Mar. Mar 19th, 2024

¿Quién no ha disfrutado de «Los juncos salvajes» o «Cuando tienes 17 años«? El reputado cineasta André Téchiné ha sido homenajeado en Cannes 2017.

Jornada festiva la de ayer. Horarios despejados para homenajear al director francés André Téchiné (74 años). El director, con veintiocho largometrajes a sus espaldas, estrenaba su última película “Nos années folles” en un único pase, como parte de los eventos conmemorativos del certamen. Con una Sala Debussy en la que no había un asiento vacío, el Festival congregó para la ocasión a actores y actrices que han trabajado con Téchiné. Al revisar su filmografía, los repartos que ha ido reuniendo son impresionantes. Si lo son por separado, ver sentadas en la misma fila a Catherine Denueve, Juliette Binoche, Isabelle Huppert, Sandrine Kiberlain y Emmanuel Beart corta la respiración del cinéfilo menos sentimental.

Tras la presentación del homenajeado por parte de Thierry Frémaux se proyectó un sencillo pero emotivo video que repasaba la filmografía del director. La ovación con la que fue recibido no hizo más que intensificarse cuando el director subió al escenario. Visiblemente emocionado, Téchiné hizo amago de pedir silencio, pero el público aun tardo varios minutos más en dejar de aplaudir. Sus primeras palabras, además de agradecer al Festival el evento que tenía lugar en su honor, fueron dedicadas a Denueve. De ella comentó  lo fácil que le había puesto las cosas en las siete ocasiones en las que, de momento, han trabajado juntos. La actriz, que ya había sido ovacionada al ser presentada al principio del acto, volvió a ponerse en pie una vez más. Hay verdadera devoción por ella. Isabelle Huppert no se quedó atrás. Tras las palabras de Téchiné, subieron al escenario Pierre Deladonchamps y Céline Sallette, protagonista de “Nos années folles”.

Este tipo de eventos son “ruido”, tal y como comentábamos en la previa del Festival. Pero es difícil no verse arrastrado por la emoción que un acto como este conlleva.

“Nos années folles (Golden years)”: una es más auténtica, mientras más se parece a lo que soñó de sí misma

Estas palabras de La Agrado, el personaje interpretado por Antonia San Juan en “Todo sobre mi madre”, resumen la concepción y desarrollo de la última película de André Téchiné. La historia, situada en la Primera Guerra Mundial, de este desertor francés superado por la angustia del conflicto y el hecho de estar separado de su esposa, es el relato de la búsqueda de la identidad propia, de revisar quienes somos y cuantos difiere esto de quien creíamos ser. El momento en el que la esposa del desertor (Céline Sallette, para que pueda salir de la casa en la que vive escondido, le propone que se vista de mujer tiene un efecto pivotante. Tras la reacción contraria inicial, Paul (Pierre Deladonchamps) se dejara convencer y progresivamente ira abrazando esa nueva identidad, Suzanne, que tiene un efecto liberador. No ya del cautiverio autoimpuesto, sino también de su propia identidad masculina.

Se ha homenajeado al realizador André Téchiné con la proyeccion de su nuevo trabajo en Cannes

La película sigue la relación de la pareja que forman el soldado Grappe y Louise Landy: desde la angustia de la separación por el conflicto armado, a su metamorfosis en un conflicto familiar. Louise acepta a Suzanne como algo temporal, mientras Paul es consciente de que no hay vuelta atrás en el cambio que está experimentado. A través de Suzanne, Paul redescubre caminos que creía transitados. Es indudable que ambos personajes se quieren, pero no logan adaptarse a la nueva situación. La cámara de Téchiné se acerca a ellos de una forma casi intrusiva. Durante todo el metraje, el realizador insiste en acercarnos a sus personajes, enfatizando cada cambio que experimente Paul/Suzanne. Los tonos muy vivos y de estética de cabaret acompañan a Suzanne. Y también a Louise durante la primera parte de la película. Más sombríos son las escenas de Paul, así como las de Louise cuando la relación con Paul se va tornando en algo más oscuro. Téchiné muestra así los distintos estados emocionales de sus personajes.

Con un montaje ágil, la película avanza hacia un final inevitable y muy bien resuelto. Alegre, atrevida y también oscura, “Nos années folles” es otro ejemplo del buen hacer del director. Quizás sin el brío o el acabado de películas anteriores. Quizás sin presentar algo nuevo. Pero en ningún caso se puede tomar como una película de despedida. Los homenajes están bien recibirlos cuando uno puede disfrutarlo con los demás. Y sí, recibió un ovación al finalizar la película, no podía ser de otro forma.

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