El martes acudimos al festival de cinema d’autor para ver la rusa «The fool», «Les combattants», ganadora de tres Césars en 2015 y la comedia surrealista «Vincent».
Ya estamos a medio camino del festival. Después de una jornada de notable, el quinto día nos enfrentamos a tres films europeos. El primero era «The Fool» de Yury Bykov. El joven director ya pasó por el festival el año pasado con su obra anterior, «The Major«. Así pues, no era un novato en el D’A. Después asistimos a la proyección de «Les combattants» de Thomas Cailley. El filme fue uno de los grandes vencedores de la 40ª edición de los premios César de la academia de cine francés. Se llevó el premio a mejor opera prima, a mejor actriz protagonista y a mejor actor revelación. Indudablemente, era la cinta más esperada de la jornada. Por último, vimos la cinta de otro director llamado también Thomas, pero en este caso, apellidado Salvador. «Vincent» cerró nuestro quinto día en el D’A dejándonos con buen sabor de boca y una sonrisa en el rostro. En el ecuador del certamen, percibimos que la calidad sigue creciendo exponencialmente.
«The fool»: El hombre honrado aplastado por la masa corrupta
Empezamos el dia con «The fool» del ruso Yury Bykov, que fue premiado en Locarno por esta cinta que explica con una metáfora facilona, la desesperada situación de su país.
El protagonista de «The fool» es un fontanero, estudiante de arquitectura en sus ratos libres, que en una de sus inspecciones rutinarias se da cuenta que un bloque de pisos de un barrio marginal está a punto de desmoronarse. Sufriendo por las vidas de todos los vecinos, el protagonista alertará a las autoridades para que los evacuen antes de la catástrofe. Sin embargo, los políticos se mostraran reacios a tales medidas.
Yury Bykov elabora una película de extenso y pesado metraje (116 minutos), para relatarnos una historia de lo más sencilla. Los personajes tienen una sola noche para decidir qué hacer con los habitantes del edificio. Algunos, como el protagonista, querrán ayudar al prójimo, mientras que otros sólo querrán salvar el pellejo. La trama no tiene más. Sin embargo, el director y guionista decide elaborar una gradilocuente metáfora sobre el estado actual de Rúsia y sobre la condición humana a partir de ella. Con «The fool«, el cineasta quiere demostrar que la persona honrada, desintesada y compasiva, es un loco en la sociedad de hoy, podrida y corrupta. No sólo las altas esferas menosprecian a ese buen samaritano, sinó que también lo hacen aquellos pertenecientes a la clases más desfavorecidas.
En «The fool» no encontramos ni un pequeño rayo de esperanza para la humanidad. Es una simple exposición de cómo el dinero, el poder y los vicios absorben toda bondad existente y nos muestra que algo que debería ser tan innato en el ser humano cómo ayudar a tu vecino, es en realidad, una farsa. Es un filme desesperanzador, largo, y por momentos tedioso, que nos deja varios momentos de reflexión. El cineasta no quiere limitarse a hablar sólo de un edificio en mal estado, y logra, por medios no muy naturales, que una conversación sobre arquitectura entre dos políticos se convierta en un debate sobre la naturaleza humana y sobre la sociedad rusa, terriblemente enfermiza y egoista. En definitiva, un filme que nos induce al cansancio, en ciertos momentos y que intenta dejarnos atónitos y con mal cuerpo en acabar.
«Les combattants»: Adèle Haenel es una chica guerrera
La tarde siguió en el CCCB dónde tuvimos el placer de disfrutar de «Les combattants» de Thomas Cailley, que ganó tres premios César y el Fipresci en la quinzaine de realizateurs de Cannes del año pasado. El filme, que se distribuirá pronto de la mano de Surtsey Films se configura como uno de los mejores del festival.
«Les combattants» cuenta la historia de un encuentro. El de Arnaud y Madeleine. Él es un chico enamoradizo, un simple carpintero sin aspiraciones. Ella es una guerrera, una femme fatale obsesionada con entrar en una academia militar y perfeccionar sus técnicas de supervivencia. En el momento en que se conocen, surge una química explosiva que les une y les lleva a alistarse juntos en un campamento de reclutas. Allí tendrán que acostumbrarse a una nueva y severa rutina.
La opera prima de Thomas Cailley ha conseguido reconciliarme con el género de la road movie adolescente después del desastre que fue «They have scaped» (Valkeapää, 2014). «Les combattants» nos presenta personajes diferentes, que huyen del estereotipo y que evolucionan de forma paulatina y eficaz durante el metraje. La historia de amor entre los dos protagonistas se va gestando poco a poco des de la primera secuencia, para implosionar en un efectivo clímax. Cailley hace el típico recorrido del odio hacia el amor, pero de una forma amena, divertida y, por momentos, chocante. Siguiendo con los halagos, también debemos comentar que las elecciones de cásting del realizador no podrian ser más acertadas. Tanto el debutante Kevin Azaïs (que físicamente es el Jesse Eisenberg francés) como la magnética Adèle Haenel estan naturales, creïbles y joviales. La academia francesa no dudó en recompensar sus esfuerzos en la última edición de los César dónde estos dos atractivos intérpretes pudieron pronunciar sus sentidos discursos.
«Les combattants» no pierde el ritmo en ningún momento y su trama está aliñada con tantos buenos elementos que no apartamos la vista de la pantalla ni un segundo. Y eso es decir mucho, en un festival de cine. Personalmente, opino que la parte en la que los dos chicos están en el campamento es la más lograda. Sin embargo, todo el filme transmite una sensación de buen rollo (más para el espectador que para los personajes), que se acentua con su electrónica banda sonora.
En definitiva, este era uno de los filmes más esperados de la 5ª edición del festival de cinema d’autor y Cailley ha demostrado dar la talla. Nos ha contado una bella historia de amor adolescente sazonada con abundantes raciones de comicidad, originalidad y consejos militares.
«Vincent»: Un superhéroe de pueblo que adora la natación
Finalizamos la jornada con «Vincent» de Thomas Salvador, que acudió a la sala 1 de l’Aribau Club para contar algunas anécdotas sobre su ópera prima, que le llevó 8 años gestar, pensar y realizar.
Thomas Salvador, cortometrajista experimentado, es un personaje curioso. A parte de ser director, es actor, acróbata y escalador. Es larguirucho y tiene los ojos saltones. Y posee una voz grave que apenas escuchamos durante su película. Como dice el dicho: «De tal palo, tal astilla». Así pues, es completamente normal, que de un realizador singular salga una película como «Vincent», una comedia surrealista acerca de un nadador amateur que consigue una fuerza sobrehumana cada vez que está mojado.
Si el punto de partida ya resulta extavagante, más lo es la elección del director (y protagonista) de hacer una película intimista y realista. «Vincent» no es un film de superheroes, es una comedia de pueblo con toques sobrenaturales. Si Godard escogió una historia policiaca para adornar la verdadera trama de «À bout de Souffle» (Jean Luc Godard, 1960), el género que estaba de moda en aquellos años, ahora Salvador escoge el de superheroes para hacer lo propio con su ópera prima.
Más allá de las situaciones cómicas que nos proporciona la anécdota del nadador con super fuerza, Salvador pretende mostrar también una historia de amor y la rutinaria vida del hombre de pueblo. Para la trama romántica, Salvador escoge a la carismática Vimala Pons, protagonista absoluta de «La fille du 14 Juillet» (Antonin Peretjatko, 2013). Justamente, los dos filmes guardan una estrecha relación. Es más, el film de Peretjatko también fue acusado de «recoger el estilo de la nouvelle vague e intentarlo revivir en la actualidad». Para finalizar con las comparaciones, sólo diré que «Vincent» aspira a seguir un recorrido semejante al filme de Peretjatko, es decir, a proyectarse en un circuito muy minoritario.
«Vincent» es probablemente el filme del festival con el que me he reído más y con el que lo he pasado mejor. Su humor es tan absurdo y chocante que me ha arrancado unas cuantas carcajadas y, aunque al principio sea desconcertante, una vez se destapa el secreto de Vincent, todo cobra sentido y el filme se convierte en un divertimento outsider ideal para acabar la quinta jornada del DA relajado y sonriente. No hace hace falta entrar en más detalle, porque la cinta tampoco tiene mucho más. Salvador no pretende hacer, en ningun caso, un gran espectaculo. Pero, en eso reside, justamente, el encanto de su debut. En su consciente falta de pretenciones y de miedo de hacer el ridículo.
Top 10 D’A 2020 y podcast final
D’A 2020 (Día 10): «Ivana The Terrible», «My Mexican Bretzel» y «A Stormy Night»
D’A Film Festival (9) «Algunas bestias» y «The 20th Century»
Deja tu opinión
Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.