Nuri Bilge Ceylan regresa a Cannes tras hacerse con la Palma de Oro en 2014 (“Winter Sleep”). Lo hace presentando la película más larga de esta edición (188 minutos) y que, como ya sucedió con Lynn Ramsay el año pasado, aún no está totalmente acabada. Y no importa, porque la película tal y como la hemos visto ha causado muy buena impresión. Yann Gonzalez sí ha presentado su película acabada, y es uno de los títulos que divide a la crítica.
Entre una y otra proyección, ha tenido lugar el encuentro con Gary Oldman. El actor, que ha ganado todos los premios de interpretación más importantes por interpretar a Churchill ha dado una charla de hora y media, en la que ha repasado su carrera, ha contado anécdotas (ha llamado “that clever bastard” a Christopher Nolan) e incluso ha hecho mención, superficialmente eso sí, a sus problemas con el alcohol y las drogas. Un gustazo que mitiga un poco el cansancio acumulado de estos días.
“The wild pear tree”: una preciosa obra llena de humanismo y belleza
Cuando no han pasado más de veinte minutos de la nueva película de Nuri Bilge Ceylan, ya tenemos todos los componentes del cine del realizador turco en pantalla. Esos que logran que su estilo resulte inconfundible: virtuosismo en el manejo de la cámara, personajes que entablan largas conversaciones, exteriores luminosos que contrastan con el interior de un hogar que resulta más lúgubre. Todo está ahí, pero gracias a un guion que combina momentos tremendamente irónicos con otros mucho más dramáticos, logra que más que reiterativo nos resulte reconocible.
“The wild pear tree” cuenta la historia de un joven recién salido de la universidad, Sinan, que retorna a su aldea natal. Un lugar que en su recuerdo era más hermosa que la realidad a la que vuelve, que le resulta tremendamente irritante. Tal y como va avanzando la película, nos damos cuenta que, en realidad, esa irritación es la proyección de una ira mucho más íntima y profunda. Con su familia, con sus antiguos amigos y consigo mismo. Un joven con ambiciones a medio definir, que se cree mejor que todos pero no logra plasmar eso en hechos que justifiquen tal creencia. El actor que da vida a Sinan, Aydın Doğu Demirkol, concreta en cada momento esa imagen de superioridad que intenta proyectar el personaje y con la que trata de ocultar todo lo que le resulta vergonzoso. Destaca sobre todo en las conversaciones con otros personajes (la que mantiene con un reconocido escritor local es sublime), en las que su gesto explica tanto o más que sus palabras lo que está sintiendo en cada momento.
Tal y como sucede en todas las películas que más nos han gustado en esta edición, el apartado visual es igualmente impecable. Los cambios de velocidad en la aproximación de la cámara a los personajes o las variaciones de foco dentro de una misma escena son algunos de los elementos que más llaman la atención. Y no por resultar evidentes, ya que no se trata de una reacción ostentosa. Otro punto que llama la atención es el como la fotografía de Gökhan Tiryaki logra mostrarnos localizaciones en decadencia o pobres. Logra que seamos conscientes del entorno en el que se mueve el protagonista sin embellecerlo, pero tampoco recalcando las carencias que soporta.
Con todo ello, tras 188 minutos, se cierra una película en la que palabra resulta fundamental. Tanto como la imagen. Del equilibrio que logra con ambas Nuri Bilge Ceylan, resulta otra obra notable.
“Un couteau dans le coeur”: el thriller porno y gay de Yann Gonzalez
En la nueva película de Yann Gonzalez, “Un couteau dans le coeur”, Vanessa Paradis, da vida a Anna, una directora de cine porno gay. Tras el asesinato de varios de sus actores. Anna, producirá (y protagonizará) ‘Homocidal’, un film en el que pretende mostrar los sucesos que están ocurriendo. Como experiencia meta-cinematográfica, la película se mueve con soltura en el giallo, y aunque la idea tiene fuerza suficiente como para resultar en una película provocadora sin caer en lo chabacano, algo que logra, en algunos momentos se ahoga en las referencias.
La interpretación de Paradis resulta un tanto cargante, con cierta exageración en la forma en la que presenta al personaje. Los actores jóvenes, por su parte, están bien, pero son interpretaciones que presentan un lado estático. Puede resultar que todo se deba a exigencias del guion. En cualquier caso, la película apuesta tanto por la provocación en lo visual, que descuida el texto. Y para una película en la que la carnalidad es tan importante, el guion flojea. Todo ello redunda en el regular resultado.
A falta de dos películas, nadie mueve a Lee Chang-dong y a Hirokazu Koreeda de lo más alto:
- “Shoplifters” / “Burning”
- “Ash is the purest White” / “Cold war”
- “The wild pear tree”
- “Leto”
- “Three faces”
- “BlacKkKlansman”
- “Under the Silver Lake”
- “Asako I & II”
- “Dogman”
- “Plaire, aimer et courir vite”
- “Todos lo saben”
- “En guerre”
- “Yomeddine”
- “Un couteau dans le coeur”
- “Les fillies du Soleil”/ “Capernaum”
- “Le livre d’image”