Último texto dedicado al Festival de Cannes 2019. En él además de una película de la sección Cannes Classics, repasaremos las vistas en las dos secciones independientes (Semana de la Crítica y Quincena de los Realizadores).
“Hakujaden (Legend of the White Snake)” (Taiji Yabushita)
Cannes Classics.
Película de 1958, de la que se presentó una versión remasterizada. Considerada el primer anime en color de la historia, cuenta la historia de amor maldito entre dos jóvenes. Esta basada en una antigua leyenda china.
Es cierto que la animación japonesa ha evolucionado mucho desde 1958 pero, más allá de consideraciones historiográficas, la belleza, tan básica como rotunda, de esta animación, la convierten en un visionado casi obligatorio. Y muy disfrutable.
“Ceniza negra” (Sofía Quirós)
Semana de la Crítica.
Selva, una adolescente que vive con su abuelo en un pueblo costero del Caribe, está pasando de niña a adulta entre sombras misteriosas, animales que solo existen en la cabeza de su abuelo.
Sofía Quirós construye en “Ceniza negra” una historia de fronteras: la que separa a Selva, su protagonista, de la vida adulta; la que separa a su abuelo de la muerte; y la que separa a los vivos de los muertos. Moviéndose a través de ellas, la película avanza de lo costumbrista a historia de fantasmas, y lo hace con transiciones nada forzadas, que ayudan a mantener la tensión narrativa. Una dirección acertada y unas buenas interpretaciones redondean el resultado final.
“Le daim” (Quentin Dupieux)
Quincena de los realizadores.
Cuenta la historia de la obsesión de un hombre… por una chaqueta. Hecha con piel de ciervo. Y todo lo que es capaz de hacer por ella.
Comedia, obviamente, pero de las negras. Negrísima. Como si el Lars von Trier de “La casa de Jack” hubiera descartado esta subtrama para su película. Dupieux se aleja de convencionalismos, pero en parte está atrapado por lo absurdo de la premisa de la que parte. Sin embargo, lo convincente que resulta Jean Dujardin salva la película de la reiteración y le da consistencia cuando el guion flojea.
“Zombi Child” (Bertrand Bonello)
Quincena de los realizadores.
La vuelta a la vida (o a la no-muerte) de un joven haitiano y su historia familiar, contada por su nieta muchos años después.
Bonello construye un relato sobre dos tipos de zombis, la de los muertos que vuelven a la vida y la de los vivos que parecen no estarlo. Dos relatos en dos líneas temporales diferentes que funcionan muy bien independientemente, pero que presenta algún que otro problema para encajar las piezas. Bonello, eso sí, vuelve a plantear un trabajo de cámara portentoso.
“First Love” (Takashi Miike)
Un boxeador en horas bajas, una prostituta adicta a las drogas, un yakuza, un policía corrupto y una asesina enviada por las tríadas chinas… personajes habituales en el universo Miike.
Miike logra que, lo que podría verse como un recopilatorio de grandes éxitos de su filmografía, funcione como una película fresca, entretenida y con las dosis de desenfreno y sangre que podríamos esperar. Gracias a una estructura sólida y, paradójicamente, seria, todos los devaneos con lo exagerado y la locura funciona perfectamente.
Y ahora sí… ¡Larga vida a Cannes 2019!