Sexta jornada en el D’A Film Festival 2019. En este precioso día festivo contemplamos las películas «Fourteen» de Dan Sallitt y «Sueño Florianápolis», de la estupenda directora, guionista y actriz argentina Ana Katz.
1 de mayo, día del trabajador. Tras relajar nuestros ojos unas horas después de tanto tiempo delante una pantalla brillante, volvemos a acercarnos, ya entrada la noche, al cine Aribau para contemplar «Fourteen» de Dan Sallitt y «Sueño Florianápolis«, de Ana Katz. Mientras que vamos completamente a ciegas con la cinta de Sallitt, sabemos que Ana Katz nos ofrecerá un producto de calidad. En el D’A 2016 pudimos contemplar su deliciosamente tramposa «Mi amiga del parque» y estamos seguros que no nos defraudará esta noche. Katz es una de las voces más potentes del cine argentino, una mujer que abandera el feminismo y defiende la naturalidad poliédrica de la psique femenina.
«Fourteen»: Amistad condenada
El sexagenario Dan Sallitt nos propone una película alrededor de una amistad tóxica entre dos mujeres jóvenes: Tara y Jo Mitchell. Una es tímida, introvertida y con tendencia a hacer lo correcto, «lo establecido». La otra es alocada y extrovertida, pero guarda en su seno un montón de inseguridades y problemas psicológicos. Una pide mucho y la otra recibe poco. Una es pasión y la otra es granito. Su incompatibilidad salta a la vista. Sin embargo, su amistad empezó a los 14 años, con la intensidad propia de las relaciones a esa edad, y, no sabemos muy bien cómo ni porqué, se sienten obligadas a seguir viéndose y a «cargar» la una con la otra.
En «Fourteen«, Sallitt sigue de cerca esa amistad a punto de explotar durante un determinado periodo de tiempo. Empieza en su época post-universitaria, cuando las responsabilidades adultas comienzan a florecer en sus vidas, y va siguiendo por capítulos aislados hasta llegar a una temporada en la que la vida familiar es ya una inevitable realidad. En el camino, y pese a los esfuerzos de las chicas, la amistad se va marchitando y las amigas van perdiendo el contacto. A su vez, se dan cuenta que ya no dependen tanto una de la otra; que esa conexión especial de su adolescencia se ha perdido.
Tallie Medel y la guapísima Norma Kuhling interpretan a esas dos mujeres que evolucionan en caminos opuestos. Mientras que una aspira al matrimonio, la familia y a la casa bonita, la otra se pierde en una espiral de drogas, precariedad y crisis personales que la llevarán a rincones muy oscuros de sí misma. La amistad que supuestamente las liga «obligaría» a una a cuidar de la otra, pero, como hemos mencionado antes, Tara es de granito y su corazón se irá hartando y endureciendo hasta dejar a Jo en la estacada.
La amistad entre mujeres, sobretodo, la amistad a lo largo del tiempo, es una temática muy rica para los guionistas y escritores. Es una conexión que muta constantemente y que se fortalece o debilita en diferentes momentos vitales. La psique femenina puede virar en varios caminos diferentes para poder sentirse libre y a lo mejor, la que fue tu amiga en bachillerato ha cambiado completamente de vida y se ha convertido en casi una extraña para ti. Sallitt intenta mostrar esa metamorfosis en «Fourteen«; pero, a nuestro parecer, la directora Constanza Novick se acercó mucho más a cómo es realmente ese proceso en su filme «El futuro que viene«, proyectado el año pasado en el festival. Escribir desde dentro, desde la propia experiencia femenina, a veces, ayuda a aportarle ese toque humano, verdadero y tangible a una historia.
Con un presupuesto mínimo, Dan Sallitt consigue sacar adelante un pequeño retrato sobre la amistad femenina con dos buenas interpretaciones. No obstante, el resultado no quedará anclado en nuestra memoria más allá de ese plano general y estático de la estación de tren que, con más de cinco minutos de duración, parece que pretenda acabar con nuestra paciencia.
«Sueño Florianápolis»: Mercedes Morán y Gustavo Garzón se divierten en Brasil
Conocimos a Ana Katz con su estupenda «Mi amiga del parque«, una película que jugaba con el thriller y el terror mostrando una madre primeriza desesperada por encontrar a alguien que le echara un cable con la crianza de su bebé. Después la vimos, como actriz, en «Kiki: el amor se hace», dónde interpretaba la confundida pareja de Paco León de una forma desternillante. Ahora vuelve a enamorarnos con su nueva película, «Sueño Florianápolis«, que arrasó en la última edición del festival Karlovy Vary: Premio del público, gran premio del jurado y premio a la mejor actriz protagonista para Mercedes Morán (que brilla igual o más que en «Familia Sumergida«).
«Sueño Florianápolis» nos presenta una familia en crisis que pretende arreglar todos sus problemas yendo de vacaciones a Florianápolis, un paraíso tropical situado en Brasil y que parece ser el destino más común para los argentinos que quieren relajarse en verano. Lucrecia y Pedro, los padres, son dos psicoanalistas que están planteándose una posible separación a largo plazo. Sus hijos, Flor y Julián (que curiosamente está interpretado por el hijo en la vida real del actor Gustavo Garzón), dos adolescentes con ganas de deshacerse de sus padres y pasar unos días a su aire. Cuando lleguen a su destino conocerán a una familia de brasileños que pondrá sus vacaciones patas arriba. Ante la cordialidad de los argentinos, los anfitriones mostrarán su lado más relajado, cercano y acogedor.
Ana Katz, junto a Daniel Katz, escribe de forma brillante un guión lleno de humor y ritmo y que rezuma cotidianidad en el mejor sentido de la palabra. La familia de Lucrecia y Pedro se sienten abrumados por su llegada a Brasil y en vez de decidir lo que tienen que hacer durante esos días, dejan que las cosas se vayan sucediendo por sí solas. Los Katz trasmiten maravillosamente esa sensación de paréntesis que se palpa en unas vacaciones largas de ritmo pausado. Sus personajes bailan, cantan, se bañan y se divierten sin importarles sus problemas o analizarlos en exceso. Las vacaciones están para desconectar. O, como bien hace el personaje de Lucrecia, para re-conectar con tu parte más espiritual e introspectiva. La comicidad está presente des de la primera escena hasta el plano final de la película. Con una última y divertida vuelta de tuerca, Katz deja claro que al terminar las vacaciones, los problemas vuelven a resurgir con el doble de intensidad.
La cineasta argentina dedica mucho planos y escenas a mostrar como la mente de Lucrecia se vacía de estrés y tristeza para llenarse de calma y serenidad durante esos días en Brasil: un relajado baño en el mar, un descenso por la arena haciendo la croqueta, un largo paseo en Kayak por los preciosos paisajes de Florianápolis… Sin una línea de diálogo, esas imágenes cuentan mucho (y muy bien) sobre la sensibilidad de Katz a la hora de abordar la psicología de personajes femeninos maduros. A su vez, denota su buen hacer como narradora de historias y estados mentales.
Junto con «Familia Sumergida», esta edición del D’A Film Festival ha demostrado el buen estado del cine argentino dirigido por mujeres. Su cinematografía es digna de admirar pues en ella se encuentra un elevado número de filmes realizados por mujeres y que tratan temas universales des de una perspectiva femenina poliédrica. Mientras que María Alché y Lucrecia Martel apuestan por un estilo audiovisual más sensorial y menos narrativo, Ana Katz y Constanza Novick recurren a las palabras y las relaciones humanas para mostrar su punto de vista sobre el mundo. Deseamos fervientemente que el año que viene podamos contemplar una nueva hornada de películas argentinas con firma femenina.