En la última jornada de la quinta edición del festival de cinema d’autor tuvimos la oportunidad de ver dos filmes de la sección «Direccions»: «Bird people» y «Manglehorn.
Finalmente ha llegado el último dia del festival de cinema d’autor. Han sido diez días de crónicas diárias, tardes enteras encerrada en una sala de cine y de apasionantes conversaciones cinéfilas. En definitiva, una enriquecedora experiencia que ha servido para conocer nuevos cineastas y visionar pequeñas joyas que puede que jamás lleguen a distribuirse en España. En la décima y última jornada del festival, domingo 3 de mayo, vimos dos películas muy distintas que nos dejaron un sabor agridulce. En primer lugar asistimos a la proyección de «Bird People» de Pascale Ferran. Esta propuesta de metraje excesivo nos pareció insulsa, desapasionada y bastante sosegada. Es decir, nos brindó el sabor amargo de la velada. Sin embargo, en segundo lugar vimos «Manglehorn» de David Gordon Green que, sin ser nada de otro mundo, se nos antojó como un terrón de azucar ideal para acabar nuestro trayecto en el D’A 2015. Resumiendo, el domingo fue una calurosa y apacible tarde que nos dejó con un buen sabor de boca en acabar. Una manera tranquila y relajada de finalizar un festival que nos ha brindado perlas tan redondas y perfectas como «Hill of Freedom«, «Queen of Earth» y «Les combattants» ; y, a la vez que nos ha confirmado que existen jóvenes talentos españoles como Ángel Santos, Jonás Trueba y las directoras de «Les amigues de l’Àgata» con ganas de explorar un terreno desconocido en el cine nacional, pero muy rico y personal.
«Bird people»: La «birdwoman» y el ejecutivo en apuros
La primera sesión fue «Bird People» de la francesa Pascale Ferran. Con una extensa carrera cinematográfica, la realizadora presenta en el D’A 2015 esta tímida película con graves problemas estructurales y un metraje un pelín excesivo.
«Bird People» está dividida en dos partes. Cada una de ellas está protagonizada por un personaje diferente. El nexo de unión entre ellos es un hotel al lado del aeropuerto de París, desde dónde puede verse a los aviones despegar y aterrizar. También les une la idea de querer escapar de un presente bien aburrido o estresante, y saltar al vacio, metafóricamente, para aprender a volar y empezar una nueva vida, la que ellos realmente desean. Es decir, el filme está protagonizado por dos «personas pájaro».
El personaje central de la primera parte es un hombre de negocios que, después de sufrir un ataque de ansiedad, decide resetear su vida entera. De la noche a la mañana decide dimitir de su privilegiado puesto de trabajo y abandonar indefinidamente a su esposa e hijos. Su elección radical alborotará las vidas de todos los afectados por ella, y el hombre tendrá que aferrarse a sus convicciones para seguir adelante con su plan. La segunda parte está protagonizada por una joven sirvienta del hotel. Su vida le parece anodina y muy poco interesante. Sin embargo, un día se transforma, por arte de magia, en un gorrión. Ver el mundo des de los ojos de un pájaro libre cambiará su perspectiva para siempre. Al final de las dos historias, Pascale Ferran reserva unos minutos para construir y presentar lo que seria un encuentro cuco. Es decir, estos dos personajes, valientes y atrapados, se conoceran de manera inesperada e intercambiaran algunas simpáticas palabras. (Es Interesante aquí el juego que el director y guionista establece con el lenguaje y la polisemia del término francés personne).
«Bird People» es un filme totalmente irregular, que además, tiene un tempo demasiado pausado. Pretende ser naïve y acaba configurandose como un producto repetitivo, cansino y algo tonto. Puede que la historia del ejecutivo tenga sus escenas logradas, como la charla que tiene con su mujer via skype, pero la realizadora siempre las acaba alargando en demasía, perdiéndo parte de su efecto emotivo. Aún y así el verdadero problema es la historia de la «birdwoman«, que se nos antoja cómo algo tan inocente e ingenuo que nos resulta imposible tomarnoslo en serio. Las escenas del pajarito volando por los alrededores del hotel son bonitas pero cargantes y aunque la actriz Anaïs Demoustier tiene un rostro y una voz muy dulces, la directora no sabe aprovechar sus virtudes como es debido.
En definitiva «Bird People» es un filme que juega con la estructura tradicional del relato de manera desacertada y que no acaba de encontrar su rumbo en ningún momento. Una de las propuestas más justitas del festival.
«Manglehorn»: Al Pacino vuelve a bodarlo en lo nuevo de Gordon Green
Después del film de Ferran, fuimos a ver lo más nuevo del americano David Gordon Green, realizador de «Superfumados» y «Prince Avalanche» entre otros largometrajes. «Manglehorn» vista en Venecia y Toronto es su nueva incursión cinematográfica. El guión esta vez corre a cargo del debutante Paul Logan, que justamente, trabajó en el «transportation department» en el anterior film de Gordon Green. Aún y ser novato, Logan demuestra una solidez impresionante elaborando un primer guión de hierro.
En «Manglehorn» encontramos un filme de corte clásico y una historia plana centrada en un solo personaje, el señor Manglehorn. Este es un arisco cerrajero de setenta años que tiene como única compañia a su querida gatita. Enamorado aún de un amor de juventud que dejó escapar, le resulta imposible abrirse por completo a los demás. Aunque diversos personajes intenten connectar y reconnectar con él, Manglehorn tendrá que deshacerse de sus fantasmas primero si quiere vivir plenamente en el presente.
La historia que nos cuenta «Manglehorn» no parece ni novedosa ni apasionante. Sin embargo, está muy bien construida y muy bien llevada. El guionista aliña su texto con múltiples plantaciones (objetos como la barca y el personaje del mimo), repeticiones (la apertura del buzón para sacar las cartas) y poética narrativa (el rosco de abejas que se va formando debajo de su buzón). El protagonista tiene un arco de transformación bien marcado y al filme no le sobra ninguna secuencia. Cada una de ellas sirve para hacer avanzar la trama y para ayudarnos a comprender mejor la mentalidad de Manglehorn. Incluso escenas tan ñoñas cómo las de Manglehorn y su nieta, o anodinas, como las que tiene con la gata, son de lo más necesarias para elaborar el retrato completo del poliédrico protagonista).
Con un guión tan bien acabado y maquetado, David Gordon Green sólo tenía que darle ritmo y encontrar a los actores perfectos. El primer asunto está totalmente solventado. Gordon Green ofrece un montaje dinámico y natural y obliga al espectador a estar enganchado a la pantalla de la primera a la última secuencia. Además, Gordon Green aporta al filme la aura del indie americano más mainstream, que sin tener un savoir-faire y una estética muy marcada, es altamente reconocible. Sin embargo, la mayor virtud de «Manglehorn» es la elección del gran Al Pacino como protagonista.
A estas alturas nadie duda de la capacidad interpretativa de Al Pacino. Una vez más, su interpretación desprende veracidad, compromiso y auténtica pasión por su trabajo. El personaje pasa de la ternura a la frialdad en cuestión de segundos y en cada una de las escenas, el actor nos brinda una magnífica actuación. Gordon Green ofrece un caramelo a Al Pacino y este lo acepta y saborea gustosamente, apoyado por un reparto de lujo que cuenta con Holly Hunter y el realizador y también actor Harmony Korine, el cual causó mucho revuelo con su último filme, «Spring Breakers«. (Harmony Korine, 2012).
En definitiva «Manglehorn» es un film solvente, bien construido y muy bien interpretado. Puede que no sea uno de los films más arriesgados ni de autor del festival, pero es sin duda alguna, una propuesta interesante y que apreciamos encontrar entre la programación del D’A 2015. En conclusión, un final de trayecto más que satisfactorio.
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