En el último fin de semana del D’A Film Festival pudimos contemplar las nuevas películas de dos directores que nos tienen robado el corazón: Ryûsuke Hamaguchi («Asako I & II») y Carlos Marqués- Marcet («Els dies que vindran»).
Tras intensas jornadas en el D’A 2019, el último fin de semana nos tomamos un respiro y visitamos el festival de una forma más relajada y distendida. Días y días de emociones fuertes se acumulaban a nuestras espaldas. Risas con «Happy New Year Colin Burstead«, alguna que otra lágrima con «Amanda«, excitación con «Vivir deprisa, amar despacio«, náuseas con «Ray & Liz» e incluso vergüenza ajena con «Las niñas bien«. Todo esto antes del inesperado golpe que supuso «Eighth Grade« de Bo Burnham; un tocado y hundido que nos sumergió en una ambivalente realidad olvidada. Pero pasemos página y vayamos a explorar qué sentimientos se remueven con las nuevas cintas de Ryûsuke Hamaguchi («Asako I & II«) y Carlos Marqués- Marcet («Els dies que vindran«). El primero ganó el premio del público en el D’A 2016 con su cinta de 5 horas de duración «Happy Hour«. El otro cineasta nunca ha dado un paso en falso y acaba de coronarse en el festival de Málaga repitiendo con David Verdaguer de protagonista por tercera vez. Una vez más, las expectativas están por las nubes.
No obstante, al ser esta la última crónica del D’A 2019 debemos hacer un repaso a los filmes galardonados en esta edición. Para nuestra sorpresa y alegría, «Familia Sumergida» de María Alché gana el premio Talents y el premio de la crítica. La cinta, doblemente galardonada, se estrenó en el mismo festival y esperemos que estos premios sean un pequeño empujón para que la película entre en salas comerciales. El trabajo de Morán bien merece su visionado. También hubo premio para «Hamada» de Eloy Domínguez Seren. Concretamente, el premio OpenEcam, con una ayuda a la post-producción para el siguiente trabajo del director. También resultaron ganadoras «Ruben Brandt, coleccionista» (estreno el próximo 10 de mayo), el cortometraje de Irene Moray «Suc de Síndria» y «Letters to Paul Morrisey«. La ganadora del premio del público ha sido para la monumental «An elephant sitting still». Todo ello configura un reparto justo y equitativo que nos da aún más ganas de ver las óperas primas de Milorad Krstic y Hu Bo.
Con una oferta apetecible, variada y saludable, el D’A Film Festival 2019 nos ha preparado, por ya novena vez, un menú exquisito. El año que viene seguro que volveremos sedientos de nuevas y estimulantes propuestas. Larga vida al D’A.
«Asako I & II»: El amor en fuga
Cuando «Happy Hour«, una película de cinco horas de duración, se llevó el premio del público en el D’A Film Festival 2016 nos dimos cuenta de algo. El cine de Ryûsuke Hamaguchi tiene algo especial, algo que engancha al espectador y le conecta con lo que esté sucediendo en la gran pantalla, dure lo que dure el metraje. Por eso, cuando supimos que su nuevo filme «Asako I & II» se proyectaba en la 9ª edición del festival no pudimos resistirnos. Teníamos que verla. ¡Y qué dos horas más mágicas pasamos en la sala 1 del Cine Aribau! ¡Con qué rapidez volaron los minutos y los segundos mientras contemplábamos las aventuras y desventuras de la joven tímida y enamoradiza Asako!
Con regusto a filmes clásicos como «Vértigo» de Alfred Hitchcock y a otros contemporáneos como «Burning» de Lee Chang-Dong, «Asako I & II» empieza narrando la historia de amor de la joven y tímida Asako con Baku. Ambos se conocen en una primera escena musical que parece sacada de uno de los mejores animes de nuestro tiempo (como son «A silent voice» y «Quiero comerme tu páncreas») y en seguida comienza un romance de ensueño, dónde hay risas, amor y esperanza. No obstante, Baku desaparece de la noche a la mañana y Asako tendrá que rehacer su vida sin él. Cuando años más tarde encuentre a Ryôhei en Tokio, un hombre con la misma cara, cuerpo y figura que Baku, quedará atrapada en una relación sentimental en la que convive una gran contradicción: ¿Asako ama al hombre que hay dentro de la figura? ¿O ama a la figura y no al hombre que hay dentro?
Servidora oyó a algunos pseudo-críticos mofarse de la película nada más salir, diciendo que era una sensiblería sin pies ni cabeza. Nada más lejos de la realidad. Hamaguchi arma una preciosa historia llena de giros y secretos envuelta en un aura delicada de misterio… y sí, romance. Pero el romance que vive Asako está repleto de sentimientos contrarios: hay amor y hay dolor, hay confianza y hay secretos; hay fascinación y hay hastío. «Asako I & II» habla de los fantasmas del pasado y de cómo éstos se arrastran de relación en relación, sin ser capaz de enterrarlos del todo en una profunda tumba. Y sí, Hamaguchi recurre a la idea del doble para remarcarlo. Pero raramente cae en lo extremadamente melodramático. El cineasta prefiere moverse entre la cotidianidad de la sociedad actual.
De un lirismo visual excepcional (algo también propio de los grandes cineastas minimalistas japoneses) en «Asako I & II» hay varias escenas icónicas de amor en fuga, de amantes persiguiéndose, de amantes encontrándose. Con una lluvia que todo lo cataliza y lo maximiza, Hamaguchi construye un drama íntimo y melodramático que se acerca, para bien, a lo que podría ser una brillante adaptación de un manga live-action. Apunte final para una banda sonora fantasmagórica que se nos antoja imprescindible para configurar ese universo interior tan rico en el que vive Asako.
«Els dies que vindran»: Padres forzosos
Y con la última película de Carlos Marqués – Marcet, «Els dies que vindran» acaba nuestro periplo por el D’A 2019. Una sala Aribau llena hasta los topes (y eso que es el tercer pase en el festival tras dos sold-outs) demuestra que nadie quiere perderse el tercer largometraje de un cineasta que clausuró el D’A en 2014 con su magnífica ópera prima «10.000 km«. Tras su segundo largometraje «Tierra firme«, Marqués-Marcet parece que ha vuelto con caballo ganador. Película galardonadísima en el último festival de Málaga y presentada en el prestigioso festival de Rotterdam, «Els dies que vindran» sigue el embarazo real de David Verdaguer y María Rodríguez Soto desde una historia de ficción tan veraz que cruza la fina línea de la realidad en cada una de sus escenas.
David es Lluis y María es Vir, una pareja de treintañeros que viven en el Born de Barcelona y que no tiene planeado cambiar su ritmo de vida. Pero la dichosa marcha atrás obra su ambivalente «magia» y Vir se queda embarazada. Tras uno o dos días de reflexión, que Carlos intenta mostrar sin dramatismos ni demasiados artificios (aunque alguno se le escapa), la pareja decide seguir adelante con ello. Y a partir de aquí empieza la verdadera historia: problemas laborales, broncas de pareja, reencuentros familiares, visitas al médico, dudas sobre el parto… Vamos, todo lo que les ocurriría a una pareja contemporánea: nada más, nada menos.
Con unos diálogos «elaborados» (si esa es la palabra) con la colaboración de los propios David Verdaguer y María Rodríguez Soto, la película rezuma espontaneidad y naturalidad por todas sus brechas. Armada en la sala de montaje, como el propio Carlos Marqués-Marcet admite, la película se nutre del deadline del embarazo para construir toda una «estructura» a su alrededor. Las constantes dudas de los personajes van alimentando sabrosamente ese «ínfimo» guión, y entre discusiones, sexo, sonrisas y bailes, la cinta va siguiendo su curso hasta llegar a un impactante parto que quedará para siempre en nuestra memoria. Un parto real, al minuto, y grabado minuciosamente. El resultado les servirá a María y David como recuerdo de vida y a los demás… Es una impresionante y única muestra de cómo el horror y la belleza más absoluta pueden convivir en un mismo momento de nuestra existencia.
Tan fresca y real que hasta duele oír en boca de los personajes gritos y reprimendas que tú has dado o recibido, «Els dies que vindran» se alimenta de la realidad hasta límites insospechados para construir su ficción. ¡Qué maravilla fue encontrar las cintas de la madre de María Rodríguez Soto embarazada para mostrar una conexión animal madre-hija! ¡Con qué maestría Carlos usa ese material para crear momentos de impactante belleza! ¡Con qué generosidad David y María abren las puertas de su proceso ante la cámara! ¡Y con qué desvergüenza María presume de barrigón! ¡Qué maravilla!
Con la canción de Maria Arnal «Tu que vienes a rondarme» de fondo, «Els dies que vindran» termina como empieza, con el ciclo de la vida, transformando bebés en mujeres, y mujeres en madres de bebés. Un canto final a las mujeres que, como demuestra Marqués-Marcet en la película, son mucho más que simples recipientes: son fuerza, son vitalidad, son alegría, son dolor, son huesos, son carne, son sangre, son personas. El premio a la mejor actriz en Málaga para María Rodríguez Soto (siempre reivindicando ese segundo apellido materno) está justificadísimo, y esperamos que se convierta en Gaudí y en Goya a actriz revelación en 2020, mientras que David posiblemente sumará otro (si no se lo arrebata el grandísimo Asier Etxeandia de «Dolor y Gloria«) al mejor papel secundario.