¿Cómo os habéis quedado? Todo sea por desviar la atención de una jornada para olvidar en La Croisette. Por lo demás, parece que las pruebas de estrés de las vacunas anticovid funcionan. Porque las distancias, se respetan de aquella manera. Y las mascarillas no se respetan como debieran (en ese sentido, recordamos con cierta añoranza la última edición del Zinemaldia).
¿Qué en que momento empezamos a hablar de cine? No tengáis mucha prisa, que vienen curvas. Antes de leer estas líneas he leído un tuit en que se decía con ironía que parecía que este año solo se proyectaban obras maestras. No es así, por supuesto. Sí es cierto que al haber una oferta tan variada es fácil que cada uno de nosotros conecte con alguna película. No sería el caso de “Flag Day” ni de “La fracture”.
‘Flag Day’: Sean Penn, cruza la pasarela.
Año 2016: Sean Penn presenta “Diré tu nombre” tras su ruptura sentimental con la protagonista, Charlize Theron, cuyas frías miradas bajaron varios grados la temperatura del Sur de Francia. Imagino a Sean Penn aliviado cuando empezó el pase. Ya había pasado lo peor. Pero no así, porque “lo peor” era su película. La prensa, que vio la película antes de la gala, le dio bofetada tras bofetada. La onda expansiva alcanzó a la edición de 2017, en la que se cambiaron los horarios de los pases de prensa, para que fueran más sincronizados con las Galas. Medida que sigue vigente a día de hoy, junto a los embargos.
Año 2021: Sean Penn presenta “Flag Day”, pero ha prescindido de pareja, para darles papeles a sus hijos. Él (Hopper) con un papel que aporta bastante poco a la cinta. Ella (Dylan), es la protagonista. Defiende su papel, pero su interpretación dista mucho de ser memorable. Y aún así, no son las decisiones de casting las más discutibles de la película. Y no lo son porque Penn vuelve a tirar de todo los recursos estilísticos que NO funcionaban en su anterior película. Cámara lenta, primerísimos planos innecesarios, flashbacks mal insertados. Y además un propio Penn pasadísimo en muchos momentos y que en otros parece darle igual su personaje.
Pero aún cuando la película es cuestionable, como lo es su presencia en la sección oficial, cabe preguntarse por qué se insiste en poner la atención de Cannes de nuevo en un director que apenas ha logrado salvar los muebles por comparación con su predecesora. Una lástima. La historia de este graduado en mentir y estafar; especialista en hacerse trampas al solitario, que hubiera podido ser una película entretenida, con algún chascarrillo, se convierte en una cinta demasiado condescendiente consigo misma.
“La fracture”: la estridente comedia de Corsini.
París, día de manifestación de los “chalecos amarillos”. Heridos. Se colapsan las urgencias. Paralelamente, Raf (Valeria Bruni Tedeschi) patina y cae, fracturandose el codo. A Urgencias, claro. Lo que podría haber sido una metáfora de cómo todos somos iguales cuando nos duele algo, se convierte en un encuentro en una sala de urgencias de personajes dispares en una sucesión de momentos pretendidamente chistosos. El problema es que el estudio en clave de humor de las diferencias sociales muere aplastado por los gustos de Bruni Tedeschi y las ocurrencias de un chaleco amarillo.
La necesidad de plasmar el ambiente cardiaco de urgencias convertido en una sucesión de gracietas, ¿qué puede salir mal? Pues cuando se confunde el ritmo frenético de la situación con la estridencia, casi todo. El personaje de Marina Foïs, Julie, intenta ser la que pone algo de calma. Atiende a Raf casi ya como su ex-pareja, pero los intercambios entre ambas también parecen ante el desenfreno de Bruni Tedeschi.
Hay muchas cosas que la película hubiera podido ser, pero se queda en comedia de gritos con algún momento brillante que se pierde entre el ruido que la propia película genera.