Hay varios temas que se empiezan a manifestar recurrentes en la línea discursiva marcada por el festival. Uno de ellos es la presencia de la mujer, ayer sin duda principal protagonista, sobre la que se subraya la desigualdad en que todavía se encuentra posicionada.
También se han visto propuestas con una clara voluntad de poner de manifiesto con gran sensibilidad y desvelada inquietud, una realidad mexicana que aunque insumisa, da muestras en algún caso de poder redimirse del dolor que la afecta. Las propuestas proyectadas ayer en la Sala Azcona de Cineteca, sin entrar en el espinoso tema de la diferencia entre ficción y documental, mostraron además tres formas tan distantes entre sí de representación, que abren fuego en torno al enconado debate sobre a la problemática de poner en escena temas como, por ejemplo, el crimen organizado en México. Así, han quedado enfrentadas entre sí la originalidad de “Tempestad” de Tatiana Huezo, el clasicismo de “Under the sun” y el coraje de “Hooligan Sparrow” de Nanfu Wang.
«Tempestad»: El crimen organizado a través del fuera de campo
Las mujeres protagonistas de “Tempestad” de Tatiana Huezo buscan desde el inicio del largometraje ese respeto de los demás hacia sí mismos que llegaron a conquistar los personajes de «La Plaza de la Soledad» de Maya Goded, y que les hacía, incluso, presumir de su trabajo de prostitución en la placita donde esperan a sus clientes.
El tema central del filme de Tatiana Huezo es la realidad convulsa y crispada que vive México, que sufre en este caso las consecuencias del crimen organizado. Historias que tratan, por ejemplo, de la desaparición de una hija, por la que luego se pide un cuantioso rescate. Recate que, una vez pagado, supone algo mucho peor, ya que después se exige un pago mensual para garantizar encontrarse a salvo de los mismos criminales.
El acierto de esta propuesta reside en la originalidad a la hora de poner de manifiesto los hechos. La singularidad de su representación. Para ello, como guía de la narración, Huezo utiliza el recurso de la voz en off de varias mujeres que cuentan sus experiencias. La voz en off se ve apoyada en imágenes que no recrean en ningún momento la experiencia que cuentan. Estamos ante una puesta en escena en la que la imagen se desvincula del sonido y adopta la forma de diario íntimo y personal. Es como si se tratase de recrear el vago recuerdo que tienen sus personajes como consecuencia de las atroces experiencias sufridas.
Huezo moldea su relato desde el vacío, desde la nada. No hay intención de recrear visualmente nada que se parezca a la experiencia sufrida por los protagonistas, salvo por el uso de la voz en off. Utiliza para ello recursos de asociación. Cuando el personaje da cuenta del modo en que fue golpeado o perdió el conocimiento, la evocación de este recuerdo, se asocia a un cristal mojado por la lluvia que no deja ver nada a través de sí.
Una de las historias más duras del festival por lo siniestro que oculta a través de ese inquietante fuera de campo que construye Huezo, con el que sugiere lo sucedido, sin mostrar la violencia, aunque al término de la película parezca que hubiera mostrado todo.
«Under the sun»: La sonrisa fingida
A través de «Under the sun» se filtra un cierto tono de ironía con el que el veterano realizador Vitaly Mansky, consiguió retratar el régimen en el que vive un país como Corea del Norte, a pesar de los funcionarios del Gobierno que interferían constantemente en su trabajo, llegando a supervisar, incluso, todo el material al final del rodaje. Las localizaciones fueron seleccionadas por los empleados del Gobierno que “acompañó” en todo momento al equipo de rodaje.
«Mi padre dice que Corea es el país más bello … Corea es la tierra del sol naciente«, dice la pequeña de ocho años de edad, Zin-mi a lo largo de la película. En un país en el que todo parece perfecto, el documentalista Vitaly Mansky mantiene el foco en esta niña, que va a unirse a la Unión de niños coreanos en el día de la estrella brillante, que coincide con el cumpleaños de Kim Jong-II.
Se trata de una sociedad en la que la educación impartida en los colegios a sus alumnos, ya desde esas edades, inculca un cierto recelo o rechazo hacia otros países. La película, además, muestra una obsesión, casi enfermiza, por no dejar de venerar nunca al Jefe de Estado. En este sentido, no se ha escogido mejor plano final para concluir que ese en que la pequeña pensando en algo alegre, termina cantando la canción al Jefe de Estado, lo que da cuenta de la obsesión que se le ha imbuido.
Son reseñables por la lectura que se puede hace de ellas, las secuencias en que los funcionarios marcan instrucciones durante el rodaje del documental, la perfección de lo que se debe decir y cómo se debe decir, hecho que evidencia más aún lo que el Gobierno intenta ocultar.
El largometraje funciona como autorretrato de un país gracias a la intervención de los empleados del Gobierno, cuya función es la misma que la de un espejo, salpicada de ironía y que encierra una lectura tan dramática, como la escena final en la que Zin-mi llora desconsoladamente hasta que le dicen que se detenga.
«Hooligan sparrow»: En contra de la violación de menores
«Hooligan sparrow» es una película llena de arrojo y de valentía. Muestra el seguimiento que realiza la directora Wang de la activista Ye Haiyan (alias Hooligan Sparrow) a la provincia de Hainan. Esta activista protesta por los abusos realizados por el director de un colegio sobre unas niñas en edad escolar.
Retomando los modos de representación, si Laura Poitras recreaba a través de su extraordinaria «Citizenfour«, el momento en que se producía la filtración de una importante información, el modo en que Nanfu Wang ha elegido representar esta historia, es muy similar. Como si de una película de acción se tratase, los hechos que van aconteciendo se encuentran fuera del control de directora y protagonista, entre otras cosas, porque asistimos a persecuciones y encarcelamientos reales, a lo largo de la historia.
Rodada prácticamente en su totalidad con cámara en mano, la película se revela así como una gran denuncia y un documento visual de incalculable valor, por el modo tan lúcido de documentar los hechos, poniendo en peligro para ello su integridad física, y mostrando así algo que, de otro modo, hubiese quedado silenciado para siempre.