Ha tardado, pero ha llegado: la película europea que trata alguna injusticia social y que se incluye, sí o sí, en las últimas ediciones del Festival. Y luego hablarán de cuotas. En esta ocasión, los elegidos han sido, de nuevo, Stéphane Brizé y Vincent Lindon, que aparece vivir en una versión extendida y prolongada de “Los lunes al Sol (de Cannes)”. También hemos visto, sin manual de instrucciones, “Under the Silver Lake”.
Vincent Lindon es uno de los fijos de la Sección Oficial en los últimos años. Ganador del premio al Mejor Actor en la edición de 2015 (por “La ley del mercado”), vuelve a por todas en todas en esta edición. Y a por todos. Porque el cariño que ha recibido durante estos días en Cannes ha tenido muy pocos rivales.
“En guerre”: la denuncia social de Stéphane Brizé
Algo que se criticó a la ganadora de la Palma de Oro de 2016 (“Yo, Daniel Blake”, de Ken Loach) era su completa entrega a lo que podríamos denominar one man war. No hay ninguna mención a algún tipo de acción por parte de un sindicato, ni siquiera un amago de buscar algún tipo de ayuda en ese ámbito por parte del protagonista. En “En guerre”, Brizé ha tomado el camino contrario para exponer la lucha sindical ante el cierre de una planta automovilística. Lo hace desde dentro: las tensiones internas entre los sindicalistas, las negociaciones con la empresa, la intervención de los políticos, etc. Poco más tiene cabida. De hecho, las referencias que se hacen fuera de ello a la vida personal de Eric Laurent (el personaje de Lindon), tiene una intención manipuladora bastante evidente que será confirmada al final de la cinta.
La película alterna escenas en las que vemos la acción desde el punto de vista periodístico, desde los telediarios, con aquellas que nos muestran directamente a los personajes. Algo que beneficia al ritmo de la película y que ayuda a relajar la tensión que provocan las disputas permanentes. De hecho, hay escenas en las que las reuniones se van caldeando y la cámara persigue a quien alce más la voz en esos momentos, en un intento de transmitir la pelea y la angustia que acaba agotando al espectador.
Vincent Lindon es el protagonista absoluto de la película y lo cierto es que ofrece una interpretación convincente en todas las facetas del personaje. Sin ser un actor que destaque por su versatilidad, parece tener una habilidad innata para adaptarse a los personajes de tal manera que aporta detalles a su interpretación que la hacen muy creíble. En “En guerre” llama la atención su trabajo en las escenas en las que aparece en segundo plano, por la intereacción que tiene con el resto del reparto.
“En guerre” podría ser una película correcta, de esas que convencen a parte del público y no molestan los no entusiasmados y a la que, desde el punto de vista crítico, se le perdonaría la falta de ambición en su planteamiento artístico. Podría serlo si cuando la película ya está acabada no se incluyera un epílogo que resulta totalmente innecesario. Un punto final que no aporta nada a lo ya planteado y que diluye las buenas sensaciones que hubiera podio dejar las películas.
“Under the Silver Lake”: David Robert Mitchell y su pesadilla neo-noir
Que “Under the Silver Lake” y “The house that Jack built” se hayan proyectado en jornadas consecutivas debe ser fruto de alguna mente perversa. Si la edición del año pasado se destacó por la presencia de lo que se viene denominando “Cine de la crueldad”, en esta ocasión se había apostado por otras vertientes. Hasta que, primero Lars von Trier y después David Robert Mitchell, han decidido enfrentarnos a sus pesadillas.
“Under the Silver Lake” se mueve por dos niveles que se intercambian y en algunas ocasiones se mezclan: el thriller y una versión onírica de la realidad. Por ambos deambula Andrew Garfield, un tipo obsesionado y desordenado, al que la desaparición de su vecina (interpretada por Riley Keough, quien también pudimos ver en “The house that Jack built”), le empuja a un mundo paranoico en el que se cruza con todo tipo de personajes que podríamos denominar lynchianos. Asesinatos, conspiraciones, animales maltratados, todo tiene cabida en el exceso creado por el realizador.
La película no juega con el espectador, sino que le invita a entrar en el juego, a compartir la experiencia de Andrew Garfield, cuyo personaje no entiende qué está pasando. El espectador no tiene más información que él y eso le da la libertad que necesita la película para crear una de las propuestas audiovisuales más interesantes que se han visto en este Festival. Para ello cuenta con el buen trabajo realizado por Mike Gioulakis, como director de fotografía y por una potente selección de temas musicales.
La referencia actual más repetida al hablar de esta película puede que sea el cine de David Lynch. Pero en “Under the Silver Lake” también se notan influencias de Hitchcock. Y, sobre todo, se nota el pulso cinematográfico de un director que se confirma como una de las voces más importantes del panorama actual. Una película que desconcierta, pero no engaña
Y como podéis ver, los doce puntos siguen siendo para Koreeda:
- “Shoplifters”
- “Ash is the purest White” / “Cold war”
- “Leto”
- “Three faces”
- “BlacKkKlansman”
- “Under the Silver Lake”
- “Asako I & II”
- “Plaire, aimer et courir vite”
- “Todos lo saben”
- “En guerre”
- “Yomeddine” / “Les fillies du Soleil”
- “Le livre d’image”