Mar. Mar 19th, 2024

Entradas, sistema on line, lo nuevo del realizador Nadav Lapid. Estos son los temas que han capitalizado la segunda jornada del certamen galo.

Hablemos de Festival y hablemos de entradas. De ese sistema online, cómodo y atractivo, pero que no soporta que a las 7 de la mañana, momento en el que se refresca el sistema y se añaden las entradas de dentro de 48h, nos conectemos un alto porcentaje de acreditados para reservar nuestras invitaciones. En ese momento, cae el servidor y nos deja sin margen para solicitar las nuestras antes de la primera película de la mañana. Habitualmente es a las 8:30. Que no haya cola virtual, como en Venecia, por ejemplo, ralentiza el sistema para los que pueden acceder y frustra a los que no.

Pero volvamos al cine: Y tenemos que hablar de Lapid. Un cine acelerado, gritón y provocador. Un cine hijo de nuestros días. En los que los datos molestan o son estrujados hasta que pierden su sentido original. Época de cancelaciones, de reabrir debates para rebobinar en lugar de avanzar.

«Ahed’s knee»: el censor y el realizador de cine

En el año 2019, el Oso de Oro del Festival de Berlín fue para “Sinónimos”,  la anterior película de Nadav Lapid. Al contrario que otros realizadores, con esa cinta Lapid rompía con propuestas anteriores, más convencionales, y arriesgaba radicalizando su propuesta. En esta ocasión, como si no hubiera marcha atrás para Lapid, regresa con un relato aún más provocador. Porque esta vez Lapid ha decidido dejarse de sutilezas y ataca frontalmente el tratamiento de arte por parte del gobierno israelí. Y su censura. Y a través de ellos nos hace repaso de geográfico, político y social de su país.

Ahed’s knee” acepta desde el principio que, para arriesgarlo todo en el desarrollo del relato, se requiere un uso no convencional de la imagen y del sonido. Y también desde el inicio deja claro que no es una película que pretenda gustar al espectador. Le hará pensar, horrorizarse y sentir hasta cierta animadversión, pero no cederá al juego de seducción que normalmente nos plantean las películas. Entre otras cosas, porque la película no quiere seducirnos. No está pensada para “gustar”. Quiere provocar. El qué dependerá de casa provocado.

74 edición del Festival de Cannes- Lo nuevo de Navad Lapid titulado «Ahed’s knee»

Su planteamiento audiovisual noquea desde el principio: cámara en mano, imágenes rodadas con teléfonos móviles, y con movimientos bruscos de cámaras. En muchos momentos, el contraplano (montaje) es sustituido por un giro casi violento de la cámara. Sumemos a esto la permanente necesidad de los personajes de hablar, de buscar la confrontación y de gritar. El resultado es esta cinta áspera y poco amable, que no hará cambiar de opinión a quienes no les gustó “Sinónimos”.

Es su forma de plasmar la violencia, en todas sus acepciones, de la censura en el arte y el uso propagandístico que hacen del mismo los estamentos políticos. Un tipo de violencia sistémico que en la película se sustituye por saturación: pasan muchas cosas, muy rápido y la cámara las persigue todas. La cinta nos reta a seguir su discurso. Pero al mismo tiempo, existe un fondo personal y autobiográfico: la relación del director protagonista del filmes con su madre y co-guionista, enferma en fase terminal, es un reflejo de la relación de Lapid con su progenitora y también co-guionista, Era Lapid, ya fallecida. Esos momentos en los que el protagonista se comunica con su madre son en los que la película parece aliviar tanta presión. Detrás del beligerante hay una persona, parece querernos decir Lapid.

Con todo lo dicho, toca posicionarse. Y, a pesar de los gritos y la agitación continua, la película no deja de ser un reflejo de la sociedad actual. La israelí, la mallorquina o la de Arkansas. Grito, ruido. Mensajes que aturden antes de comunicar. No es lo que nos gusta, pero es lo que nos rodea. La película, en cierto sentido, nos dice lo mismo: prefiere el diálogo sosegado con la madre que el exabrupto constante con el gobernante y el censor. Pero si este no nos escucha, tendremos que hablar más fuerte. Lapid apuesta por ello. Y nosotros por su película.

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