Mar. Mar 19th, 2024
Jean-Luc Godard visto por Michel Hazanavicius

Michel Hazanavicius y Noah Baumbach toman las riendas de esta jornada con sus esperados nuevos trabajos, que no han defraudado, todo sea dicho.

En Cannes, las medidas de seguridad de este año son aún mayores que en años anteriores (se han instalado arcos de seguridad, como los de los aeropuertos). Aun así, se nota cierto nerviosismo, desconfianza incluso, en el personal que vigila las entradas a los pases. Ayer por la tarde, tras hora y media de cola para entrar en el pase de “Le redoutable”, nos preparábamos para que comenzara el acceso (por riguroso orden de castas). Pero nadie entraba en la Sala Debussy. Y, lo que resultaba más extraño, el personal del Festival, normalmente repartido por la sala y por los puntos de acceso, se iba concentrando en la escalinata. Después empezaron los gestos indicándonos que nos fuéramos de allí. Empezaron a correr rumores/noticias de lo que sucedía. En el interior alguien se había dejado una mochila y se estaba desalojando el Palais (la Debussy forma parte de ese enorme complejo que es el Palacio del Festival). Desconcierto… Pero no nos alejábamos mucho de nuestros puestos. Por lo visto, hay más miedo a perder turno en las colas de acceso que a lo que pudiera haber dentro de la mochila. Cuando comenzaron a gritarnos para que nos fuéramos del área, la gente reaccionó. Quince minutos después, twitter mediante, nos enterábamos de que se retomaba el pase. Un susto. Un despiste. Una anécdota. Pero cierta sensación de mal cuerpo sí se nos quedó.

“Le redoutable”: desmitificando a Godard en clave de humor

Menos mal que, tras la el afer de la mochila, nos tocaba una cinta que, seamos sinceros, pensábamos que iba a proporcionarnos unas risas. El lado más despiadado de la crítica cinematográfica en evidencia. Y si, reímos. Pero, al menos en mi caso, reí con la película (no de la película). Porque Hazanavicius no juega al drama del genio incomprendido, sino al del genio (por designación propia y clamor popular) incapaz de entender. La película cubre el periodo que hubo desde el rodaje de “La chinoise”, protagonizada por Anne Wiazemsky, con quien el director mantenía una relación sentimental,  hasta el final de dicha relación. Son años de revolución, años de inconformismo social y cultural. Una época en la que Godard, ya considerado un maestro, se mueve entre estudiantes intentando plantear su punto de vista, al tiempo que mantiene una relación de amor/odio con la industria de su país. Un tiempo en el que Godard estaba ya harto de ser Godard.

 Louis Garrel y Stacy Martin se ponen  a las ordenes de  Hazanavicius

La cinta no se acerca a su figura como si de un elemento sagrado de la historia del cine se tratara, se acerca al hombre y a sus paradojas. Bajo la irónica aproximación de Hazanavicius a la figura del director parisino, se esconde un hombre horrorizado por los pocos avances que ve en la sociedad. Un hombre que cree tener cierta superioridad moral sobre quienes le rodean y se asombra de que sus ideas no sean aceptadas de forma inmediata. Alguien incómodo dentro su propia piel, que huye del mito y que, de una manera improbable, ama al cine. Con algún chascarrillo inteligente (las pullas al Festival de Cannes fueron muy aplaudida en la sala) y situaciones incómodamente cómicas, la película avanza a buen ritmo. Porque, en realidad, Hazanavicius se toma muy en serio a su protagonista, pero plantea “Le redoutable” como un drama en el que la incomprensión de genera a su alrededor el protagonista se retroalimenta, dando pie a ciertos momentos burlescos muy bien insertados en la trama. El director, que ha escrito el guion adaptando la autobiografía de Anne Wiazemsky, ha logrado que su película sea un canto al inconformismo.

“Le redoutable” es una cinta que, como no podía ser otra forma, adopta formalismos y recursos vistos en películas de la nouvelle vague. Hay una escena en un restaurante, con cuatro comensales, en la que casi esperamos que tres de ellos se levanten y comiencen a bailar. Hubiera resultado excesivo, por supuesto. Por ello el director cuida hasta qué punto se puede jugar con la referencia sin abusar de ella. Algo parecido sucede con la interpretación de Louis Garrel. Huye de la veneración extrema por Godard, escapando de un intento de mimetismo total con él. Era el peligro que, a priori, tenía su papel, el querer forzar tanto el parecido que se acabara realizando una caricatura. Garrel se defiende de una manera más que correcta. De hecho, en una película con momentos de una repensada exageración, Garrel se muestra comedido. Bien Stacy Martin que, en la piel de Wiazemsky, hace las veces de espejo en que el espectador se ve reflejado ante cada una de las salidas de tono de Godard.

“Le redoutable” es entretenida y presenta una cuidada producción. No sabemos si su entrada en la Sección Oficial se debe más al personaje que retrata, o a sus méritos cinematográficos, pero es indudable que la cinta funciona. Al final, aplausos.

“The Meyerowitz Stories”: la depuración del estilo de Baumbach

En su día, afirmé que quería vivir en una película de Noah Baumbach (http://www.lallaveazul.es/?p=353).Con sus personajes a ratos repelentes, a ratos queribles. Con esos diálogos en los que, si no se dice la última palabra, te quedas con las ganas de estampar un libro en la cara de tu interlocutor. “The Meyerowitz Stories” no es una excepción. Una película que, a pesar de no resultar original, es una depuración del cine del director neoyorquino. Sigue explorando la vida familiar, en la que le gusta instalar a algún personaje dotado de una sensibilidad artística. Continúa con el análisis del ego como elemento definitorio, incluso más que el talento o las aptitudes innatas de cada personaje.

Dustin Hoffman, Candice Bergen, Adam Sandler y Ben Stiller en lo nuevo de Noah Baumbach

Es difícil explicar que no hay (casi) nada nuevo bajo el Sol y que, sin embargo, no tenemos la sensación de ya sabernos la historia. Posiblemente, la explicación se encuentre en los personajes tan bien escritos que perfila Baumbach. Seres con aciertos y miserias con los que en algún momento se puede empatizar.  Otra explicación la encontramos en cómo, tras esa intención cómica, el director sabe plantear dramas cotidianos, que lastran a aquellos que los padecen. Los Meyerowitz lidian con la desestructuración familiar, con cierta relajación de las obligaciones parentales, como cada uno sabe y/o puede. O, simplemente, recurriendo a esa forma tan humana que es ignorar al elefante rosa que se ha instalado en el salón de casa y del que ninguno de los protagonistas se atreve a hablar.

Un motivo fundamental en el buen resultado final de la película, lo encontramos en el reparto. Adam Sandler y Ben Stiller aciertan de lleno con sus interpretaciones, mostrando la fragilidad de esos hermanastros enfrentados. Muy bien también Dustin Hoffman y Emma Thompson. Quizás se echa en falta más tiempo en pantalla de Elizabeth Marvel y de Grace Van Patten. Sobre todo de la primera, quien en una determinada escena desmonta el comportamiento “hombre de las cavernas” de sus hermanos con solo una frase.

Baumbach quiere a sus personajes, y los Meyerowitz no son una excepción. El merito esta en lograr que el espectador también les quiera. Misión cumplida.

Cerramos el aplausómetro situando ambas películas en el grupo de cabeza. Curiosamente, “Le redoutable” es de las pocas cintas en las que se ha aplaudido durante la proyección.

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