Mar. Mar 19th, 2024

En nuestra sexta jornada en el D’A 2018 acudimos a contemplar «Disobedience», la nueva película de Sebastián Lelio y entramos de rebote a «The Charmer»de Milad Alami, de la cual salimos bastante satisfechos.

Antes de entrar en la crónica de hoy, queremos comentar que por circunstancias personales ayer no pudimos escribir una pieza que ya teníamos más que pensada. A modo resumen, os recomendamos encarecidamente las cintas «I’m not a Witch» y «Good Time«; que estos día se han pasado por el D’A y podéis recuperar en VOD de forma totalmente legal. La primera en MOVISTAR + y la segunda en NETFLIX. Las dos son joyas a no perderse.

Y ahora sí, nos metemos de lleno en la jornada del viernes que tuvo por protagonistas «Disobedience», la primera cinta de Sebastián Lelio («Una mujer fantástica«) rodada en Estados Unidos, y la simpática y a la vez, punzante, «The Charmer«, un desencantado cuento del inmigrante realizado por Milad Alami. Las analizamos.

«Disobedience»: Las Rachels de Lelio

Sold out absoluto para el único pase de la nueva cinta de Sebastián Lelio, «Disobedience«, en el D’A Film Festival. Cierto es que esta semana las redes se habían inundado de noticias «picantes» sobre la película y su «gran» escena de sexo, lo que seguramente levantó la curiosidad de muchos. Sin embargo, creemos que una gran parte de los fieles se acercaron a «Disobedience» porque detrás de ella está el ganador del Oscar 2017, Sebastián Lelio; uno de los mejores retratistas de la mujer «atípica» en la actualidad.

En «Disobedience«, Lelio vuelve a jugar con el tema de la mujer fuera de lugar. Si en «Gloria«; la protagonista era una mujer liberada que sobrepasaba los 50 años y en «Una mujer fantástica«; Marina era una chica transexual en busca de su reconocimiento como tal, en «Disobedience«; Lelio nos presenta a Ronit, la única hija del rabino de una comunidad judía de la cual escapó para vivir como fotógrafa en Nueva York y que muchos años después vuelve a su hogar para velar la muerte de éste. Como pasaba en sus películas anteriores, los ojos de una comunidad «estable y homogénea» se posarán en esa forastera y su diferencia será demasiado fuerte como para ser aceptada. Rachel Weisz, Ronit, es la nueva mujer fantástica de Lelio después de Paulina García como Gloria y Daniela Vega como Marina. Esa hembra fuerte, decidida, que le importa un comino encajar o no encajar y ser la comidilla de los demás. Una persona admirable y que además, vive intensamente un amor, aunque no sea del todo fácil. Mientras que a Marina se le moría su pareja Orlando y no le estaba permitido velarlo (e aquí otra similitud con la nueva cinta de Lelio), Ronit y Esti no pueden vivir su romance realmente, porque la sociedad les obliga a esconderlo.

Interesante y arriesgada decisión la que hace Lelio de situar su película en el seno de una comunidad judía de Londres. Gracias al Americana Film Festival pudimos ver «Menashe«, cinta rodada en Yiddish y que mostraba, de forma casi verdadera (Menashe se interpretaba a sí mismo), los rituales, la forma de vida y los valores inamovibles que imperan en esa sociedad. Y dos de las ideas que quedaban más claras en «Menashe» tienen su demostración «un poco a lo Hollywood» en «Disobedience«: el matrimonio heterosexual como acto casi obligatorio para encontrar la estabilidad y una supuesta felicidad y el papel secundario e inferior que tienen las mujeres en su pirámide del poder. Mientras ellos rezan, aspiran a rabinos, trabajan y celebran sus fiestas, las mujeres deben estar calladas, ocuparse del hogar y no aspirar a más que a formar una familia. Lelio nos descubre también el uso casi estandarizado de las pelucas en el día a día, un gesto insólito que demuestra, una vez más, lo misógina que es esa comunidad. Por eso, un personaje como Ronit, seguro de sí mismo e independiente financiera y amorosamente, asusta tanto a todo el pueblo.

«Disobedience» cuenta la historia de amor y «pasión» entre Ronit y Esti (una maravillosa Rachel McAdams) de forma lenta pero eficaz. Con un guion que deja entrever el humor irónico de Lelio y a su vez, la carga dramática interna de los personajes, la cinta se confirma como un melodrama soft, dónde no faltan llantos, largos besos, suspiros y una escena de sexo,que, pese a que se le ha dado mucho revuelo, no tiene mucho más de lo que se podría esperar. En riesgo, en planificación, en puesta en escena del deseo desenfrenado… Hollywood es hollywood, y Lelio no es el tarado de Kechiche, así que no esperéis grandes desnudos, orgasmos y gritos.

«Disobedience» pasa como una película correcta, con una trama que te mantiene alerta y que muestra una situación envuelta de cierto misterio, pero cierto es, que echamos de menos muchos elementos que nos enamoraron en «Una mujer fantástica«. Como por ejemplo, una actuación central sentida, poliédrica y que llega al corazón del espectador. Puede que Weisz o McAdams no sean tan «actrices» como Daniela Vega, o que, obviamente, no puedan llevar tanto su papel a lo personal como sí podía hacer ella o Paulina García. No obstante, esta aparente falta de sentimiento podría verse exponencialmente afectada por una planificación dónde echamos de menos esas píldoras más almodovarianas y surrealistas, como el baile en la discoteca de Marina o su lucha con el viento. «Disobedience» es sobria en su planificación (con primeros planos en los que sólo se muestra un rostro, por ejemplo) y muy medida en sus piruetas artísticas (sólo en el speech final del marido rabino vemos alguna que otra gran idea de puesta en escena o realización que nos alegra el alma). En su salto a Estados Unidos, Lelio ha querido centrarse en contar una historia que entretenga, que guste, que sea «rompedora»; pero que sea accesible para el gran público, que no disguste a los no-arty people. Pero no os alarméis, la huella de Lelio no desaparece en la dirección, sólo se difumina para darle más fuerza a lo narrativo.

No hubo aplausos para el final de «Disobedience» pese a una sala llena hasta los topes, aunque tampoco hubo abucheos. La película gustó, sin más, pero difícilmente quedará en la memoria de la gente, como sí lo han hecho otros grandes filmes «lésbicos» actuales como son «La vida de Adèle» o «Carol«. Lelio ha aterrizado en USA y como ya le pasó a Larraín (aunque en este caso, arriesgó mucho más y ganó mucho más) apuesta la primera carta a caballo ganador: actriz de Oscar. Veremos dónde pone la segunda.

«The Charmer»: Ponte traje, conoce a una chica, cásate con ella

Y después de «Disobedience«, teníamos ganas de ver «I Hate New York» pero para nuestra desgracia las entradas estaban agotadas. Así que pedimos una para «Yo la tengo«, surgida de la UPF. La suerte tampoco nos sonrió. Así que nos acercamos al mostrador y pedimos una entrada para «la peli que queda«. Y así es como, a las 22:15h, estábamos en el Aribau Club 2 preparados para ver «The Charmer«.

A los 10 minutos ya nos sentimos afortunados de contemplarla. Después de varios días viendo cine español, catalán, argentino, francés y americano, una cinta medio iraní medio danesa nos volvió a abrir la perspectiva sobre el cine en el mundo. El D’A no es solo Europa, el D’A muestra cine de autor providente de todos los rincones del planeta. Claro.

«The charmer» es una cinta que se va desengranando poco a poco y que quiere empezar como una mancha borrosa para irse esclareciendo a medida que avanza la trama, y así, acabar contemplando el cuadro entero de ésta. Después de un prólogo un tanto agorero (el suicidio de una mujer danesa) la película nos presenta a un joven iraní que parece sacado de una sitcom americana y que actúa como un Barney Stinson cualquiera invitando a copas a las chicas de bares finos, siempre vestido de traje (¡ponte traje!). A primera vista, sólo parece un chico que intenta ligar, pero la verdad es mucho más complicada que eso (he aquí uno de los trucos magistrales del cineasta Milad Alami – mostrar primero al actor como un interprete justito para luego desplegar en él una inacabable paleta de registros).

«The charmer» expone la delicada situación de esos inmigrantes de Oriente Medio que viajan a Europa y luego deben encontrar una forma de poder quedarse, sea con un trabajo estable o casándose con alguien de allí. Y sí, la película gira entorno a esa búsqueda de esposa que Esmail realiza de forma torpe y penosa. De hay el título «el encantador», como si de un encantador de serpientes se tratara. Pero Esmail no es, para nada, un experto. Las mujeres que encuentra en los bares solo quieren sexo salvaje y las pocas con las que conecta, no son danesas y por tanto, no le convienen. Apuntar que, ciertamente, los personajes femeninos están escritos de forma estupenda y sean complejos o no, dejan claro que esas personas deciden por sí mismas y viven según sus reglas. Todas las meteduras de pata del iraní se acentúan con el peligroso deadline que debe cumplir: si en dos meses no tiene esa «excusa» que lo ate a la tierra, lo devuelven a Irán. Y por razones que desconocemos en un principio, y que no vamos a revelar aquí, prefiere quedarse en Dinamarca, estar solo y pasar hambre.

Complicado hablar de «The Charmer» sin desvelar la trama completa ya que solo viendo el lienzo final se entienden todas las decisiones, a priori arbitrarias, del personaje principal. Esmail es un tipo que cae bien y parece simpático, pero que sufre cruces de cables cada tres por cuatro. Y no llegamos a entender porqué. Sabemos que tiene familia en Irán, pero casi no contacta con ellos, y que vive en una especie de edificio con gente también muy pobre y en los márgenes de la ley. También hemos visto su traje, su destreza sexual y su dominio de la lengua danesa. Pero no conocemos nada más, no sabemos su historia ni su vida y por lo tanto, cuando en un momento las cosas se le ponen «a huevo»; nos desconcierta que lo envíe rápidamente todo «a la mierda».

Visualmente, «The Charmer«, tiene una planificación muy limpia y una puesta en escena bastante milimetrada. Suponemos que el carácter danés del director, que para nada es del ramo de Von Trier, ya propicia que artísticamente la cinta sea tan geométrica. Los actores están creíbles y realmente, Ardalan Esmaili, que hace de Esmail es una joya en bruto. Y la historia es de lo más interesante, porque lo que empieza cómicamente como «el chavalín que intenta ganarse la vida en Europa» se convierte en el intenso drama «el hombre atrapado entre dos vidas».

Pese a que es un poco larga para nuestro gusto y alguna sub-trama está demasiado exagerada para ser lo mínimamente realista (ese vecino stalker y vengativo que debería estar encerrado en un psiquiátrico), «The Charmer» ha sido como una brisa de aire fresco en un D’A demasiado occidental. Una cinta que nos ha «encantado» con su forma de irnos acercando, poco a poco, a las verdades del protagonista.

Por Marina Cisa

Film PR, Social Media Manager, Productora y lo que me echen. Comunicación Audiovisual en la UPF y a mucha honra. Cinéfila hasta límites insospechados. Una vez toqué a Xavier Dolan y me firmó el DVD de "Yo maté a mi padre". Espero ver a monsieur Godard en vida.

Un comentario en «D’A 2018 (Día 6): «Disobedience» y «The Charmer»»
  1. «Será difícil que la gente la recuerde como Carol y Adele» Really? Puede que tú y esa gente en la sala quedasen inconformes y la respuesta es simple, esta película llegó con demasiado y excesivo Hype ,debido a que tenemos
    2 estrellas de Hollywood que tienen fanbase desde que eran chicas y su director es un actual ganador del Oscar por «mujer fantástica «(considerada de las mejores del 2017) el problema está en el hype masivo algo que con «Carol y Adele» jamás hubo mucho menos Adele que estaba realizada en base a 2 actrices y un director desconocidos mientras la de los judios venía con demasiada expectativa «pero venir a decir que Disobedience «no será recordada como esas» en serio? Pues Carol no me gustó nada lenta,tediosa hasta decir basta y una pareja sin chiste y chispa,algo que Weisz y Mcadams apenas se ven y derrochan pasión ,para agregar que no debes comentar tan subjetivamente en la vida de que «no será más » porque en Estados Unidos salen de a montón gente diciendo que Disobedience es mejor que Carol ,por algo será no? Para agregar ,no puedes comparar la historia simple y fácil de Carol y Adele (no traen polémicas de por medio) en el sentido ,Disobedience mete religión y justamente basada en el judaísmo ,era una película que podía haber sido un desastre h totalmente destruida por ser ofensiva y controversial como pasó con «Mother»
    de Jennifer lawrence ,está historia no es nada fácil de adaptar y también hay que verlo de ese punto de vista mientras que las otras 2 no traen temas que podrían ofender a nadie. Pero bueno ,tal vez Disobedience no gane los premios que Carol y Adele pero llegar a decir que no «será recordada como» ya es pasarse porque seguro esta logrará más fanbase que Carol sin duda .

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