Mar. Mar 19th, 2024

En la penúltima jornada del festival D’A, vemos una gamberrada griega, la segunda cinta de Gabriel Mascaro y el debut como director del atractivo Louis Garrel.

 

Tras unas jornadas muy intensas repletas de diferentes películas, por fin hemos conocido el palmarés que ha otorgado el D’A. En primer lugar, el jurado formado por el director Matías Piñeiro, la actriz Natalia de Molina (Goya por «Techo y comida») y la distribuidora de Capricci Diana Santamaria, ha adjudicado el premio Talents a «Oleg y las raras artes» de Andrés Duque . Por otro lado, no se han olvidado de hacer una mención especial a la portuguesa «John From«, película dirigida por João Nicolau. En cuanto al jurado de la crítica,integrado por Marla Jacarilla (Contrapicado), Estanis Bañuelos (La vanguardia) y Víctor Blanes (El antepenúltimo mohicano), se ha decantado por la fresca y liberada obra belga de Rachel Lang «Baden, baden».Por su parte, el premio del público ha sido concedido a la japonesa «Happy Hour», una radiografía de más de cinco horas de duración sobre la feminidad nipona desde los ojos del director Ryûsuke Hamaguchi.

 

«Neon Bull»: El vaquero que susurraba a los toros

La tarde del sábado nos dejó una de las cintas más bellas del festival: «Neon Bull», segundo largometraje del videoartista brasileño Gabriel Mascaro. El artista debutó en la dirección cinematográfica en 2014 con «Vientos de Agosto«, película vista en el festival del Alternativa de Barcelona. En su nuevo largo, Mascaro, pone el foco en una «familia» de vaqueros, una pequeño clan unido por el negocio de la vaquejada. Galardonada en Venecia y Toronto, «Neon Bull» sigue de cerca a un grupo de personas que van de aquí para allá con sus toros para subsistir. Los cuidan, alimentan y los limpian para que estos salgan a la plaza relucientes y sean el espectáculo de las masas. No os alarméis. Los toros de «Neon Bull» no son carne de corridas; son simplemente el pañuelo en la carrera de rapidez, el testigo a agarrar, la banderilla a recoger. Dos vaqueros «se enfrentan» en la arena; el que estire del rabo del toro y lo tire al suelo, gana. El toro no sufre daño alguno y los gritos y aplausos están asegurados. Una función «legal» en toda regla.

Pese a los múltiples planos alrededor del cuidado de los toros y sus repetidas secuencias acerca del «espectáculo taurino», Mascaro no centra su película exclusivamente en el negocio. Más bien le interesa explorar lo que conlleva este tipo de trabajo: una vida nómada y algo precaria. La soledad del campo envuelve a los personajes y el director la expone secamente en un inicio para remediarla, más tarde, con diferentes herramientas humanas. Algunas de ellas son el baile, la risa, las aficiones, las charlas y sobre todo, el sexo. Las pequeñeces de la vida, el contacto humano es aquello que ilumina la existencia de los hombres, lo que les hace sentir parte de un todo. Incluso las comunidades más nómadas encuentran la felicidad en el trato personal, el abrazo entre seres.

Uno de los elementos más maravillosos de la cinta de Gabriel Mascaro es su habilidad para colocar la cámara y mostrar las situaciones con un simple plano fijo. Evitando cualquier tipo de hiper-planificación, la mayoría de veces, Mascaro utiliza un solo plano para ilustrar los pasajes de su cinta. Ese mecanismo, que alguien podría tildar de teatral o sencillo, tiene sus virtudes, pues confiere un tempo pausado y un realismo notable a su cinta. La no planificación, providente del videoarte más contemplativo, denota tranquilidad y, en cierto modo, hastío. Y esas son las cosas con las que se encuentran los personajes en su día a día. Una tranquilizante monotonía.

Sin embargo, a veces, la cinta vira el rumbo y apuesta por un repentino uso de leves travellings, panorámicas y una música excepcional. Esos estudiados mecanismos consiguen crear un efecto hipnótico que nos deja atrapados dentro de la imagen. Mascaro, un realizador inteligente, reserva estos movimientos para las escenas más sugerentes de la cinta, como son el baile sexual de la mujer con un cabezón de caballo, ese sexo «salvaje» con la embarazada o ese momento hilarante en el que el protagonista y su ayudante intentan conseguir semen de caballo utilizando sus propios métodos.

Si tuviéramos que resumir, diríamos que «Neon Bull» es una cinta de tempo pausado, imágenes bellísimas y elegante sugerencia. Nunca estamos lo suficientemente cerca de los personajes; pero tampoco nos sentimos extremadamente alejados de estos. Con un uso magistral de la cámara, Mascaro nos confiere una visión privilegiada de la familia, un palco desde el que no podemos juzgar ni opinar. Los personajes hacen y deshacen a su antojo y a su alrededor, existe ese mundo de la vaquejada. Un ambiente rural, nómada y farandulero que necesita de elementos externos para no caer en el hastío y el aislamiento. «Neon Bull» es una pieza necesaria en el D’A y se nos antoja como algo diferente y muy agradecido dentro de la programación. –MARINA CISA

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«Chevalier» el hombre es un lobo para el hombre

Desde Grecia nos llega «Chevalier», una cinta dirigida por una mujer, Athina Rachel Tsangari, que decide abordar de lleno la psicología de los hombres. Es por ello que siguiendo la estela de otros compatriotas como por ejemplo Yorgos Lanthimos, se adentra en el mundo de la fábula, la ilusión irreal que trata de arrojar la verdad que se esconde bajo el funcionamiento de la psique humana. En esta ocasión, nos encontramos un reparto íntegramente masculino con el que la realizadora decidirá experimentar. Aislados en un barco, seis sujetos desatarán una competitividad malsana que se desembocará en un estúpido juego donde todos y cada uno de ellos efectuarán una minuciosa votación de todos los aspectos posibles de la vida de los demás. Puntuarán su cuidado físico, la forma de dormir o incluso el tamaño de su miembro. El juego de envidias, secretos y necesidades imperiosas de aparentar les llevará a continuar con su extraño divertimento incluso una vez llegados a tierra firme, engañando telefónicamente a sus esposas (o madres) y valorando entre ellos el nivel de sofisticación a la hora de elaborar una mentira bien cuidada y efectuada.

Enfocado hacia hombres de mediana edad de una clase social elevada, el relato de tonos grisáceos y diálogos serios, se mueve por distintos gags que rompen esta monotonía llevando al absurdo a sus protagonistas. Un ridículo que pretende mostrar el lado más primitivo de los hombres atacando a su ego y virando hacia el más estúpido todavía en una espiral sin fin. Todo ello manteniendo una calma que evite que las locuras se descontrolen buscando una risa más inteligente que salvaje. Algo que resulta cargante ante la continua reiteración de comportamientos forzados en un tedio que ni si quiera se libera en un uso naïf e irónicamente femenino de la banda sonora. Tampoco convencerá la tosquedad anclada en el cliché cómico más estereotipado una de sus escenas anteriores al cierre, un añadido donde lejos de sutilezas se trata de democratizar la estupidez irremediablemente masculina trasladando su competitividad a un rango social inferior.

«Chevalier» es ante todo un filme capaz de originar opiniones muy contrariadas. Hay quien es capaz de entrar rápidamente en su atmósfera cargada de aburrimiento que contrasta con las salidas de tono de sus protagonistas. Pero también hay quien vislumbra en su interior un humor de brocha gorda camuflado en una cinta de autor carente de atractivo alguno. – LUIS SUÑER

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«Les deux amis»: Garrel junior se convierte en «metteur en scène»

Después de visionar «L’ombre des femmes» de Philippe Garrel hace unos días en el D’A, el sábado fue el turno del debut como director de su hijo, Louis. «Les deux amis«, su ópera prima, fue vista en la semaine de la critique de Cannes el año pasado, y en el D’A, fue sin duda alguna, uno de los pases más llenos del festival. Y es que Louis Garrel es un habitual indiscutible del D’A. Como actor lo hemos visto en las cintas de su padre («Un été brulante«), las de su ex-novia Valeria Bruni Tedeschi («Un castillo en Italia«) y las de cineastas reputadísimos como Betrand Bonello («Saint Laurent«). Este año, lo vemos de actor sin embajador, es decir, lo contemplamos en su propia película, «Les deux amis«; cinta que gira alrededor de dos amigos de toda la vida y una mujer misteriosa que se interpone entre ellos. Escrita junto a su amigo Christophe Honoré, quien le dirigió en «La belle personne» en 2008, Garrel ha confeccionado una película que pese a parecer un simple ejercicio simpático guarda en su haber un impulso por sacar a relucir un imaginario que comprende desde lo más surrealista de la nouvelle vague hasta el dramatismo intimista que encontraríamos en lo mejor de Guillaume Canet. «Les deux amis» es una puerta hacia la imaginación de Louis Garrel; una apertura pequeña pero que da paso a un mundo rico en matices e ideas.

Centrada en una problemática relación amical entre un joven inseguro y un chulo de tres al cuarto, «Les deux amis» está protagonizada por el mismo Garrel y el actor Vincent Macaigne, el cual nos encantó en «La fille du 14 Juillet«, otra cinta deudora del surrealismo más absurdo de la nouvelle vague y que rescata el espíritu alegre y dicharachero que tuvo una vez el cine de autor francés. La mujer en discordia, esa que hará tambalear la amistad entre los dos machos, es Golshifteh Farahani, actual pareja de Garrel. No es de extrañar que en la cinta abunden los homenajes hacia la mujer de su vida, y que «disfrutemos» de escenas como la del baile descarnado al son de «Easy Easy» de King Krule en el bar nocturno. Sin embargo, para aquellos más morbosos, os advertimos de algo: no esperéis escenas tórridas. Al contrario que Mathieu Amalric, quien en su debut «La chambre bleue» añadió secuencias de cama con su mujer real para avivar el asunto, Garrel ha querido preservar el misterio sobre su relación sexual.

La ópera prima de Louis Garrel tendrá sus más y sus menos, pero respira frescura y a la vez, ansias de rescatar la esencia de lo que fue la nouvelle vague, un movimiento revolucionario para su época y que tanto Louis Garrel como su padre, intentan resucitar en sus obras. Si en «L’ombre des femmes» Philippe recupera aquello más íntimo y críptico del movimiento, a la par que su obsesión con el gran conflicto europeo del siglo XX, la segunda guerra mundial, Louis, con 35 años, apuesta por lo más juvenil y vivaz: los tintes surrealistas, el personaje «a la fuga» y la revolución del mayo del 68, época seguramente etiquetada como idílica para la juventud francesa actual. Sin embargo, el núcleo duro de su cinta se centra en las relaciones de amistad y en los sacrificios que se hacen por el afecto hacia un ser querido. También habla de la soledad, la moralidad y apunta hacia ciertos temas que desgraciadamente se quedan en el tintero pero que podrían haber dado mucho más de sí. Por ejemplo, el hecho que el personaje que interpreta esté saliendo con una chica mucho menor que él, algo que el actor reconvertido en «metteur en scène» ha vivido en situación inversa, es sólo un detalle esbozado en la configuración del personaje. Se podría haber jugado más con un elemento tan jugoso como eso. Sin embargo, Garrel, sabiamente, ha reducido y seleccionado, puesto que sabe que para hacer una película redonda, menos es más, y centrarse en dos o tres elementos hace que estos brillen con más fuerza y puedan explorarse con más profundidad.

«Les deux amis», con sus tintes cómicos, sus escenas «musicales» (más bien, de fiesta y baile) y sus reflexiones sobre la amistad se configura como una cinta fresca y que aporta un valor diferencial respecto a muchas operas primas del cine francés «de autor». Por un lado, podríamos incrustarla en ese nuevo movimiento que quiere reavivar la nouvelle vague más absurda («La fille du 14 Julliet«, «Vincent«). Por otro, podríamos llevarla al terreno de lo dramático-íntimo, camino recorrido anteriormente por jóvenes cineastas como Guillaume Canet. El estilo Garrel, no obstante, es «une mélange«, un compendio de dos o más movimientos que confluyen de manera natural y agradable. Alegría y tristeza, absurdidad y religión, vitalidad y apatía, amistad incondicional y desprecio se entrecruzan en su cinta. Sin duda alguna, después de terminar «Les deux amis«, nos quedamos con ganas de más Garrel. ¿Qué nos ofrecerá a continuación? ¿Qué nos llevará para el siguiente D’A? – MARINA CISA

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Por Redacción Videodromo

Noticia redactada por el cuerpo de la redacción de Videodromo. Videodromo nació en diciembre del 2005 con el ánimo de dar a conocer todo lo relacionado con el mundo del cine, la televisión y el mercado DVD y Blu-Ray™.

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