No es ninguna excusa hacia mi querido director Alfredo Manteca, pero en la cuarta jornada de zinemaldia solo he visto una película de la sección oficial, el resto del día me lo he pasado en el Santa Cristina haciendo entrevistas. La película se titula El artista y la modelo, es una historia muy francesa, rodada en francia y hablada en francés. También es en blanco y negro. Su director es ese señor que inventó la comedia madrileña de los 80′ con Opera Prima y que ahora acumula una filmografía muy ecléctica en cuanto a los países que ha retratado, a diferencia del tono, que siempre bucea entre los clásicos. El apellido de ese señor es Trueba y su nombre Fernando.
El artista y la modelo no es la mejor película de Trueba pero en ella hay momentos maravillosos. El retrato de ese escultor viejo que contrata a una joven para ser su modelo mientras la II Guerra Mundial agoniza está lleno de reflexiones sobre la vejez, sobre la creación artística, sobre la vida. Además Trueba se ha rodeado de actores geniales que a prirori no deberían tener ninguna química: Jean Rochefort, Aida Folch, Claudia Cardinale o Chus Lampreave. Todo lo contrario. La belleza de Aida Folch funciona con el recuerdo de Cardinale. Rocherfort y Folch mantienen una relación dulce, tierna y muy sensible. Por otro lado Chus Lampreave y Claudia Cardinale se complementan extrañamente. Podría detenerme en la influencia de Renoir, en el guión, en las interpretaciones… pero lo mejor es que leáis directamente las palabras de Trueba.
¿De dónde viene la decisión de hacer esta película con ese aspecto tan francés y encima en blanco y negro?
Yo pienso que las películas no tienen nacionalidad y en cuanto al blanco y negro no debería ser noticia. El blanco y negro siempre ha estado ahí. Esta película ya era en blanco y negro antes de escribirse, cuando sólo era una idea. Nunca se han dejado de hacer películas en blanco y negro, los ejemplos son Woody Allen, Scorsesse, Haneke… Quizá lo más llamativo es lo que pasó con The Artist, una película en blanco y negro y muda, o esta última de Pablo (Berger), Blancanieves. Pero incluso ya hay películas mudas, La mujer del guardabarreras, y hasta Mel Brooks firmó una con Silent Movie. Eso siempre ha estado ahí y de vez en cuando los directores eligen esa paleta de color.
Esta película es a la vez una película francesa, española, del pirineo… no lo se. Es cierto que yo toda mi vida he sido muy afrancesado. Cuando era niño y vivía en un país donde todo estaba prohibido para mi Francia, aprendí francés primero que ningún otro idioma, era el país al que yo pude acercarme y aprender muchas cosas que aquí no estaban disponibles. Yo le debo muchísimo en mi vida y también en mi cultura al idioma francés.
¿De donde surgió la colaboración en el guión con Jean-Claude Carriere?
Sí, le conté la historia que yo tenía y a él le gustó. Fue muy bonito trabajar con él. Trabajamos con mucha paz. Me fui a París y por las mañanas me iba a su casa, charlábamos, escribíamos, comíamos y seguíamos por la tarde. Me decía a mí mismo que ojalá no acabara nunca de escribir el guión. Era muy agradable. Iba contento y salía contento del trabajo. Con él siempre hablábamos de cine, de directores de otras épocas… El empezó con Tati, luego trabajo para Buñuel, pero es que también trabajó para Peter Brook, con Godard, con Milos Forman… una filmografía bastante singular ¿no? Además tiene una sabiduría enciclopédica, tiene libros sobre Mexico, la India o España, tres países de los que es un gran experto, pero también tiene libros sobre vinos, o sobre Einstein. A veces cuando hay una reunión de sabios para solucionar un problema de, por ejemplo, la conservación de bibiliotecas y el futuro de la memoria del mundo en la era digital… bueno, pues van científicos y Jea-Claude Carriere. Además es una persona sencilla y afable, en ningún momento te sientes como si estuvieras sentado ahí con la enciclopedia británica o con el premio Nobel de turno.
Es inevitable ver su película y no acordarse de Renoir…
Acordarse de Renoir siempre es bueno, lo malo sería olvidarse… (risas).
Claro pero además está la influencia del padre, del otro Renoir…
Como no. Yo no he usado cuadros de referencia para esta película a nivel de colores o de luces pero sí de referencia vital. En la escena en la que él está pintando a Aida entre los helechos, en mi cabeza estaba Desnudo al sol de Renoir, que es una mujer con las manchas de luz y de sombras. Desde pequeño lo encuentro un cuadro precioso. Renoir ha marcado mi vida como persona, no solo como director. De él me encanta leer sus novelas, sus escritos y la biografía de su padre, escrita también por él, que es un libro de una belleza increíble, uno de los libros que empecé a leer antes de rodar esta película.
¿Pensaste desde el principio que Aida sería la modelo y Rochefort el artista?
Sabía que eran los ideales y escribí pensando en ellos, pero la química que han tenido no me la podía ni imaginar. Era difícil que una chica tan joven como Aida y Rocherfort, de otra cultura diferente, fueran a pasárselo tan bien juntos. Tuvieron una amistad muy bonita… Y realmente eso da igual, lo importante es la película acabada, que se lleven bien o no eso al público no le importa. Sin embargo, creo que esa química ha ayudado a la película. Hemos estado muy agusto trabajando.
¿Y cómo fue el placer de dirigir a Claudia Cardinale a Rochefort, Aida o Chus Lampreave, figuras que representan el cine europeo?
Es verdad que cada uno son de un planeta diferente, y sin embargo los veo juntos en la historia y me parece muy bonito. Cuando estábamos rodando la escena en la que Chus Lampreave y Claudia Cardinale andan por la calle las miraba y pensaba: «nunca habría imaginado a Chus y a Cardinale caminando por ahí juntas», le decía el equipo: «¿habeís visto eso?» (risas), me pareció una cosa mítica.
Uno de los temas de la película es el sexo…
¿Tú crees que es uno de los temas de la película?
Sí, a lo mejor no lo has buscado tú pero como espectador creo que hay una referencia constante a la cuestión física.
Sí, sí, eso sí. Pero es una película en la que yo pienso que no hay una intención erótica. Se busca que el desnudo tenga una relación natural con el cuerpo, aunque es verdad que a la hora de retratarlo tienes que dar con una solución estética de algún tipo. desde que ella se desnuda el artista la mira de manera muy profesional. De todas formas, trabajar con el desnudo siempre es muy comprometido. Yo estaba muy preocupado por ello desde el principio, porque encuentro que casi nunca se hace bien, siempre se peca o por el lado de la vulgaridad o por el lado de un esteticismo de anuncio.
Aida de todas formas nos hizo muy fácil el trabajo. Nunca le estaré suficientemente agradecido. Ya por su cuenta ella se fue a Francia a aprender francés sin decirme nada. Sin que yo la hubiera dicho «vas a hacer tú esta película», sólo porque yo me había interesado sobre si ella hablaba francés. Pues desapareció, se fue allí y aprendió el idioma. A los meses me llamó hablándome en francés. Me pareció una genia. Ha dado mucho a la película, ha sido muy generosa. Esta película es un monumento a ella.
¿Cuánto tiempo llevabas pensando en esta idea?
Muchísimo, pero siempre pensaba que era muy joven.
¿Y en qué momento te decidiste?
La gente de mi alrededor me lo fue diciendo. Es bonito que una película crezca en tu interior, que nada esté forzado. Cuando yo me compro la agenda a finales de año lo que hago no es pasar los cumpleaños de mi familia sino las películas que sueño con hacer. A veces tacho alguna porque ya la he hecho o quito alguna porque me parece una tontería. Hay peliculas que a veces pasas años con ellas.
¿Y la secuela de La niña de tus ojos hace muchos años que la tienes pasando de agenda en agenda?
Bueno yo nunca pensé en hacer una secuela de eso, pero de repente me dio por pensar en los personajes y en lo que les ocurría tras la historia. Se impuso a mí y un día tienes un montón de cosas de esta película que tu no has decidido hacer. De alguna forma a veces eres poseído por las historias. Un día me levanté y había soñado un gag cojonudo de esta película y ya empecé a acotar las cosas que había escrito con el paso de los años y joder, tenía mucho material. Me encanta cuando el proceso de creación cobra vida de esta forma.
Se lo dije a Penélope y le encantó de hecho me dijo que quería estar en la producción de la película. Le dije: «Bueno tía, tu verás…» (Risas)
Nada, nada, no hay excusas, tu pásatelo bien. Por cierto, no te he visto en la macro foto con Chus Lampreave, así me gusta tu trabaja duro, jejjejejejeje Anda cuídate y tómate un Gin a mi salud con María y Pablo
Estoy con Trueba: el cine en blanco y negro no debería ser noticia.
Especialmente, cuando, más allá del formato, hay tanto cine que jamás debería ser noticia… La publicidad y los contables han acabado con el cine, con los guionistas y, de paso, con el público, en blanco y negro o en color, tanto da.
Además es que es un recurso bellísimo. Que se siga utilizando es un regalo.