambas comparten un hilo temático: el desencanto e incluso cierto nihilismo que sienten los jóvenes en relación a la sociedad que les rodea. Los adolescentes de «Nocturama» apuestan por la acción directa para cambiar el presente de su país. Los de «Los nadie» prefieren huir de este y buscar nuevos recoveros, prodigando mensajes protesta mediante su música. A continuación analizamos las dos cintas.
A parte, también hemos podido presenciar el último trabajo del cineasta Matías Piñeiro, «Hermia & Helena«; una delicada historia de crecimiento personal realizada de un modo singular, poético y que bebe fuertemente de la literatura y el teatro. Maravillados por el estilo Piñeiro, nos hemos percatado que el spot del DA 2016 se realizó mientras rodaba esta cinta, pues las imágenes y música que aparecen pertenecen a un fragmento de «Hermia & Helena«.
«Nocturama»: Bonello cuestiona la sociedad francesa de frente
Bertrand Bonello es, sin duda alguna, uno de los cineastas franceses más arriesgados del momento. Perseguidor de imágenes hipnóticas, no tiene miedo a explorar temáticas que podrían parecer prohibidas y provocadoras para los más conservadores. En «Nocturama«, se suma el factor de la actualidad aterradora, lo que la configura como una cinta terriblemente incómoda para algunos, pero necesaria para el momento que estamos viviendo.
Influenciado fuertemente por el dispositivo de la grandísima «Elephant» (Gus Van Sant, 2003), «Nocturama» empieza en medio de una operación de la que no sabemos nada. Con la cámara pegada a los hombros de diferentes adolescentes, vemos cómo viajan de un lugar a otro, se intercambian mensajes y objetos y murmuran cosas para sí mismos. La angustia del no saber (y a la vez del intuir qué está pasando) se mete en nuestros cuerpos y mentes y esperamos, pacientemente, a que el hecho en sí ocurra. Sin embargo, la cinta no termina con ello y el cineasta decide encerrar a todos los cómplices en unas galerías Lafayette durante toda la noche. ¿Para qué? Descubrir sus miedos, angustias y deseos y para poner sobre la palestra, esa vanidad intrínseca que justamente comentábamos ayer en relación a «Personal Shopper«.
Si la primera parte de la película sirve para demostrar lo frágil que es en el fondo la sociedad francesa y lo fácil que es romper esa falsa apariencia de seguridad; en la segunda, Bonello decide poner el foco en explorar la personalidad influenciable, y a la vez vanidosa de los jóvenes actuales. Descarado como pocos, Bonello se permite que en medio de un «sitio», se produzcan escenas de una calidad hipnótica y emocionante sin igual, como el lipsync de «My way» o el baile frenético de «Call Me«. Como ya pasaba con «Saint Laurent«, el cineasta se corona como un virtuoso de lo audio – visual, y nos arrastra hacia sus imágenes hasta que, si él lo desea, nos deja ir.
Con un casting joven más que notable, una banda sonora atmosférica que tanto tiene canciones como «Whip my hair» de Shilow Smith como melodías creadas por el mismo Bonello, «Nocturama» lanza múltiples mensajes a la población, que incomodan más que tranquilizan. ¿Actualmente los jóvenes son más influenciables que nunca? ¿Quién está verdaderamente al mando de los atentados en las grandes ciudades? ¿Un cuerpo armado que dispara a matar sin miramientos es realmente, los «guardianes» que queremos en nuestra sociedad? Y cómo pasaba en «Personal Shopper«, ¿La vanidad y los caprichos materiales pueden realmente evadirnos en los momentos más desesperados?
Con su metraje de dos horas y cuarto (Cómo dijimos ya con la magnífica «Saint Laurent«, Bonello debería coger las tijeras más a menudo), «Nocturama» nos sitúa en la difícil posición de unos adolescentes que guiados por un extraño líder, se ven solos al completar su misión, sin herramientas para gestionar su futuro después de aquello. Informados mediante tweets y titulares de noticias que encuentran en Internet, intentan hacer cambiar la sociedad con cuatro explosiones. ¿Pero con qué motivo? Para nuestro horror, comprobamos que «el ser capaz de…» y «el hacer algo en equipo» son los motivos que prevalecen por delante de cualquier razón de peso.
Sí, serán preguntas sin respuesta, cuestiones incómodas, polémicas y alejadas de nuestra rutina; pero gracias a Bonello las volvemos a poner en relieve. Sin duda alguna, «Nocturama» se configura como una de las películas más solidas y con más enjundia del festival; una auténtica reflexión del aquí y ahora.
«Los nadie»: Medellín, ciudad piloto
Y de los jóvenes franceses pasamos a los adolescentes de Medellín que, para nuestra alegría, no se parecen a ningún personaje de la serie «Narcos«. «Los nadie» retrata la juventud «marginal» medellinense, esas almas libres que pasan más tiempo en la calle con sus amigos que en sus casa estudiando. Juegan con sus diábolos, componen canciones Metal para denunciar las condiciones de su país y sueñan con escapar a otra ciudad que les de más oportunidades.
El documental «Ciudades a contraluz» (Francesc Relea, 2016), nos mostró el cambio que había sufrido Medellín en los últimos 20 años. Del narcotráfico y los tiroteos en la calle había pasado a ser una de las ciudades con más inputs culturales de Colombia. Graffiteros, raperos y bailarines llenan ahora sus calles para celebrar el buen estado de Medellín y con el metro y las diferentes iniciativas del ayuntamiento para renovar los barrios y la arquitectura de la ciudad (véase la exposición «Piso Piloto» que tuvo lugar en el CCCB en 2015), es uno de los lugares con más futuro de Latino-américa.
Sin embargo, el debutante Juan Sebastián Mesa, decide centrarse en un grupo de jóvenes que no celebran este Medellín actual; si no que sobreviven en él, denunciando sus carencias mediante tatuajes, graffitis y música metal (algo que sorprende bastante, a decir la verdad).
Viendo «Los Nadie«, vienen a nuestra cabeza muchos referentes del cine independiente americano de los 90; desde Larry Clark a Harmony Korine. Sin ser tan grotesco como ellos, es cierto que parece que «Los nadie» contenga grandes dosis de improvisación y que ninguno de los actores sea profesional. El blanco y negro intencionado aporta esa aura entre indie y documental, y las situaciones, más cotidianas que extraordinarias dotan a la película de un naturalismo que realmente engancha.
«Los nadie» es un paseo por las calles de Medellín; una ruta para contemplar el día a día de unos jóvenes que malviven en una ciudad que va creciendo en oportunidades, pero no al ritmo que todos quisieran.